(Minghui.org) Cuando era niño, a menudo escuchaba a los ancianos decir que debíamos mantener siempre los buenos modales, ya sea que estuviéramos de pie, sentados o comiendo, etc. En aquel momento, no entendía muy bien lo que significaba, y pensaba que se refería a verse bien ante los demás.
Cuando crecí, a veces, al regresar del trabajo a casa, me dejaba caer directamente en el sillón de la sala; andaba en pantuflas, para facilitarme las cosas. Al salir a la calle, con frecuencia veía a la gente caminando en pijama, y a los hombres con el pelo largo y con un aspecto extraño; algunas personas tenían agujeros hechos intencionadamente en sus pantalones, mientras que otras llevaban en su ropa, zapatos, sombreros y bolsos…con imágenes de esqueletos o demonios de aspecto feroz. No fue hasta hace poco tiempo, cuando empecé a leer algunos libros antiguos relevantes sobre modales, que pude entender la verdad de lo que nos decían los ancianos cuando éramos pequeños, sobre los buenos modales, y las profundas connotaciones que había detrás.
“Los hombres deben ser respetuosos y las mujeres deben lucir bien”
En el libro “Shangshu-Hongfan” se dice que hay cinco cosas de gran importancia. La primera es la “apariencia”, es decir, que los hombres deben ser respetuosos y las mujeres deben verse bien; algunas personas suelen gozar de un estatus social alto, mientras que otras se conforman con uno bajo. Los ancianos y los jóvenes deben seguir el código de conducta que se espera en sus distintos grupos de edad, y ser siempre corteses con los demás.
En cuanto a la vestimenta, los emperadores de la antigüedad llevaban túnicas bordadas con dibujos de dragones y montañas. Las túnicas para los duques de los pueblos vasallos tenían dibujos de fuego; las de los altos funcionarios de la corte llevaban imágenes de hachas, mientras que los eruditos llevaban túnicas con dibujos del carácter “ji” (己, que significa “yo”). Cuanto más elevada fuera la moral de una persona, más se comportaría de forma adecuada.
You Zi, uno de los discípulos consumados de Confucio, dijo: “Cuando tu muestra de respeto esté guiada por la rectitud, estarás lejos de la vergüenza y la desgracia”.
La apariencia y la vestimenta inadecuadas se consideran generalmente normas morales expresadas por personas que perdieron la cortesía en el corazón, lo que podría causarles perjuicios.
En la antigua China, la gente le daba gran importancia a la rectitud en todos los aspectos de su vida cotidiana, incluida la forma de vestir. Cuando se producía un fenómeno absurdo, como que los hombres llevaran ropa de mujer, las mujeres ropa de hombre, o que las personas llevaran ropa, accesorios y maquillaje inadecuados que no se ajustaban a su estatus, se consideraba que se trataba de un ” disfraz de demonio”.
El libro Han Shu (Libro de Han) dice: “Cuando las costumbres sociales se vuelven caóticas y perezosas, se degeneran y cambian fácilmente, aparecen ropas extravagantes, y como consecuencia surge un demonio al vestirse”.
La ropa absurda conlleva un mal presagio
Está registrado en Zuoshi Zhuan, que en el año 660 a.C., el duque Xian del estado de Jin envió al príncipe heredero Shensheng a dirigir una expedición en invierno, y le hizo llevar ropas de dos colores diferentes, decoradas con pepitas de oro.
El alto funcionario de la corte Hu Tu suspiró y dijo: “Al momento de la expedición del príncipe heredero, su ropa y sus accesorios eran un claro indicio del resultado de la expedición. El duque está alienando al príncipe: si confiara en él, le habría pedido que llevara un uniforme oficial de color adecuado y un colgante de jade de lealtad, y le habría ordenado que partiera a principios de año. Sin embargo, el duque alienó al príncipe al darle ropa y accesorios inadecuados, y la expedición de invierno no tuvo éxito. El clima frío está lleno de escalofriante desolación, y las pepitas de oro decoradas en su atuendo indican una despedida descorazonada. Los colores inadecuados de su ropa expresan sentimientos fríos. El príncipe heredero perdió su apoyo”.
Un general de apellido Liang también dijo: “El comandante del ejército siempre recibe órdenes delante del templo ancestral imperial, acepta la carne en sacrificio del santuario y lleva un uniforme apropiado. Al príncipe heredero no se le dio la ropa adecuada, sino algo de colores extraños. La implicación detrás de las órdenes [de la expedición] es obvia”.
Han Yi funcionario de la corte comentó: “La ropa de colores extraños indica anormalidad; las pepitas de oro implican una partida sin retorno. Es obvio que el duque pretende perjudicar al príncipe heredero”.
Efectivamente, cuatro años después, el príncipe heredero Shensheng se suicidó tras ser acusado de difamación.
El desastre derivado de “fruncir el ceño” y la “apariencia distorsionada”
Durante el reinado del emperador Huan de Han (de 146 a 168 d.C.), había algunas tendencias de moda absurdas en la capital de Luoyang: las mujeres se pintaban las cejas con lápiz en un estilo curvado y fruncido; se empolvaban la cara para mostrar “manchas de lágrimas” (maquillaje para llorar); el cabello peinado con un moño (atado sin apretar, con un mechón de pelo sacado del moño colgando por un lado); movían las caderas al caminar como si sus pies no formaran parte de sus extremidades inferiores; sus sonrisas no mostraban alegría, como si tuvieran dolor de muelas. Todo su aspecto desprendía un aire de seducción sexual.
Estas tendencias perversas en la capital comenzaron con Sun Shou, esposa de Liang Ji, jefe del ejército, quien era un poderoso, corrupto y violento pariente consorte del emperador. Fue entonces, que rápidamente estas tendencias se pusieron de moda y se extendieron a lo largo y ancho de las Llanuras Centrales.
El padre de Liang Ji, Liang Shang, fue nombrado general del ejército, en el año 135, por ser el suegro del emperador Shun. Tras la muerte de Liang Shang, Liang Ji sucedió a su padre y fue nombrado general en el año 141, y durante los siguientes 18 años fue el funcionario más poderoso y despiadadamente dominante de la corte Han, hasta el año 159, cuando él y su esposa se suicidaron y sus consortes fueron masacrados tras su fallido intento de asesinato a la dama Xuan, madre de un consorte imperial del emperador Huan en ese momento.
El historiador Ma Duanlin (1254 – 1324), de la dinastía Yuan, mencionó en Wenxian Tongkao (Investigaciones exhaustivas basadas en fuentes literarias y documentales) que, hacia el final de la dinastía Tang, las mujeres de la capital lucían un peinado conocido como “Pao Jia Bun” (moño tirante) en el cual el pelo se tomaba desde las sienes hacía arriba y se recogía con un moño, a menudo asegurado con horquillas vidriadas.
Sin embargo, debido a que el nombre del peinado y la pronunciación de “vidriadas” en chino comparten una pronunciación similar de una frase que significa “ir a la deriva de un lugar a otro y soportar dificultades”, lo que podría sugerir la inestabilidad del monarca y de la sociedad. Este peinado y las horquillas vidriadas fueron considerados posteriormente como demoníacas.
Desaparición del emperador Gengshi
Hacia el final de la Dinastía Han Occidental, la sociedad era un caos. El emperador Gengshi, restituido en el año 23 d.C., tras la caída de la dinastía Xin establecida por Wang Mang, funcionario de la dinastía Han y pariente consorte, convirtió a Luoyang como la capital.
Los funcionarios locales y la gente se alinearon para darle la bienvenida. Sin embargo, se dieron cuenta de algo extraño: sus generales llevaban pañuelos en la cabeza de gente corriente y ropa de mujer de manga corta con bordados.
La escena provocó diversas reacciones en la multitud: algunos susurraban entre sí, otros fruncían los labios para reprimir la risa; otros se asustaron. Algunos ancianos de la corte imperial suspiraron: Esa ropa demoníaca es un mal presagio, ¡y el desastre caerá pronto sobre el emperador Gengshi!
Lo que dijeron, desgraciadamente, se hizo realidad. Solo dos años después, el emperador Gengshi fue asesinado por los rebeldes de Chimei.
Exitosa restitución de Han por el emperador Guangwu de Han
Cuando el emperador Guangwu (que gobernó del 25 al 57 d.C.) condujo a sus funcionarios a Luoyang, todos llevaron un uniforme oficial tradicional apropiado para entrar en la ciudad. La prestigiosa escena conmovió e inspiró los corazones de muchos.
El emperador Guangwu pronto puso fin a la caótica situación de finales de la dinastía Han occidental y estableció la dinastía Han oriental, que duró doscientos años, con extraordinarios logros.
Desde la antigüedad, lo divino reguló los comportamientos humanos con moralidad y justicia, para que la gente pudiera disfrutar de las bendiciones y evitar los desastres respetando lo divino y prestando atención a la virtud.
La apariencia y los modales son una manifestación de respeto al Cielo y a la Tierra, a sus antepasados, al monarca, así como a sus maestros. Con tales virtudes, uno puede también controlar sus deseos, abstenerse de la complacencia demoníaca y mantener la moralidad y la virtud en su conducta.
La historia proporcionó preciosas lecciones y advertencias a la humanidad que nunca deben ser olvidadas.