Por Daniel Lara Farías – gaceta.es

Para quienes le llevamos el pulso a la realidad de Venezuela, nada de extraño tiene que estén reunidos en México quienes se auto denominan “oposición legítima” y el régimen criminal chavista. Nada de extraño, pues hemos asumido las tres renuncias básicas para entender lo que ocurre:

-Renunciar a ver al chavismo como una fuerza política. Es una organización del crimen trasnacional, tal y como fue definido el 1 de abril de 2020 por el gobierno de Donald Trump, en doctrina que hasta el día de hoy, a pesar de la deriva de la política exterior de los Estados Unidos, no ha sido echada atrás por los organismos de defensa y control antidrogas.

-Renunciar a las salidas políticas contra una organización criminal contra la cual solo es posible actuar desde el punto de vista policial y militar.

-Renunciar a asumir como oposición a cualquier actor que proponga salidas políticas contra esa organización criminal, pues al proponerlas, solo demuestra que o no comprende lo que ocurre o forma parte del sistema chavista, por lo que expresa solo opiniones que validan a dicha estructura.

Quien logra hacer estas tres renuncias, tiene claro qué está ocurriendo en México con el aval de los “expertos” noruegos que ya fracasaron en Afganistán y Colombia. Está en desarrollo un episodio más donde el sistema chavista actúa para normalizar una situación donde se le dé al régimen lo que más ansía y lo que más ha conseguido: tiempo en el poder.

Las entrañas del “sistema”

El sistema chavista, en mi opinión, tiene tres componentes. El primero y principal es esa unión hamponil civil y militar que compone al chavismo criminal, o sea el régimen. El segundo componente es la oposición falsaria que ese chavismo ha moldeado a su imagen y semejanza bajo los preceptos estalinistas de “crea tu propia oposición antes que esta se organice sola y se convierta en un problema”. El tercer componente es la boliburguesía, ese entramado de empresarios de ayer y hoy  que han logrado hacer negocios mil millonarios de toda índole bajo el amparo del régimen, que es utilizado por ese conglomerado benefactor para financiar a la oposición falsaria. Con eso, garantizan que el sistema sea firme e inviolable.

Los une la corrupción y eso no lo creó el chavismo. El chavismo llega al poder gracias a la corrupción. Y logra permanecer en el poder también gracias a ella.

Todo esto termina adquiriendo ribetes tan oscuros, que para algunos parece increíble. El país que otrora tuviese como principal actividad económica la comercialización de su petróleo, hoy ve a la industria petrolera en la ruina y a las arcas nacionales vacías. Las arcas del Estado, claro está. Las de los jerarcas están llenas gracias a los buenos dividendos que rinden todos los negocios ilícitos que se han desarrollado en estos tiempos, siendo el más importante de ellos la legitimación de capitales provenientes del delito, que ya es un delito dentro de otro delito. Cualquier persona en el planeta que requiera legitimar capitales, tiene en Venezuela un paraíso que ofrece inclusive al propio entramado estatal para sus fines. Son las ventas de petróleo o las asignaciones de divisas para la importación o las ventas de bonos de la deuda pública los principales instrumentos para dicha labor.

Y son estos personajes encargados de legitimar capitales, los que mueven la política nacional. Sin ninguna vergüenza se les ve a los testaferros y representantes de tenedores de bonos de la deuda, financiar y dirigir campañas electorales de esa oposición falsaria. Tanto, que el grupo gestor de bonos de la deuda Torino Capital, desincorporó de su directiva al economista Francisco Rodríguez para colocarlo como jefe de finanzas del candidato fake Henri Falcón en las elecciones que Maduro se mandó a hacer a la medida en 2018.

Ese es un pequeño detalle dentro del universo de despropósitos. Podría hablarse de los empresarios que reunidos en la patronal FEDECAMARAS tuvieron de invitada de lujo a la internacionalmente requerida Delcy Rodríguez, a quien le dieron el honor de ser quien entregara el premio de “empresario del año” a Alberto Vollmer, emblema del empresariado de vieja alcurnia entregado a los pies del chavismo.

Podría hablarse de la nunca negada vinculación del heredero de la empresa Polar, Lorenzo Mendoza, con el partido Primero Justicia del excandidato presidencial Henrique Capriles. O de la entrega de la Organización Cisneros dirigida por Gustavo, Ricardo y Oswaldo Cisneros a los intereses del chavismo.

O la ascensión de Juan Carlos Escotet a la lista de mil millonarios de la revista Forbes, donde no estaba antes de la llegada de Chávez, cuando era un simple especulador financiero dueño de una caja de ahorros que gracias al control cambiario chavista se convirtió en el primer banco del país, con expansión exitosa a España y Portugal.

Podrían decirse muchas cosas. Pero todavía hay quien se niega a ver, a escuchar y a analizarlas.

La conclusión de una fase

La indignación de María Corina Machado en su comunicado de respuesta a las negociaciones en México, señala lo básico: esa oposición falsaria ha decidido reconocer al régimen de Maduro llamándolo “gobierno”. Después de eso, no hay mucho más que decir.

Adiós a la mentira que desde el inicio fue el “gobierno interino” de Guaidó: una simple estratagema de los financistas del sistema para obtener, de nuevo, garantías del régimen y nuevas posiciones. Si revisamos los negocios que se han hecho durante los dos años del interinato fake, podremos notar como se le abrió paso a unos actores en los negocios oscuros del chavismo y como desaparecieron otros.

Obviamente fue una jugada bien particular. Se buscó una herramienta extorsiva financiando unas posiciones falsamente radicales, para hacerle ver al régimen una especie de amenaza: “si no repartimos el juego mejor, vamos a apoyar otra jugada”.

¿Quiénes estaban al inicio del proceso interino y quienes ya no están? Respondamos esa pregunta y encontraremos a los financistas de la jugada y a los beneficiarios de sus resultados:

-Ya no está Tarek El Aisami en primera línea, agobiado por la primera orden de captura internacional que por delitos de narcotráfico se libró contra el régimen chavista, con recompensa incluida.

-Ya no están los principales mandos del Ejército chavista que habían ascendido a posiciones de poder, apadrinados por Diosdado Cabello. El General Chourio, el General Benavides y otros especímenes notables del Cartel de Los Soles, perdieron posiciones de mando.

-Ya no está el hombre más poderoso en la sombra del poder militar: el Mayor General Nestor Reverol Torres. Fue el primer oficial de la Guardia Nacional en la historia en tener en sus manos el poder de su fuerza de adscripción y el poder del Ministerio de Relaciones Interiores. Su vinculación al narcotráfico ha sido acreditado por la DEA desde los tiempos en que tenía el rango de Capitán. Chávez le entregó el principal organismo antidrogas del país. Y hoy, ya no está en el poder.

-Ya no está el Mayor General Clíver Alcalá Cordones, que separado del régimen pero bajo la figura de “chavista disidente”, intentaba seguir manejando el poder del narcotráfico al que está vinculado de hecho y de derecho, pues se casó con una de las familiares del jefe del Cartel de la Guajira, Hermágoras González, uniendo el poder militar al poder del narco tradicional en una de las grandes jugadas del Cartel de los Soles. En una de esas jugadas, al ponerse al servicio supuesto de la aventura de Guaidó, termina entregado por Colombia a las autoridades de los EEUU.

Es obvio que la nueva rendición de la oposición falsaria en México es parte de todo y a la vez más de lo mismo. El hecho de haber escogido México como escenario, permite entender además al vínculo entre el Cartel de los Soles y los carteles mexicanos, interesados más que nadie en la normalización de las cosas en Venezuela, por el bien del negocio. No hay inocentes en la trama: el que no trafica, lava. Y el que menos pudor tiene, es capaz de hacer ambas cosas.

Pero la parte realmente buena, aunque sea dramático, es que no es posible consolidar a ese sistema chavista en secreto a estas alturas, pues hay que mostrar las cartas y las cartas están ya a la vista. Por tal razón, quienes participan y quienes avalan, terminan siendo parte de lo mismo: de una gigantesca operación de legitimación de un sistema criminal en el que los delincuentes, sus cómplices y cooperantes, sus testaferros y sus clientes, simulan que nada pasa.

Porque el productor necesita del consumidor y viceversa.

Porque el importador necesita al exportador y viceversa.

Porque el legitimador de capitales necesita al sistema bancario y viceversa.

Y en ese gigantesco viceversa, el equipo del mal vuelve a ganar tiempo, disfrazado de socialismo.

Y a pesar de todo eso, la noticia sigue siendo trágicamente buena: ya no pueden seguir ocultando el carácter falsario de esa oposición hecha a la medida del régimen.

Queda abierta entonces la oportunidad para la construcción de un nuevo liderazgo opositor, genuinamente opositor y sin duda alguna dispuesto a combatir por la única forma posible al entramado criminal que se apoderó de Venezuela.

Estamos en el fin del principio. Y veremos el final.

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