Por Daniel Chang – El American
Las tropas americanas, británicas, alemanas y aliadas se agolpan en el Aeropuerto Internacional Hamid Kazhari de Kabul intentando mantener la seguridad del lugar a la vez que les de afganos lo rodean desesperadamente e intentan escapar del país, mientras que los ciudadanos americanos atrapados en Kabul intentan hacer el arriesgado viaje hacia el aeropuerto y a través de las docenas de puestos de control talibanes en la ciudad. La caótica evacuación de Kabul tiene ahora también un reto inminente: la fecha límite del 31 de agosto.
La ciudad cayó en manos de los talibanes el 15 de agosto, mientras miles de ciudadanos americanos (y aliados afganos) seguían en la ciudad. Debido a esto, la administración Biden negoció un acuerdo con los talibanes para permitir la extracción del personal occidental, los civiles y los aliados afganos del único punto de salida de la ciudad.
La evacuación no ha sido tranquila en absoluto. Cientos de civiles afganos se agolparon en la pista del aeropuerto durante los primeros días de la operación, y algunos cayeron de los aviones y murieron, los talibanes han acosado a los americanos (a pesar de las garantías de Biden en sentido contrario) que quieren encontrar la salida, y ayer se produjo un tiroteo cerca del aeropuerto con al menos un soldado afgano muerto tras el combate.
Según funcionarios del Gobierno, Estados Unidos evacuó a 17,000 personas la semana pasada (2,5000 de ellas son americanas), aunque los funcionarios no saben con certeza cuántos ciudadanos americanos están varados en Kabul y esperando la evacuación, hay algunas estimaciones que sitúan ese número entre 10,000 y 15,000 ciudadanos americanos.
Lo que complica aun más las cosas es el hecho de que muchos ciudadanos americanos y aliados afganos están ahora atrapados en la Kabul dominada por los talibanes, y la situación de seguridad cerca del aeropuerto ha llegado a ser tan grave que el Departamento de Estado ha aconsejado a sus ciudadanos en Kabul que no viajen al aeropuerto Hamid Kazhari debido a “potenciales amenazas de seguridad fuera de las puertas del aeropuerto de Kabul”. Uno de los posibles riesgos de seguridad para la evacuación es la presencia del Estado Islámico cerca del aeropuerto.
Los ciudadanos americanos en Afganistán se encuentran ahora en una situación imposible: o hacen caso al consejo del Departamento de Estado y se quedan en la Kabul dominada por los talibanes, arriesgándose a ser abandonados por las fuerzas militares de la Coalición que huyen, o se arriesgan a viajar al aeropuerto con la esperanza de ser rescatados por los militares americanos.
Mientras tanto, otras naciones aliadas como Gran Bretaña y Francia, han llevado a cabo audaces operaciones de rescate en el interior de Kabul con el objetivo de transportar de forma segura a sus ciudadanos y aliados al aeropuerto, un ejemplo que Estados Unidos ha empezado a emular finalmente.
¿Puede continuar la evacuación de Kabul después del 31 de agosto?
Además de los retos logísticos y de seguridad que supone llevar a cabo una evacuación masiva en una ciudad controlada por una fuerza hostil y exclusivamente a través de un aeropuerto con una única pista, las fuerzas americanas y aliadas afrontan con temor la inminente fecha límite del 31 de agosto.
El acuerdo alcanzado entre Estados Unidos y los talibanes da a los aliados occidentales hasta esa fecha para abandonar el país, sin embargo, muchos han empezado a dudar de que la complicada evacuación pueda llevarse a cabo en un plazo tan ajustado. Se espera que el primer ministro británico, Boris Johnson, pida a Biden una prórroga del plazo del 31 de agosto, y el propio presidente ha dicho que los militares están considerando ampliar el plazo más allá de esa fecha.
Sin embargo, los talibanes han dicho que su paciencia se está agotando, y el “portavoz” talibán Suhail Shaheen ha declarado a la cadena de televisión británica Sky News que la fecha límite del 31 de agosto es una “línea roja” y que si los aliados occidentales deciden prolongar su operación más allá de esa fecha, los extremistas islamistas considerarían que “están extendiendo la ocupación” y que esa decisión “deterioraría la relación” y “provocaría una reacción”.
La actual situación de seguridad en torno al aeropuerto de Kabul es, como ya hemos visto, peligrosa y frágil. Es difícil imaginar que la ampliación del plazo sin la aquiescencia de los talibanes acabe en un resultado mejor, sobre todo porque Estados Unidos no cuenta con apoyo aéreo cercano tras la evacuación de la base aérea de Bagram el mes pasado. Sin embargo, también parece cada vez más improbable que las tropas americanas puedan terminar su evacuación antes de la próxima semana.
Esto deja a Biden y al resto de los líderes occidentales con un complicado conjunto de soluciones: podrían ofrecer a los talibanes concesiones que les convenzan de permitir una ampliación del plazo, podrían decidir no ampliar el plazo y esperar que sea tiempo suficiente para evacuar a todos sus ciudadanos (posiblemente dejando gente atrás) o podrían intentar ampliar la evacuación más allá del plazo sin el acuerdo de los talibanes, arriesgando a sus tropas y ciudadanos a posibles represalias talibanes, lo que requeriría una respuesta militar más contundente por parte de Estados Unidos.
Todas las opciones son menos que ideales y todas tienen algo en común: Estados Unidos y sus aliados dependen de la voluntad de los talibanes y otras organizaciones terroristas de permitir una retirada occidental. Tras 20 años de lucha, las tropas americanas y los civiles en Afganistán están a merced de los talibanes.