Por Oriana Rivas – Panampost.com

Experimentos con partes de fetos de humanos y ratones están escandalizando a Pensilvania, Estados Unidos. El Consejo de la Familia de ese estado discutió recientemente detalles atroces de estas «investigaciones», incluyendo la financiación obtenida de los bolsillos de los contribuyentes a través de subvenciones del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, en inglés), la instancia que preside Anthony Fauci y sobre la que también pesan acusaciones por experimentos con cachorros.

El caso ya había cobrado fuerzas en mayo de este año, cuando el Comité de Salud de la Cámara de Representantes de Pensilvania hizo una audiencia sobre las «investigaciones» con fetos abortados en la Universidad de Pittsburgh. Pero el caso incluye aspectos más perturbadores en clara violación de las leyes federales.

Según David Daleiden, fundador del Center for Medical Progress, los programas de experimentación fetal pueden haber violado la ley estatal de Pensilvania y la ley federal de aborto por nacimiento parcial. Esta última consiste en dar a luz al bebé vivo «con el propósito de matar al bebé después del parto mediante la sustracción de órganos o por otros medios», indicó Daleiden, de acuerdo con una reseña de The Federalist.

Es un caso turbio que oficialmente la universidad lo niega. El neurólogo y subdirector de investigación del Centro Oncológico UPMC Hillman, Jeremy Rich, declaró en mayo que desde la universidad «se están siguiendo todas las leyes y directrices». Algo similar aseveró Fauci durante la misma audiencia. Respondió que el estudio pasó por «todas las pautas y supervisiones adecuadas». Un portavoz de la universidad, Kevin Zwick, dijo que «no utilizan ninguna de sus asignaciones estatales para financiar la investigación del tejido fetal».

Detalles perturbadores

Un artículo publicado en septiembre de 2020 por la revista científica Nature describió el estudio que encendió las alarmas. Fue titulado «Desarrollo de modelos humanizados de ratones y ratas con piel humana de espesor completo y células inmunes autólogas». El objetivo era el de estudiar cómo reaccionaban los órganos a patógenos o infecciones en la piel humana. Para lograrlo, «se trasplantaron ratones machos y hembras mioablados con timo fetal humano, hígado y bazo en la cápsula renal». El resultado fueron ratones «humanizados».

El artículo ofrece fotos –perturbadoras por cierto– de cómo cabellos humanos crecen en el cuerpo de los ratones. Los tejidos humanos se obtuvieron en la edad gestacional de 18 a 20 semanas de la interrupción del embarazo «indicada médica o electiva» a través del Hospital Magee-Womens del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh (UPMC).

En el caso, discutido por el Consejo de la Familia de Pensilvania, también se vinculó a la organización Planned Parenthood, supuestamente porque esta proveyó piezas corporales de bebés abortados para experimentos. Fue David Daleiden quien hace unos años difundió videos encubiertos donde voceras del grupo hablaban sobre la presunta venta de órganos de fetos.

La financiación polémica de Biden

El caso vuelve a tomar protagonismo en medio de otra polémica relacionada con el plan presupuestario para 2022 de Joe Biden. En su propuesta, el mandatario demócrata omitió la «Enmienda Hyde», aprobada por primera vez en 1976. Esta restringe el financiamiento federal al aborto para beneficiarios de Medicare, Medicaid, empleados federales, mujeres en servicio y residentes de Washington, DC. Según una nota de Reuters, la prohibición ha sido parte de los proyectos de ley de gastos del gobierno durante décadas.

Pero el presidente ha tenido que declinar esta idea que financiaría los abortos con dinero federal, arriesgándose a enfrentarse contra los progresistas de su partido. Con tal de aprobar el presupuesto anual, Biden dijo que está dispuesto a firmar el proyecto de ley de reconciliación de los demócratas incluso si incluyera la Enmienda.

Este es solo un ápice del tema. Porque por otro lado están los fondos federales que se habrían usado, bajo la supervisión de Fauci, en los experimentos con fetos en la Universidad de Pittsburgh. Según David Daleiden, los investigadores recibieron 1,4 millones de dólares de los Institutos Nacional de Salud (NIH, en inglés) en subvenciones. La cifra asciende a tres millones de dólares si se toman en cuenta solicitudes de subvenciones posteriores de los NIH obtenidas por la fundación Judicial Watch.

Cargos criminales contra los responsables

Una advertencia vino de Kathy Rapp, representante estatal republicana en Pensilvania, luego de celebrar aquella audiencia en el Congreso.

«Si estas acusaciones son ciertas de que los científicos de la Universidad de Pittsburgh estaban extrayendo riñones de bebés por nacer mientras sus corazones aún latían, no solo deberían suspender inmediatamente los fondos de los contribuyentes, sino que todos los involucrados deberían enfrentar cargos criminales».

El panel organizado recientemente por el Consejo de la Familia de Pensilvania concluyó que se debe ejercer mayor presión sobre estos organismos federales de salud para que ofrezcan detalles sobre los experimentos, financiados desde el bolsillo de los ciudadanos estadounidenses.

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