Fuente: La Derecha Diario

El Papa Francisco, que a sus 84 años sigue haciendo giras al exterior, visitó Budapest la semana pasada, donde presidió una misa para una enorme multitud que, según los organizadores, llegó a las 100.000 personas. 

El Sumo Pontífice solo pasó siete horas en Budapest antes de trasladarse el domingo por la tarde a una gira de cuatro días por la vecina Eslovaquia, donde mantendrá un ritmo más lento, pero en ese corto tiempo explotó una bomba política contra el gobierno de derecha húngaro. 

Francisco se reunió a su llegada con el primer ministro conservador Viktor Orban, cuyas políticas de refugiados chocan con el continuo llamado del Papa a la acogida e integración de inmigrantes musulmanes que llegan todos los días de Medio Oriente y África. 

Durante su reunión privada, le dio a Francisco una copia de una carta del rey Bela IV de Hungría al papa Inocencio IV, según el jefe de prensa del primer ministro. La carta, enviada en el año 1243, informaba a Inocencio IV que Bela reforzaría las fortificaciones a lo largo del río Danubio en Hungría en preparación para una invasión mongola. Una clara alegoría a cómo en el pasado el Vaticano defendía el derecho de los europeos a impedir las inmigraciones masivas de Asia.

El Vaticano dijo que la reunión se llevó a cabo en una “atmósfera cordial” y duró más unos 40 minutos, tiempo en el que el Papa y Orbán estuvieron a solas hablando en inglés. “Entre los diversos temas discutidos estuvieron el papel de la iglesia en el país, el compromiso con la protección del medio ambiente, la protección y promoción de la familia”, dijo un comunicado del Vaticano.

Si bien la migración no estaba en la agenda establecida, Orban escribió en Facebook: “Le pedí al Papa Francisco que no dejara morir a la Hungría cristiana”. Orban ha descrito con frecuencia a su gobierno como un defensor de la civilización cristiana en Europa y un baluarte contra la migración de países de mayoría musulmana. 

Por el contrario, el Papa Francisco ha expresado su solidaridad con los migrantes y refugiados y ha criticado lo que llamó un “populismo cristiano” promovido por gobiernos como el de Hungría.

El choque estuvo en la misa, ya que al final de la ceremonia religiosa, el Papa Francisco instó a los húngaros a “abrir los brazos hacia todos”, en una clara referencia a su pedido de que los países europeos cristianos abran sus fronteras para aceptar a las olas migratorias que quieren entrar en Europa.

El sentimiento religioso ha sido el alma de esta nación, tan apegada a sus raíces”, dijo. “Sin embargo, la cruz, plantada en la tierra, no solo nos invita a estar bien arraigados, también levanta y extiende sus brazos hacia todos”.

Orban tuvo un asiento de primera fila durante la misa junto a varios de sus funcionarios, y según fuentes locales esta frase estuvo dirigida directamente al mandatario.

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