Traducido de Breitbart.com por TierraPura.org

El periodista conservador Tucker Carlson, de Fox News Channel, autor de ‘The Long Slide (El tobogán largo): Treinta años en el periodismo estadounidense’, advirtió que Estados Unidos se está convirtiendo en una “sociedad soviética” que prioriza el conformismo y la obediencia al gobierno sobre la libertad de comportamiento y pensamiento.

“Creo que, marginalmente, la gente puede ser más valiente y más honesta solo en su vida personal”, señaló Carlson en el programa Breitbart News Daily de SiriusXM con el presentador Alex Marlow. “No hay razón para sentarse en una cena y ser amedrentado por alguien y no hablar. No tienes que discutir, pero puedes hablar tranquilamente de tu conciencia en público”.

Y continuó: “La sociedad se ha vuelto increíblemente conformista. Lo veo en mis hijos y sus amigos. Mis hijos no están de acuerdo con muchas de estas cosas, pero el espíritu de la época es: ‘Bueno, no quiero salirme del rebaño’. No celebramos en absoluto a los inconformistas. … Es una sociedad tan soviética, ahora. Lo que celebramos son los que se unen al equipo. ‘Oh, mira, este tipo se vacunó. Es un héroe. Tomó su medicina’. Es una locura”.

Una cultura de conformidad alaba el cumplimiento mientras condena la disidencia, declaró Carlson. Dijo que los disidentes que rechazan la inmoralidad corporativa y gubernamental en la línea de Rosa Parks son perseguidos en la era moderna.

“Cuando era niño, incluso la izquierda siempre nos hablaba de… Rosa Parks”, recordó Carlson. “Había una agenda política al hablarnos de Rosa Parks, pero por otro lado, Rosa Parks era bastante grande. Bien por Rosa Parks. No quería sentarse atrás y un día decidió no hacerlo, y fue una heroína”.

Afirmó: “La constatación más triste que he hecho en los últimos dos años es que la propaganda funciona. Fíjense en las encuestas. Puedes decirle a la gente casi cualquier cosa, y un porcentaje de ellos dirá: ‘Sí, lo he visto en NBC News’, y por supuesto, por eso lo hacen, pero si pensabas que éste era un país realmente independiente con un montón de inconformistas, es un poco angustioso ver eso”.

Marlow relacionó la coacción empresarial y gubernamental en relación con las vacunas para el COVID-19 en el contexto del conformismo.

“Es sorprendente cómo las mismas personas que eran héroes de primera línea el verano pasado, si no quieren la vacuna ahora, son literalmente despedidas”, dijo. “Ahora estamos hablando de derechos constitucionales básicos que nos van a negar porque no tomamos un producto y nos inyectamos con él -que no ha sido aprobado por la FDA (Administración de Medicamentos y Alimentos)- por una gran compañía farmacéutica. Deberíamos cambiar todas nuestras monedas por “In Pfizer We Trust” (En Pfizer confiamos) o “In Moderna We Trust” (En Moderna confiamos), para poder recuperar nuestros privilegios”.

La conformidad pública con la coacción corporativa, gubernamental y mediática alimenta los crecientes abusos de una oligarquía cada vez más centralizada, señaló Carlson.

“Es una locura. Solamente puede continuar si lo permitimos”, sostuvo. “Una de las frases que uno ya no escucha y que fue característica de mi infancia era la ‘desobediencia civil’, que era el acto de seguir tu conciencia de forma no violenta, respetuosa, pero firme. Yo no estoy haciendo eso. No voy a seguir el juego. No voy a instigar mi propia destrucción”.

Y continuó: “Siento que mucha más gente podría hacer eso, y si lo hicieran, esta mierda terminaría hoy, porque se necesita nuestra complicidad para continuar. Seamos sinceros, estamos implicados en esto”.

Carlson relacionó el debilitamiento de la masculinidad y de los hombres por parte de la izquierda con el fenómeno más amplio del creciente totalitarismo.

“¿Dónde están los hombres?” preguntó Carlson. “Ha habido un descenso masivo de los niveles de testosterona. Creo que eso es una gran parte de lo que estamos viendo ahora. Eso explica gran parte de la cobardía. Simplemente estoy siendo lo más honesto posible”.

Carlson dijo que se necesita valor para rechazar las ortodoxias impuestas por gobiernos y corporaciones abusivas, al tiempo que elogió a la familia Murdoch -dueña de News Corp, la empresa matriz de Fox News- por permitirle libertad editorial en su programa de máxima audiencia.

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“Mucha gente siente que no puede”, lamentó. “Hay demasiado en juego para ellos, y eso aumenta la obligación moral que siento como alguien -que por pura suerte, no tuvo nada que ver con ninguna decisión que tomé- acaba de conseguir el programa en este canal, donde los propietarios nos van a apoyar”.

Y añadió: “Incluso si todos nuestros anunciantes renuncian, incluso si el Washington Post o el New York Times, el Atlantic y el Daily Beast todos los días [dicen], ‘Despídelo. Es un supremacista blanco’, [a los (accionistas de Fox News) Murdoch] no les importa. Así que tengo la increíble suerte de estar en un lugar en el que puedo vivir como si fuera 1985, como si el país todavía fuera libre, y decir lo que pienso”.

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