
Fuente: eldiestro.es
Estamos dando muchas vueltas en estos tiempos a los asuntos del virus, de la pandemia y del grafeno en las vacunas preguntándonos qué intenciones habrá detrás de todo lo que está sucediendo y cuáles serán las consecuencias. Además, existen muchos temores acerca de si el objetivo final de esa vacunación puede llegar a ser controlar el cerebro de muchos vacunados, recuerden que hay muchas personas que están denunciando en las redes sociales un cambio de comportamiento en amigos y familiares después de la vacunación.
A muchos, todo esto les puede parecer como algo de ciencia ficción y muy poco creíble pero es importante que todos sepamos que esto no sería algo novedoso y que ya se produjo en 1963 de la mano de un neurocientífico español, el profesor José Manuel Rodríguez Delgado.
En el verano de 1963, en Córdoba, se produjo la primera demostración de todo lo que era capaz de hacer un radio transmisor inventado por Delgado. Colocó unos receptores de su radio transmisor en la cabeza de un toro bravo. El toro salió a la plaza a embestir a todo lo que se le pusiera por delante, enfrente le esperaba un hombre vestido de calle le retó muleta en mano con pasmosa tranquilidad. El animal lanzó un terrible bramido y corrió como un energúmeno hacia él. Pero, a punto de embestirle, se detuvo de repente y dio media vuelta de forma insólita.
¿Por qué actuó así el toro? Porque el supuesto torero había pulsado uno de los botones del radio transmisor poco antes de la embestida activando los electrodos que el animal llevaba implantados en el cerebro.
En 1946 se trasladó a Estados Unidos puesto que había obtenido una beca en la Universidad de Yale. Allí asombró a todos sus colegas debido a sus ideas innovadoras sobre las posibilidades del cerebro, empezando a probar su invento en seres humanos. Comenzó a experimentar con enfermos mentales, la mayoría esquizofrénicos y epilépticos. Las conclusiones de sus experimentos fueron tan fascinantes como estremecedoras. Según su testimonio, demostró que los humanos podían ser dirigidos igual que robots con pulsar un botón.
Debido al gran impacto que tuvieron sus investigaciones en los Estados Unidos, el profesor Delgado pasó a colaborar con el ejército estadounidense, aunque aseguró que jamás le encargaron desarrollos militares de ningún tipo, y que siempre desestimó la posibilidad de que con sus implantes cerebrales pudiesen crearse soldados robot capaces de matar como meros autómatas. Pero a pesar de eso, le acusaron de ser el gran apologista del totalitarismo tecnológico en el Congreso norteamericano. Delgado no tuvo más remedio que volver a España tras aceptar una propuesta de investigación del Gobierno en 1974.
¿Qué les parece? ¿A que ya no les suena todo lo que pueda pasar a ciencia ficción? Lo que pueda suceder no sería nada nuevo, imaginen cómo se habrán podido mejor ciertos aparatos como los de Delgado y peor aún, otros que ni siquiera conozcamos.
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