Fuente: Rebelión en la Granja

El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha incidido en la necesidad de romper «la brecha de confianza» entre el mundo desarrollado y el mundo en vías de desarrollo para hacer frente al cambio climático, al que «es imposible ganar la guerra» sin incorporar a los jóvenes y a la sociedad civil.

«Los agentes económicos y los sociales son los que van a hacer que ganemos esta guerra» contra el cambio climático, en la que «los gobiernos pueden tener influencia pero al final son las empresas y la sociedad civil las que cuentan», ha afirmado Guterres este viernes en Madrid, durante su participación en el panel de alto nivel «Acción climática para una recuperación verde».

En el encuentro, organizado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, han intervenido, además, la vicepresidenta cuarta y ministra, Teresa Ribera; el gobernador del Banco de EspañaPablo Hernández de Cos; el vicedirector del Instituto de Física de Cantabria y coautor del Sexto Informe del IPCC, José Manuel Gutiérrez, y la directora de Economía de la Agencia EFEEmilia Pérez, quien ha moderado el debate.

Para el secretario general de la ONU, «hay muchos discursos positivos» sobre la necesidad de cambios en el modelo económico que no se corresponden con la práctica.

«Estamos a un paso del abismo y no se puede esperar más» ha alertado Guterres, y ha recordado que los países en vías de desarrollo «no han declarado sus compromisos nacionales determinados» amparándose en que los países desarrollados no han hecho frente a los suyos.

En este sentido, ha confiado en que en la próxima reunión ministerial los dos bloques puedan, conjuntamente con Naciones Unidas, acercar posturas.

Según Guterres, la movilización «de miles de millones de dólares» ha de servir para «una recuperación más inclusiva y sostenible», y ha señalado que los países pobres reclaman el fondo de 100.000 millones de dólares (8.453 millones de euros) que los países en desarrollo se comprometieron a entregar para planes de adaptación y mitigación al cambio climático recogidos en el Acuerdo de París.

En su opinión, «muchos planes de recuperación que existen aún mantienen más dinero para los combustibles fósiles que para las energías renovables y no están haciendo un esfuerzo por combatir la desigualdad o promover una transición efectiva para una economía verde en el cuadro de una sociedad más igualitaria».

Además, ha mostrado su preocupación porque «en materia, sobre todo de cambio climático, las negociaciones no están avanzando mucho», y respecto a la próxima celebración de la COP26 en Glasgow ha apelado a la formación de una «coalición global» para lograr la neutralidad climática en 2050 y que la temperatura no pase de un aumento de 1,5 grados a final de siglo pues, ha advertido, «ya estamos en 1,2 grados».

También se ha mostrado partidario de eliminar los subsidios a los combustibles fósiles «de forma inteligente» y de que los ingresos a los Estados por la descarbonización «sean devueltos a la sociedad», y ha advertido de que en la transición a la economía verde habrá ganadores y perdedores y es necesario compensar las pérdidas con políticas sociales, de formación, de empleo y nuevas políticas de protección social.

«La transformación que generan los efectos del cambio climático es demoledora en el aspecto físico y social», ha señalado por su parte la vicepresidenta cuarta, Teresa Ribera, quien ha recordado en su intervención que «buena parte de nuestra riqueza» está asociada a los «impactos físicos» de la emergencia climática y el Gobierno trata de hacerles frente con planes estructurales que los mitiguen.

Un objetivo que, ha dicho Ribera, hace necesario «transversalizar» el compromiso frente al cambio climático contando para ello con «el empuje» de la sociedad civil frente al reto de descarbonización y sin olvidar «los costes de transición y el impacto regresivo» que pueden tener estas medidas y que pueden revertir en buena parte de la población.

Es importante que los bancos centrales y los organismos reguladores «no desperdicien los recursos y se orienten cuanto antes a facilitar la resolución de los problemas» ambientales, ha aseverado Ribera.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha alertado por su parte de los riesgos que el cambio climático conlleva para la estabilidad financiera, y ha asegurado que los bancos centrales deben actuar obligando al sector financiero a interiorizarlos.

Entre las dos principales funciones del Banco de España, ha dicho, destacan el control de precios y la estabilidad financiera, y sobre éste punto ha opinado que «sería un error» no entender que el organismo «es un gran generador de emisiones, y lo que hace un banco es tomar depósitos y convertirlos en financiación de la economía», de manera que puede acabar financiando empresas «más o menos verdes», expuestas a catástrofes climáticas físicas que pueden generar pérdidas.

«Hay que actuar ya, porque hay puntos de no retorno, y otros que vamos a cruzar, salvo que hagamos los deberes e intensifiquemos lo que algunos gobiernos ya están haciendo, como, afortunadamente, el nuestro», ha señalado el catedrático José Manuel Gutiérrez, partidario de limitar de inmediato las emisiones «porque los efectos del cambio climático no afectan a todo el mundo de forma igual».

A este objetivo ayudará el sexto informe del IPCC sobre el cambio climático que, según ha anunciado, se presentará el próximo agosto, ha sido redactado por 30 coordinadores y más de 200 científicos de todo el mundo tras revisar más de 14.000 artículos y para el que se prepara una versión oficial y una pública, la misma que recibió 50.000 comentarios a los que se ha dado respuesta uno a uno.

El informe es una herramienta que se discute con todos los gobiernos hasta su aprobación y la base científica para que «los políticos actúen» y, según ha dicho Gutiérrez, constata que el cambio climático «es un problema muy gordo del que los humanos somos culpables».

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