Por Luis Leonel León – gaceta.es

Hace unos días el cardenal Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston, publicó en su blog una reseña sobre su más reciente viaje a Cuba, donde habla de sus encuentros con religiosos y funcionarios del régimen de La Habana, lanza no pocos elogios y se muestra a favor, una vez más, de la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y la dictadura castrista. 

O’Malley llega a describir como «impresionante» lo que «han hecho los cubanos» en la producción de «vacunas para combatir la pandemia del coronavirus» en la isla y otros países omitiendo o intentando paliar la devastadora crisis sanitaria que sufren los cubanos de a pie, innegable ante el colapso de hospitales, funerarias, cementerios (enterramientos en fosas comunes incluidos) y el creciente aumento de infectados y fallecidos por esta razón. 

Desde Washington DC, Global Liberty Alliance (GLA), institución defensora de los derechos humanos en Estados Unidos y el mundo, escribió una carta abierta respondiendo al cardenal O’Malley. Al comienzo del texto, la organización sin fines de lucro, que apoya a grupos religiosos en Cuba y otras naciones, agradece al arzobisposu «apoyo la difícil situación del pueblo de Cuba» y su trabajo «para asegurar la libertad, la justicia, la verdad y la reconciliación». 

Jason Poblete, quien firma la misiva como presidente de GLA, advierte que escribe al arzobispo con el propósito de compartirle algunas ideas relacionadas con el recuento de su reciente estancia en el «Gulag caribeño». Pero los datos, análisis crítico y recordatorios que aporta Poblete: corrigen la descripción acrítica de la Cuba real que el arzobispo de Boston expone en su crónica de viaje a la isla comunista. 

De entrada el abogado y politólogo cubanoamericano retrata la situación dictatorial, de la que no escapan los religiosos: «Cuba detiene y encarcela ilegalmente a disidentes, activistas políticos y líderes religiosos de diversas religiones y creencias. Si bien no se informa en los medios de comunicación, la Iglesia Católica continúa sufriendo la peor parte de los ataques». 

El Padre O’Malley fue uno de los religiosos a favor del llamado «deshielo«, proceso liderado por la administración de Barack Obama -y Joe Biden como vicepresidente-, con el fin de restablecer las relaciones entre el gobierno estadounidense y la tiranía cubana, y al que pusieran coto las políticas y sanciones aplicadas por la administración de Donald Trump. 

Poblete, conocido activista en favor de los derechos humanos y las libertades individuales, le recuerda al cardenal O’Malley que en el pasado él mismo le ha alertado sobre estos hechos, y señala el caso del Padre Castor José Álvarez Devesa, sacerdote de Camaguey, quien fuera golpeado y detenido por la policía política después del levantamiento popular del 11 de julio y aún permanece bajo vigilancia y con prohibición de movimiento dentro y fuera del país. 

«Desafortunadamente, la persecución religiosa está aumentando, no disminuyendo. La Oficina de Asuntos Religiosos, la Policía Religiosa del Partido Comunista, continúan amenazando, intimidando y persiguiendo a miembros de las comunidades FoRB [Freedom of Religion or Belief Learning/Libertad de religión o de creencias] en toda la isla, violando su derecho a la libertad religiosa», puntualiza Poblete, cuya institución asesora y representa a varios religiosos católicos, cristianos, judíos y denominaciones religiosas como los Yorubas Libres. 

En su relato, el arzobispo de Boston asegura que «una de las cosas que han hecho los cubanos desde la revolución es formar un gran número de médicos y enviarlos por todo el mundo. Por ejemplo, el Ministro de Relaciones Exteriores me dijo que solo en Haití trabajan unos 250 médicos. Por supuesto, el programa ha sido atacado por muchos, pero ciertamente, toda el área de la atención médica y la salud pública es una parte muy importante del espíritu de la Revolución Cubana«, escribe O’Malley en su blog. 

Ante lo que GLA, que trabaja desde hace varios años en América Latina y que ha asesorado a profesionales de la salud cubanos que desertaron de las brigadas médicas, responde: «El Partido Comunista de Cuba no respeta los derechos laborales de su gente en casa ni cuando los exporta, algunos a la fuerza, para brindar servicios de salud como parte de brigadas médicas. El mes pasado, el gobierno de Uruguay anunció que cancelaría un programa de la Brigada Médica Cubana debido a irregularidades contractuales que fueron investigadas, después de que GLA descubrió problemas de trabajo forzoso y trata de personas en Uruguay. El trabajo de casos de GLA está en curso en Uruguay, así como en Brasil, Guatemala y Honduras». 

La misiva no olvida mencionar que, según fuentes del gobierno de Estados Unidos, 19 ciudadanos de este país pueden estar detenidos o encarcelados ilegalmente en Cuba, como Alina López, de Miami, «detenida ilegalmente durante por casi 5 años», cuyo caso ha sido destacado por el Grupo de Trabajo del Congreso sobre rehenes estadounidenses y estadounidenses detenidos injustamente en el extranjero, dirigido por los legisladores Ted Deutch (D-Fla) y French Fhll (R-Ark). 

Poblete puntualiza que «no podemos pensar en un tema más crítico entre los Estados Unidos y Cuba que la liberación de todos los estadounidenses encarcelados ilegalmente en Cuba, comenzando con la Sra. López. Nosotros hemos consultado a varios expertos sobre el asunto de Alina, incluido el Sr. Elizardo Sánchez, de la Comisión Cubana de Reconciliación Nacional y Derechos Humanos, quien ha insistido en repetidas ocasiones en que la Sra. López debe ser puesta en libertad ya que su asunto es político, no legal«. 

O’Malley cuenta en su bitácora que sostuvo una cordial reunión con Miguel Díaz-Canel y que le pidió indultar a los cubanos «implicados de forma no violenta» en las manifestaciones del 11 de julio. 

En la carta abierta, GLA insta a la actual administración a actuar de manera consecuente, planteando un escenario en el que -luego del levantamiento del 11 de julio, donde miles cubanos en las calles protestando contra el régimen comunista- el gobierno de Bien-Harris tendría «una oportunidad de impactar las relaciones entre Estados Unidos y Cuba de una manera que ningún otro presidente ha tenido desde el final de la Guerra Fría«. 

Pero precisa una regla que fuera obviada en las negociaciones de la era Obama-Biden: «antes de que se envíe asistencia humanitaria a Cuba, el régimen cubano debe resolver los asuntos urgentes tratados en esta carta, entre otros asuntos que preocupan a los estadounidenses». 

El cardenal reconoce que «el gobierno [dictadura] de Cuba está, por supuesto, muy preocupado porque las remesas que los cubano-americanos enviaban a sus familiares ahora son mucho más difíciles de recibir y que las posibilidades de viajar a Cuba también se han visto muy restringidas». 

«Entonces, apelamos al presidente [para que haga más posible que Catholic Relief Services y Caritas Internationalis puedan enviar ayuda a Cuba a través de las organizaciones de Caridades Católicas de las diócesis de Cuba. También queríamos animarlos a tener un contacto más directo con los obispos de Cuba», relata el prelado. 

El texto de GLA es específico en solicitar a O’Malley y a la administración de Joe Biden y Kamala Harris que, en caso enviarse ayuda humanitaria a Cuba, «bajo ninguna circunstancia se debe exigir a Caridades Católicas o cualquier entidad relacionada con la Iglesia Católica, como Caritas Cuba, que la isla almacene o distribuya asistencia a través del gobierno cubano», para que dicha asistencia «no se politice» ni caiga en manos del régimen. «La Iglesia Católica tiene la influencia política y moral para garantizar que esto no suceda», recalca. 

Poblete asegura que «el pueblo estadounidense siempre ha apoyado al pueblo de Cuba, a diferencia de otras naciones y empresas, que durante más de una generación han apuntalado el sistema o se han involucrado, directa o indirectamente, en el trabajo forzoso y otras prácticas no basadas en el mercado sino en diversos tipos de negocios y sectores como las remesas, el turismo, la biotecnología y los servicios médicos».  «El pueblo cubano cuenta con actores responsables como la Iglesia Católica para apoyar los esfuerzos del pueblo para promover la causa de la libertad, el bienestar, la justicia, la verdad y la reconciliación«, concluye la misiva.

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