Por Javier Torres – gaceta.es

Es de agradecer que no se escondan, que a pesar del pin arcoíris y el lenguaje almibarado no tengan reparos en reconocer que su plan es el de someter (ellos dicen salvar) a la población mundial. La Agenda 2030 se presenta como “un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia”. Si fuera así, ¿quién se podría oponer? Bonitas palabras que revelan no sólo una ambición desmedida sino el anhelo del superhombre, del individuo que sustituye a Dios para dominarlo todo imponiendo la religión climática, el dogma de género o el multiculturalismo. Naturalmente nada de esto se ha votado en la Carrera de San Jerónimo ni se le ha ocurrido a ninguno de nuestros políticos por mucho que el Gobierno promueva la agenda a través de un ministerio creado ad hoc. Son imposiciones que elaboró un puñado de burócratas -reunido Dios sabe dónde- para despojar de soberanía a unas naciones cuyos parlamentos cada vez deciden menos y obedecen más. 

El núcleo de la Agenda 2030 y su vocación colonizadora en los campos económico, social y ambiental viene explicado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Son 17 puntos que “constituyen un llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”. Entre estos fines conviene profundizar en los que, obviando el nombre elegido expresamente para generar confusión, esconden prohibiciones que afectan a la vida cotidiana de millones de personas en todo el mundo:

1. Fin de la pobreza. “De aquí a 2030 erradicar para todas las personas y en todo el mundo la pobreza extrema”. Lo inquietante es comprobar cómo aspiran a tal meta. “Crear marcos normativos sólidos en los planos nacional, regional e internacional, sobre la base de estrategias de desarrollo en favor de los pobres que tengan en cuenta las cuestiones de género, a fin de apoyar la inversión acelerada en medidas para erradicar la pobreza”. Esto es muy significativo, ya que aquí se reconoce explícitamente que para dejar de ser pobre hay que aceptar la ideología de género. También meten la cuña del cambio climático: “Fomentar la resiliencia de los pobres y las personas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad y reducir su exposición y vulnerabilidad a los fenómenos extremos relacionados con el clima y otras perturbaciones y desastres económicos, sociales y ambientales”. Es decir, para la Agenda 2030 saldrá de la pobreza quien acepte que la biología no determina el sexo o quien demuestre su sensibilidad con el clima cambiando el coche por un formidable patinete.  

2. Hambre cero. “Asegurar la sostenibilidad de los sistemas de producción de alimentos y aplicar prácticas agrícolas resilientes que aumenten la productividad y la producción, contribuyan al mantenimiento de los ecosistemas, fortalezcan la capacidad de adaptación al cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos, las sequías, las inundaciones y otros desastres, y mejoren progresivamente la calidad de la tierra y el suelo”. Nuevamente se supedita el fin de la pobreza a cuestiones ajenas como el cambio climático: si quieres pan debes renunciar al coche o a viajar. Si no comes carne no es porque seas pobre, sino porque eres sensible y resiliente al cambio climático. 

3. Salud y bienestar. “De aquí a 2030, garantizar el acceso universal a los servicios de salud sexual y reproductiva, incluidos los de planificación familiar, información y educación, y la integración de la salud reproductiva en las estrategias y los programas nacionales”. El eufemismo ‘salud sexual y reproductiva’ ya sabemos lo que significa: aborto y cambio de sexo. “De aquí a 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante su prevención y tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar”. O sea, aplicación de la eutanasia. “De aquí a 2030, reducir a la mitad el número de muertes y lesiones causadas por accidentes de tráfico en el mundo”. Si se logra prohibir la circulación de vehículos, ¿cómo no van a lograr menos muertes? ¿Acaso no presumió Pedro Sánchez de la reducción de crímenes en España cuando nos encerró en casa ilegalmente?

4. Educación de calidad. “De aquí a 2030, asegurar que todos los alumnos adquieran los conocimientos teóricos y prácticos necesarios para promover el desarrollo sostenible, entre otras cosas mediante la educación para el desarrollo sostenible y los estilos de vida sostenibles, los derechos humanos, la igualdad de género, la promoción de una cultura de paz y no violencia, la ciudadanía mundial y la valoración de la diversidad cultural y la contribución de la cultura al desarrollo sostenible”. A lo ya comentado sobre la prohibición de la carne o el coche por ir contra “un estilo de vida sostenible” o la aceptación de la ideología de género, se suma ahora la recepción de inmigración masiva como algo inevitable que beneficiará al país de acogida. La realidad, sin embargo, son guetos como Molenbeek o ciudades arrasadas por la violencia y la inseguridad como Badalona. 

5. Igualdad de género. “Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas […] eliminar todas las prácticas nocivas, como el matrimonio infantil, precoz y forzado y la mutilación genital femenina”. Este objetivo es absolutamente loable, sin embargo, es un oxímoron si en la misma agenda se favorece la inmigración masiva de culturas que practican los matrimonios forzosos o la mutilación genital. La defensa de la mujer o el feminismo -sorprendente aliado hoy del islam- es incompatible con quienes consideran a la misma inferior.

6. Agua limpia y saneamiento. Así sea.

7. Energía asequible y no contaminante. “De aquí a 2030, aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas […] Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos”. Toda esta hojarasca verde se traduce en asfixiar al contribuyente con impuestos “para la sostenibilidad energética” al tiempo que se combate la energía hasta el momento más eficaz y barata: la nuclear.

8. Trabajo decente y crecimiento económico. “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos”. Inclusivo y sostenible son eufemismos que traen de la mano la desindustrialización del país donde se apliquen políticas que fomenten, por ejemplo, energías no rentables y se ataque sectores como la agricultura, la pesca o la ganadería.   

9. Industria, innovación e infraestructura. “Promover una industrialización inclusiva y sostenible”. Ídem.

10. Reducción de las desigualdades. “De aquí a 2030, potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición”. Políticas de cuota, es decir, imposición de colectivos en puestos de responsabilidad sepultando el mérito y el esfuerzo.

11. Ciudades y comunidades sostenibles. “De aquí a 2030, asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales”. Imposible lograr la seguridad en los barrios cuando se favorece el efecto llamada a la inmigración ilegal de culturas que no se adaptan a la nuestra.

12. Producción y consumo responsables. “De aquí a 2030, asegurar que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza”. Estos estilos de vida pasan por poner trabas al consumo de carne o prohibir la circulación de coches en los centros de las ciudades.

13. Acción por el clima. “Incorporar medidas relativas al cambio climático en las políticas, estrategias y planes nacionales”. Más de lo mismo: desindustrialización, cruzada contra la energía nuclear, la ganadería, transportes como el coche o el avión y, como consecuencia, contra el turismo. 

14. Vida submarina. “De aquí a 2025, prevenir y reducir significativamente la contaminación marina de todo tipo, en particular la producida por actividades realizadas en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutrientes”. Las medidas para reducir la contaminación la pagarán las pequeñas explotaciones de pescadores y la pesca artesanal, que en muchos casos desaparecerán. Las grandes multinacionales sí podrán afrontar los exigentes requisitos, por lo que una vez más se demuestra que la Agenda 2030 está hecha para favorecer la expansión de las grandes multinacionales y el fin del pequeño comerciante.    

15. Vida de ecosistemas terrestres. “Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad”. Sectores como la ganadería, la agricultura y la caza se ven perjudicados por  restricciones en la producción, la competencia desleal foránea o limitaciones como la propia práctica. 

16. Paz, justicia e instituciones solidarias. “Ampliar y fortalecer la participación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza mundial”. Aquí se reconoce sin ambages el objetivo de todo el plan: someter a la población mundial a los dogmas de la agenda.

17. Alianzas para lograr los objetivos. “Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible”. El último punto es un resumen de que la agenda es una imposición con aspiración mundial.

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