Fuente: Primer Informe
Cerca de nueve mil inmigrantes ilegales provenientes de Haití, Venezuela y Cuba, entre otros países, están retenidos en un campo de detención en Texas.
El improvisado campamento al aire libre está debajo de un puente internacional en Texas. En ese lugar, los inmigrantes esperan a la intemperie mientras la Patrulla Fronteriza procesa sus casos.
El flujo de inmigrantes no se detiene. En la última semana el número saltó de menos menos de mil hasta casi 9.000 que eran este viernes. El alcalde de la ciudad texana de Del Río, Bruno Lozano, confirmó que otros 20.000 inmigrantes están en camino.
Esa localidad es el lugar por donde los venezolanos ingresan de forma irregular a Estados Unidos.
“Estoy profundamente frustrado. Lo que me preocupa es una estampida. Lo que me preocupa es el terrorismo ”, dijo Lozano. «Realmente no sabemos quiénes son [los inmigrantes]», agregó.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó al Departamento de Seguridad Pública de Texas y a la Guardia Nacional de Texas mantener presencia en los puntos de entrada y sus alrededores. De esa manera intenta disuadir los cruces ilegales.
Tan mal como Afganistán
«La Administración Biden está en completo desorden y está manejando la crisis fronteriza tan mal como la evacuación de Afganistán», dijo Abbott en un comunicado el 16 de septiembre.
Lozano dijo que los servicios médicos de su ciudad son escasos y los migrantes no están siendo testeados por COVID-19. Lozano culpó a la administración de Biden, en particular a la vicepresidenta Kamala Harris, por no centrarse en la frontera entre Estados Unidos y México.
En especial en las ciudades más pequeñas afectadas, como Del Río. El número de extranjeros ilegales que se encuentran actualmente bajo el puente es casi un tercio de la población de la ciudad.
La policía está agregando más baños portátiles debajo del puente todos los días y se proporcionan estaciones de agua potable.
«Es completamente predecible porque Biden básicamente está invitando a inmigrantes ilegales», dijo a The Epoch Times Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro de Estudios de Inmigración.
Ese es un grupo de expertos no partidista que aboga por un sistema pro-inmigrante pero de baja inmigración.
“Esto parece ser un ejemplo extremo de lo que hemos estado viendo desde el 20 de enero, que son inmigrantes ilegales, aceptando su oferta de Biden de que si logran ingresar a los Estados Unidos, no los expulsarán».
El presidente Joe Biden, al asumir el cargo, revisó rápidamente el sistema de inmigración de Estados Unidos. Puso fin a la construcción del muro fronterizo y a un programa que obligó a muchos solicitantes de asilo a esperar en México.
Los funcionarios de la administración de Biden también dejaron de usar la autoridad del Título 42 del gobierno federal, que se estableció durante la pandemia de COVID-19. Esa norma se usaba como sustento legal para expulsar a menores no acompañados o niños inmigarantes ilegales.
La disminución en la aplicación de la ley de inmigración federal ha llevado a las autoridades de Texas a llenar el vacío.