Fuente: Minghui.org

Había una vez un hombre en la antigua China que siempre sentía envidia y no soportaba ver que a otros le pasen cosas buenas. Es así que a él le comenzaron a pasar cosas malas. No obstante, cuando dejó de sentir envidia y comenzó a hacer actos buenos su vida dio un giro.

Jiang Yuan era un funcionario del estado de Song durante la Dinastía Zhou. Tenía diez hijos; uno jorobado, tres inválidos, uno loco, otro discapacitado mental, uno sordo, uno ciego y otro mudo. El ultimo hijo murió en prisión.

Un hombre llamado Zigao le preguntó: “¿Qué haz hecho para merecer esta mala suerte?”.

Jiang creía que él no había hecho un daño mayor en su vida.

“Creo que tan solo todo el tiempo siento envidia. Siento rencor hacia aquellos que tienen un mejor pasar que yo. Me pongo contento cuando me halagan. Sospecho de las personas que hacen buenas acciones y tambaleo cuando escucho maldades. Siento que pierdo cada vez que otros ganan algo. Me regocijo con la desgracia ajena”.

Zigao suspiró.

“¡Tu mente está tan torcida! Esto te costará más, hasta que tu familia esté en las ruinas. Los espíritus elevados pueden ver a la gente tal como son. Si pudieses cambiar la forma en que piensas y ser verdaderamente compasivo, las cosas cambiarán. No es demasiado tarde”, dijo Zigao.

Jiang mantuvo la lección en su mente y dejó de sentirse envidioso. Comenzó a promover a aquellos que eran capaces y talentosos. Al cabo de unos años, sus hijos sanaron.

La envidia proviene de una mente estrecha y del egoísmo. Te hace sentir muy mal y enojado cuando a otros les va mejor que a ti, y eso te hace difamar y lastimar a los demás. Existen consecuencias.

Tomemos a Jiang Yuan como ejemplo. Su envidia puso en riesgo la vida de sus hijos. Cuando logró cambiar su modo de pensar, sus problemas se disiparon y fue recompensado con una familia feliz.

Una persona debe saber como respetar y aceptar a los demás. Así es como uno puede verdaderamente tratar a otros con bondad.

Como dice en el I Ching: “Una familia que hace muchas obras de bien tendrá bendiciones para compartir”.

El cuento es una adaptación de una obra clásica china: De Yu Gu Jiang (Antiguos cuentos de educación moral).

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