Por Carlos Esteban – gaceta.es
Si algo está quedando meridianamente claro en estos últimos años de acelerada construcción de un totalitarismo global es que las élites que nos quieren imponer un montón de restricciones sin precedentes no están por la labor de obedecerlas.
Así, igual que la reunión de presidentes autonómicos se celebró con un banquete exclusivamente carnívoro mientras se nos pide que reduzcamos el consumo de carne, que los ecologistas posturitas o nuestro presidente verde, Pedro Sánchez, tiran de avión privado hasta para ir a comprar tabaco mientras se nos censura el uso del coche privado o que apenas queda político ultracovidiano que no haya sido sorprendido saltándose a la torera las medidas draconianas a las que nos obligan, ahora es el expresidente Barack Obama quien, con motivo de su sesenta cumpleaños, ha convocado una fiesta de setecientas personas en su mansión de Martha’s Vineyard. Joe American no puede reunirse con su familia extendida en Acción de Gracias, pero el presidente que fuera adulado por la prensa como un auténtico mesías puede hacer, naturalmente, de su capa un sayo, faltaría más.
El propio lugar de la celebración es un verdadero monumento a la hipocresía de Obama y, en general, de la poca fe que ponen nuestros mandarines en el mismo panorama apocalíptico que nos venden. Obama fue el primer presidente en meter de hoz y coz a su país y, por extensión, al mundo en el terror climático, sus cumbres inútiles y el tocomocho de las renovables. El cambio climático fue uno de sus temas estrella, y ayudó a extender y ahondar en esa doctrina según la cual los polos ya deberían haberse derretido hace años y el nivel del mar anegado islas y ciudades portuarias. Y por eso, suponemos, adquirió en 2019 por doce millones de dólares una exclusiva mansión en la pijísima Martha’s Vineyard en primera línea de playa destinada a desaparecer a poco que el nivel del mar suba mínimamente.
Estamos, recuérdese, en pleno pánico de la Variante Delta, supuestamente mucho más contagiosa que cualquiera de las precedentes y, sobre todo, contra la que apenas protegen las vacunas existentes. De hecho, el millonario australiano Anthony Hess provocó presuntamente el contagio de sesenta persona hace dos semanas con una reunión similar, y hace solo unos días los Centros de Control de Enfermedades (CDC) confirmaban que los eventos sociales celebrados en Massachussetts el pasado fin de semana entre gente doblemente vacunada infectaron a un 75% de sus participantes.
Obama ha invitado a su íntima y modesta celebración de cumpleaños a 475 invitados, incluyendo una espectacular nómina de ‘celebrities’, que serán servidos por un ejército de doscientos sirvientes.