Por Oriana Rivas – Panampost.com
El discurso de investidura de Pedro Castillo adelantó lo que podría pasar en Perú en los próximos cinco años. El hecho de que jurara por una nueva Constitución rememora de inmediato las palabras de Hugo Chávez en 1999 cuando tildó de «moribunda» la Carta Magna venezolana. Castillo también hizo referencia «al pueblo», una expresión retórica de los caudillos socialista con la que buscan «visibilizar» a las clases humildes, aunque al final estas sean olvidadas. La gestión del chavismo lo demostró.
Castillo tocó varios temas, muchos ya los venia mencionando antes de las elecciones. Negó futuras expropiaciones y aseguró que atacará la corrupción. Ambas promesas también las hizo el dictador venezolano. Videos de cuando era candidato son la prueba de su supuesto rechazo a las nacionalizaciones, pues aseguraba que por el contrario, iba a «dar facilidades a los capitales privados internacionales» en Venezuela.
Basta con hacer un recuento de las palabras de Castillo y compararlas con las de Hugo Chávez. Similitudes incómodas para la imagen del recién estrenado presidente, y preocupantes para los peruanos. Pasarán los días y el país comprobará si se trata o no del mismo molde: un presidente que promete reivindicaciones sociales, mayor educación y desarrollo económico, pero que termina inclinándose por llenar sus bolsillos y sumir al país en una profunda crisis por la terquedad de imponer sistemas fracasados.
«Es falso que queramos expropiar”
«Se ha tratado de asustar a la población con el cuento de que quería expropiar los ahorros, las casas, los automóviles, las fábricas», declaró Castillo tras ser juramentado y agregó que «es totalmente falso». A su juicio, lo que busca es «orden» en la economía.
«No pretendemos, ni remotamente, estatizar ninguna economía, ni hacer una política de control de cambios», insistió. Sin embargo, el plan de gobierno del partido Perú Libre descrito —como “marxista y leninista”— por Vladimir Cerrón, menciona al «Estado nacionalizador». El documento cita que la estatización es «una medida no descartada frente a no aceptar las nuevas condiciones de negociación».
Chávez tuvo el mismo argumento de Castillo. En 1998 negó la nacionalización de medios de comunicación y aseguró que «no hay intención de nacionalizar absolutamente nada». Afirmaba que su propósito era promover la inversión extranjera. Para el año 2013 se estimaba que Chávez había expropiado casi 1200 empresas. A continuación, sus palabras hace 23 años:
Emancipación de España
Castillo se niega a gobernar desde la casa de Pizarro, sede el Gobierno nacional. Poco importó que el rey Felipe VI de España estuviera allí, entre los invitados a su toma de posesión. El nuevo presidente de Perú instó a «romper con los símbolos coloniales». Acto seguido anunció que cederá el edificio «para que sea usado como un museo».
Hugo Chávez también despotricaba de España. Tanto así que cambió el nombre de «Día de la Raza» a «Día de la resistencia indígena», celebrado cada 12 de octubre por la llegada de navíos españoles a América en 1492. «Yo me niego a referirme a España como la madre patria», declaró en el año 2003. En ese discurso, incluso calificó el descubrimiento del continente por parte de los europeos con «un saqueo, un robo y un genocidio».
La promesa era la misma. No gobernar desde el palacio de Miraflores porque lo iba a ceder para que fuera un universidad. Pero Chávez nunca cumplió. Hasta sus últimos días despachó desde este edificio histórico y actualmente continúa aferrada al palacio la cúpula chavista que usurpa el poder, encabezada por Nicolás Maduro,.
En Venezuela cambiaron los símbolos patrios para retomar los »símbolos originales» de la historia. Era el año 2006 cuando la Asamblea Nacional dominada por el oficialismo aprobó la ley de reforma de la bandera y el escudo nacional. El caballo en el escudo comenzó a mirar hacia la izquierda —un claro simbolismo ideológico— y a la bandera se le sumó la octava estrella en representación de la Guayana Esequiba. De esta manera el chavismo comenzó a cambiar la historia del país a su conveniencia.
Más ministerios
De entrada, la estructura de gobierno peruana va a experimentar cambio ministeriales. Castillo ordenó crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología y cambiar el nombre del Ministerio de Cultura a Ministerio “de las culturas”. Una ínfima modificación que podría catalogarse como innecesaria. Alexandra Ames, directora del Observatorio de Política Públicas, explicó a TV Perú que la ciencia y tecnología es un área transversal dentro de varios ministerios. Sin embargo, dedicarle una cartera aparte puede generar un mayor gasto público, falsas expectativas y, por lo tanto, «mayor frustración al no tener resultados».
Es el mismo manual que viene aplicando la dictadura venezolana, creando un ministerio tras otro. Para el año 2008 Hugo Chávez había nombrado a 140 ministros, según un reporte difundido en aquel entonces por EFE. La nota señalaba que cuando Chávez inició su mandato, Venezuela contaba con 16 ministerios, y comenzó entonces fusionando al menos cuatro carteras a fin de combatir la excesiva burocracia, según dijo. Dos años después empezó a crear nuevos ministerios hasta llegar a 28 para ese momento.
Los ministerios más recientes creados en Venezuela son los de Economía Comunal (2004), Alimentación (2004), Cultura (2005), Participación y Protección Social (2005), Deportes (2006), Telecomunicaciones e Informática (2007), Pueblos Indígenas (2007) y Asuntos de la Mujer (2008). Si bien Castillo apenas ha creado uno y cambiado el nombre a otro, ya muestra sus intenciones de seguir también los pasos de Chávez en esta materia.
«Un país sin corrupción»
Otro argumento calcado del régimen venezolano. En el momento de su juramentación, además de adelantar que redactará una nueva Constitución, Castillo también afirmó que Perú será «un país sin corrupción». Su plan pasa por supuestamente «potenciar la Contraloría General de la República, la Fiscalía de la Nación y al sistema judicial anticorrupción».
«Aquí tenemos una lucha a muerte contra la corrupción. Y hay unos poderes que están funcionando. Nunca antes funcionaron como hoy los poderes venezolanos en plena autonomía», declaró el mandatario venezolano en 2010 durante una entrevista concedida a la BBC.
Pero la afirmación de Hugo Chávez era falsa. La economía venezolana atravesó por una bonanza petrolera que le permitió tener ingresos millonarios. El exministro chavista Rafael Ramírez, ahora disidente, aseguró que durante los 10 años que manejó PDVSA se perdieron unos 700.000 millones de dólares en cuentas privadas fuera del país. ¿Luchará Castillo contra un delito que parece estar intrínseco en regímenes de izquierda?
Más consejos comunales
Las agrupaciones sociales fueron promovidas por Chávez desde 2006. Son autogestionadas por los ciudadanos, pero defienden al régimen y se convirtieron en su ficha clave para someter y controlar al resto de la población. Hasta 2017 se calculaban 45000 consejos comunales en todo el país, según datos oficiales reseñados en otra nota de BBC. Ellos controlan desde las cajas de alimentos CLAP hasta el registro de las personas para ser vacunadas contra el COVID-19.
En Perú existe una estructura similar llamada ronda campesina, dedicados a administrar justicia y a resolver todo tipo de problemas en sus jurisdicciones. Grupos que Castillo pretende extender. «Debemos expandir el sistema de las rondas en Perú, que no es otra cosa que la población organizada. Nos comprometemos a formarlas donde no existen y a incluirlas al sistema de seguridad ciudadana», aseveró.
En resumen, las similitudes entre Pedro Castillo y Hugo Chávez están a la vista. Serán –al menos– cinco años en los que se sabrá si se trata de coincidencias o una copia de la receta que llevó a Venezuela a sufrir la mayor crisis humanitaria del continente, la cual ha generado el éxodo de más de 6 millones de venezolanos.