Fuente: Primer Informe
En las últimas elecciones parlamentarias en la República Checa, los votantes dejaron por fuera al Partido Comunista.
El Partido Comunista de Bohemia y Moravia obtuvo apenas el 3.62% de los votos enn casi todos los distritos. Eso es menos del 5% necesario para ingresar al parlamento. El fenómeno quizá sea la antesala del final para un partido con una menguante y envejecida membresía.
Desde 1948, este partido gobernó la nación centroeuropea hasta que la Revolución de Terciopelo lo desplazó del poder en 1989. Ese año comenzó la era democrática en el país.
El estigma de la persecución de décadas contra decenas de miles de ciudadanos del país le pasa una pesada factura a los comunistas.
«Me agrada, me agrada mucho», dice Jiri Gruntorad un ex disidente de 69 años citado por la agencia Reuters. Gruntorad fue encarcelado por subversión de 1981 a 1985 por las autoridades comunistas.
«Fue uno de los últimos partidos comunistas del mundo, aparte de los chinos y cubanos que se aferraron a su nombre. Los demás al menos se cambiaron de nombre y empezaron a comportarse de forma un poco diferente», afrma.
Los votantes también dieron una derrota al partido ANO del primer ministro Andrej Babis, contra el grupo de oposición de centro derecha Together, en un resultado sorprendente.
La elección de dos días llenó 200 escaños en la cámara baja del parlamento de la República Checa.
Hace poco, como parte de los llamados «Pandora Papers», el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación informó detalles de las transacciones financieras de Babis en el extranjero.
Con todos los votos contados, la Oficina de Estadísticas checa dijo que Together, una coalición de tres partidos liberal-conservadora, obtuvo el 27,8% de los votos. El partido de Babis, ANO, obtuvo el 27,1%.
Otra coalición liberal de centroizquierda del Partido Pirata y STAN, un grupo de alcaldes, obtuvo el 15,6% de los votos. Así se conformó en la tercera fuerza política del país.
Desaparición de los comunistas checos
Después de la conquista de la democracia, los comunistas checos buscaron atraer a los ciudadanos mayores y los checos de la clase trabajadora. Nunca atrajeron a los votantes más jóvenes. Tampoco lograron despegarse de su imagen totalitaria en contra de la libertad.
«Estoy muy decepcionado porque es un gran fracaso», dijo el líder del Partido Comunista, Vojtech Filip, quien también renunció.
Los comunistas permanecieron en su mayoría aislados después de 1989. Desde entonces, solo cooperan con otros partidos en busca de votos para aprobar leyes en el parlamento. También estaban cerca del actual presidente Milos Zeman.
El partido recuperó influencia en 2018 cuando Babis, un exmiembro del Partido Comunista, los buscó para apoyar a su gobierno minoritario con los socialdemócratas.
Fue lo más cerca que estuvo el partido del poder desde 1989. Ahora, parece representar su acto final como fuerza política en la antigua nación del bloque soviético.