Fuente: es.faluninfo.net
El Partido Comunista Chino emplea métodos diabólicos para “transformar” de manera muy violenta a los practicantes de Falun Dafa. Transformación es un eufemismo para “conversión mental forzada”, que ha sido el elemento central en el esfuerzo por eliminar la práctica. Esto equivale a un lavado de cerebro del tipo más destructivo.
Las tácticas más comunes utilizados para lograr su objetivo son el aislamiento, humillación, privación del sueño, sumersión en propaganda contra Falun Dafa, amenazas de encarcelamiento indefinido, manipulación emocional, castigo económico, uso de ex practicantes, adoctrinamiento ideológico, abusos físicos y psicológicos, entre muchos otros métodos.
Los ‘centros de lavado de cerebro’ se han utilizado ampliamente, desde 1999, para la ‘transformación’ de los practicantes de Falun Dafa. Son lugares concebidos para obligar a los practicantes a renunciar a sus creencias y prácticas espirituales. El tratamiento abusivo, incluida la tortura… es endémico”.
AMNISTIA INTERNACIONAL, 2013
En su informe anual de 2008, la Comisión Ejecutiva del Congreso de los Estados Unidos describió la “transformación a través de la reeducación” como “un proceso de reprogramación ideológica, por el cual los practicantes son sometidos a diversos métodos de coerción física y psicológica hasta que se retractan de su creencia en Falun Dafa”.
Como lo describió el abogado chino Gao Zhisheng en sus escritos, los esfuerzos de transformar a los practicantes son el objetivo del maltrato por parte de las autoridades, independientemente del tipo de instalación de detención, ya sea un campo de prisioneros, un campo de reeducación por medio del trabajo (RTL), un centro de lavado de cerebro (a menudo conocido públicamente con el eufemismo de “centro de educación legal”) o una cámara de tortura aislada en la ladera de una montaña.
El proceso de transformación consiste en obligar a los practicantes a firmar tres declaraciones como prueba de que han renunciado a su creencia en Falun Dafa. Las declaraciones deben afirmar que el practicante siente “remordimiento” por practicar Falun Dafa, que promete renunciar a Falun Dafa, y que nunca más se relacionará con otros practicantes o irá a Beijing para apelar por Falun Dafa. A los practicantes se les dice que, sí firman las declaraciones, serán liberados pero, si se niegan, arriesgan ser torturados y encarcelados indefinidamente.
Para aquellos que ceden bajo la intensa presión, la angustia mental de ser forzados a renunciar a sus creencias espirituales más profundas no se detiene ahí. Al practicante “transformado” se le exige inmediatamente no sólo que deje de creer en Falun Dafa, sino también que se vuelva contra él. Una vez que se firma la declaración de transformación, con frecuencia se les lleva ante las cámaras de televisión y se les hace leer la declaración con su “nueva comprensión” sobre Falun Dafa para después usarla como material de propaganda. Si la declaración no refleja suficientemente arrepentimiento o desprecio por Falun Dafa y su fundador, el proceso debe repetirse. Los practicantes recientemente transformados están obligados a asumir un papel activo en la transformación de otros practicantes detenidos, para que no sean enviados otra vez a sesiones intensivas de tortura.
Los líderes del partido regularmente incitan a los funcionarios de nivel inferior a aumentar su eficiencia en la transformación, declarando explícita o implícitamente que esto debe lograrse independientemente de la severidad del abuso que se requiera para lograrlo. Los funcionarios de alto rango del régimen a menudo viajan a los campos de trabajo y de prisioneros para inspeccionar los métodos utilizados y las tasas de transformación logradas allí. Se utilizan diversos incentivos para alentar aún más a los centros de detención a que presionen a los practicantes a renunciar a sus creencias. Entre los incentivos figuran la imposición de cuotas o el ofrecimiento de recompensas, como ascensos o bonificaciones monetarias, a los administradores y guardias de los campos que logren altas tasas de transformación.
Al menos 43 hospitales psiquiátricos en toda China están siendo usados para detener y torturar a practicantes [de Falun Dafa]. … Conocemos algunas de las drogas que los hospitales aplican a los individuos cuerdos en un intento de destruir su voluntad y espíritu. … Sabemos del uso extendido de drogas psicotrópicas por la policía ordinaria en las cárceles, centros de lavado de cerebro y campos de trabajo”.
Abraham L. Halpern, M.D. Profesor Emérito de Psiquiatría, Colegio Médico de Nueva York Ex presidente de la Academia Americana de Psiquiatría y la Ley