Por Carlos Esteban – gaceta.es
Que las presidenciales que supuestamente dieron la victoria a Joe Biden fueron un fraude masivo es algo que contamos en estas páginas desde el día después de la noche electoral, y ahora los resultados de la auditoría ordenada por el Senado de Arizona en el Condado de Maricopa muestran a las claras un ejemplo de ese fraude.
Este viernes, Shiva Ayyadurai, del MIT, inventor del correo electrónico, presentó los primeros resultados de su investigación de los sobres de votos por correo de Maricopa, y demostró, entre otras cosas que había 17.000 papeletas duplicadas. Trump perdió Arizona por un margen de menos de 10.500 votos.
Además de los votos sobrantes, Shiva ofreció pruebas clamorosas de fraude premeditado en las elecciones presidenciales del pasado noviembre. Varios sobres, incluyendo algunos que se habían contado dos y tres veces, tenían el sello de verificación aparentemente preimpreso, y muchas papeletas supuestamente aprobadas carecían de firma.
Los resultados de la auditoría deberían traducirse, como poco, en el enjuiciamiento de los responsables del recuento de Maricopa y en la descertificación inmediata de los resultados en el estado.
Las irregularidades encontradas por el equipo de Shiva, que indican un claro fraude intencionado, son solo un caso. Texas ya ha anunciado que iniciará auditorías semejantes en cuatro condados, incluyendo Dallas. En una nota de prensa hecha pública por la Secretaría de Estado de Texas, confirmó que el estado tiene plena autoridad para llevar a cabo “auditorías plenas y globales de cualquier proceso electoral”, y que ya había iniciado el procedimiento para auditar algunos de los condados más grandes del estado: Dallas, Harris, Tarrant y Collins.
Estados Unidos es un país enorme de población muy dispersa, y es inevitable que en cualquier proceso electoral se produzcan errores e incluso fraudes ocasionales, sin que eso justifique hablar, en general, de elecciones fraudulentas. Pero no es ese el caso que se alega, nunca lo ha sido. Lo que se denuncia es un intento masivo y coordinado para impedir que Trump fuera reelegido por cualquier medio.
Desde la campaña de pánico al virus que coordinó la prensa convencional, antitrumpista hasta la locura, para que el mayor número de votantes posible emitiera su voto por correo, hasta la acción devastadora de Antifa y Black Lives Matter jaleada por esos mismos medios y por los irresponsables políticos demócratas (y que cesó inmediatamente una vez pasados los comicios), el poderoso frente antiTrump no dejó ningún palo por tocar para impedir una reelección que se veía segura.