Por Oriana Rivas – Panampost.com

Un nuevo pacto contra China vio luz de la mano de Estados Unidos, Australia y Reino Unido. El presidente Joe Biden, rodeado por dos televisores donde se veían a los primeros ministros de Australia, Scott Morrison, y del Reino Unido, Boris Johnson, anunció la creación de AUKUS. Su propósito es la cooperación de inteligencia en tecnologías avanzadas de defensa. Pero el acuerdo levantó molestias en el hemisferio oriental.

A Australia le serán proporcionados submarinos nucleares para fijar posición ante China en la región Indo-Pacífico. La zona está marcada por fuertes tensiones. Por ejemplo, Xi Jinping quiere apoderarse del Mar Meridional chino, circundante con Taiwán, Filipinas, Malasia y Vietnam. No solo es una ubicación estratégica, también existen valiosos depósitos de petróleo y gas.

Estados Unidos quiere evitar que la influencia de China se extienda por esos lares. Por eso en años anteriores ha enviado aviones, soldados, armas y barcos a modo de vigilancia. Pero en el nuevo acuerdo, la Administración Biden olvidó a un aliado importante: Francia. Ese país lo calificó como «una puñalada por la espalda» de parte de Australia y «una falta de coherencia», de parte de EE. UU.

¿Significa esta asociación trilateral un nuevo error del mandatario demócrata? Sí y no. Cuando Biden asumió la presidencia dejó claras sus prioridades en política exterior: Rusia y China. En este caso, en efecto, ha sido coherente. Sin embargo, «fue un error» dejar a Francia por afuera, aseguró Guillermo Pacheco, analista en seguridad y defensa y director de Asuntos Internacionales en Security College US, en entrevista con PanAm Post.

La ira de Francia

El país presidido por Emmanuel Macron no ocultó su molestia. Luego del anuncio del nuevo pacto, Australia decidió cancelar un programa previo de desarrollo de submarinos con Francia por 50000 millones de euros. El primer ministro australiano, Scott Morrison, dijo que las naves acordadas con la alianza con la empresa francesa Naval Group (DCNS), ya no se ajustan a «las necesidades operativas en las próximas décadas» en la región Indo-Pacífico.

«Para fortalecer esta alianza de seguridad no hubiera sido menos tener a Francia», razona Pacheco, quien además recuerda que el país está en el listado de naciones con armamento nuclear. Asegura que Alemania —a pesar de no tener armas nucleares— también pudo haber estado incluida para convertirse junto a Francia y Reino Unido en una «trilogía europea». Pero esta hipotética alianza no fue considerada en el pacto. «Alemania hubiera fortalecido el acuerdo, darle más legitimidad y una mayor solidez».

«Es una puñalada por la espalda. Habíamos establecido una relación de confianza con Australia, y esta confianza fue traicionada», dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, reseñado por Político. El funcionario lanzó una advertencia sobre la cancelación del acuerdo por 12 submarinos. “Esto no ha terminado”.

Para remediar el daño y limar asperezas, la Casa Blanca admitió que Biden mantendrá contactos de alto nivel con Francia. «Dejaré, por supuesto, a nuestros socios australianos que describan por qué buscaron esta nueva tecnología de EE. UU.», fueron las palabras de la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, replicadas por EFE.

Matizar errores luego de Afganistán

La retirada de Afganistán fue el error geopolítico que convirtió a Biden en blanco de críticas. Las consecuencias aún siguen siendo noticia. Los talibanes están imponiendo reglas sin respetar derechos humanos y hay miles de refugiados en varios países. Este nuevo acuerdo con Reino Unido y Australia podría ser una manera de enmendar equivocaciones y evitar mayores daños ante su imagen ya golpeada, asomó el analista en seguridad y defensa. Sin embargo, la exclusión de Francia hace que esta nueva alianza «no sea perfecta», lo cual «abre una fisura» en el acuerdo.

«Internamente el error de Afganistán le costará muchos votos a los demócratas, e internacionalmente dejó a los aliados muy mal. Evidentemente con el pacto, Biden lo que quiere es adelantarse».

China, junto a Rusia e Irán, realizó en 2019 ejercicios militares en un área de unos 17000 kilómetros que cubrió el Mar Arábigo y en el norte del Océano Indico. Rusia e Irán hicieron lo propio en el golfo de Omán en febrero de este año. Hace tres meses, Estados Unidos prendió sus alarmas por un inusual ejercicio militar de Rusia en el océano Pacífico, cerca de Hawái. Son acciones que alertan a la Casa Blanca, porque China y sus aliados tienen especial interés en la zona. El portal Agenda Pública la cataloga como un área «estratégica» comercial y económicamente. Allí tiene lugar el 60 % del comercio internacional por mar, y circula una tercera parte del tráfico marítimo mundial.

El director de Asuntos Internacionales en el Security College US indica que las acciones de China de ir ganando terreno en el mar Indo-Pacífico seguirán ocurriendo. Se trata de un «juego de posicionamientos», similar a un juego de ajedrez donde el régimen de Xi Jinping busca expandirse frente a otras jugadas de EE. UU. en apoyo a Corea del Sur, Japón y esta nueva alianza con Reino Unido y Australia. El resultado final, aún está por verse.

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