Fuente: gaceta.es
Grecia se ha blindado ante la posible llegada de afganos tras la toma del poder de los talibán y ha levantado en su frontera terrestre con Turquía un muro de hormigón con alambradas de casi 40 kilómetros de longitud (y cinco de altura).
Las autoridades griegas buscan impedir así una crisis de refugiados como la del año 2015, en la que casi un millón -la mayoría sirios- entraron en el país. “Nuestras fronteras permanecerán seguras e inviolables”, declaró el ministro de Protección Ciudadana, Mijalis Jrisojoidis, mientras supervisaba el pasado viernes las obras junto al ministro de Defensa y jefe de las fuerzas armadas, Nikos Panayotópulos.
Así, Jrisojoidis afirmó que «la crisis en Afganistán ha creado nuevas situaciones en la esfera geopolítica y nuevas oportunidades para las corrientes migratorias» y dejó claro que Grecia se va a proteger: «Como país europeo, participamos en las instituciones de la Unión Europea, donde se están tomando una serie de decisiones. Pero, como Estado, no podemos esperar pasivamente a su posible impacto», añadió Jrisojoidis.
La protección de la frontera incluirá la instalación de una barrera digital de más de 200 kilómetros, torreones de vigilancia, cañones de sonido y drones.
Cabe señalar que el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, instó el pasado jueves a los países europeos a «asumir la responsabilidad de los inmigrantes que vienen de Afganistán», y señaló que Turquía «no tiene intención de convertirse en la unidad de almacenamiento de inmigrantes de Europa».
Al mismo tiempo, Erdogan acogió «con satisfacción» las supuestas palabras «moderadas» de los talibanes tras su conquista de Kabul se mostró dispuesto no solo a «cooperar» con el grupo insurgente, sino también a aceptar a los nuevos líderes. «No importa quién esté en el gobierno, es nuestro compromiso apoyar a Afganistán en los buenos y malos tiempos«, aseveró.