Por Marcelo Duclos – Panampost.com

La impunidad con la que se maneja el Frente de Todos es insólita. Luego de una cuarentena eterna, que enloqueció a la gente y fundió al sector privado, y un gradual proceso de apertura forzado por la urgencia de una economía moribunda, el Gobierno decidió de ayer a hoy que, prácticamente, se terminó la pandemia en Argentina.

Aunque viven renegando en contra del macrismo, lo cierto es que, ante la emergencia electoral, terminaron gobernando igual: mirando las encuestas. Evidentemente los números que recibió Alberto Fernández últimamente indican que la gente se hartó de las restricciones, y que eso pudo haber sido uno de los tantos motivos de la estrepitosa derrota. Vamos a los números y veamos si algo distinto pasó esta semana, como para justificar la apertura anunciada en el día de la primavera:

El 12 de septiembre, día de las fatídicas elecciones para el oficialismo, se registraron 46 nuevos muertos y 930 contagios. Ayer, en la víspera del día del estudiante y parece que también del final “oficial” de la pandemia, hubo 90 fallecidos y 2162 nuevos casos de coronavirus.

Aunque hasta el número finito permite darse cuenta de que todo es un circo, lo cierto es que poco cambió en lo que va del mes. La vacunación y la inmunidad hacen lo suyo, y, como en el resto del mundo, gradualmente se vuelve a la normalidad. El tema es que nada de esto estaba en los planes de Alberto y Cristina Fernández hasta la semana pasada. Si así fuera, lo hubieran vendido en la campaña. Esto no es más que un burdo manotazo de ahogado para recuperar algo del apoyo popular perdido. Una burla a la memoria de los muertos, con los que se rasgaban las vestiduras, y una ofensa a los que fueron a la quiebra por una cuarentena delirante, irresponsable y contraproducente.

Como acá ya no pasa nada, a partir de hoy, en Argentina se termina con la obligatoriedad del tapabocas en la vía pública, las limitaciones al número de personas en reuniones sociales, vuelve la totalidad del aforo en actividades económicas (incluyendo salones de fiestas), se autorizan los viajes grupales (jubilados, egresados, etcétera), se habilita un aforo de 50 % para los espectáculos masivos como el fútbol y comienza un proceso gradual de apertura de fronteras, que finalizará el primero de noviembre.

Festejemos, se terminó la pandemia en Argentina. También se terminó de liquidar la credibilidad del “gobierno de científicos”, que no fue más que un grupo de improvisados que hizo mucho daño. Por eso perdieron las primarias y, si la oposición fiscaliza bien, también perderán las elecciones de noviembre. Que se vayan, como el virus.

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