Por María José Olea Álvarez – Panampost.com
John Kerry, enviado especial para el clima de Estados Unidos, financiaría junto a su esposa a una cuestionada empresa china ligada a la Inteligencia Artificial (IA). El matrimonio ha invertido al menos un millón de dólares en ella, de acuerdo con una investigación del Washington Free Beacon.
La compañía en cuestión se llama Hillhouse China Value Fund LP, que a su vez es una de las principales accionistas de YITU Technology. En 2017 por ejemplo, la firma apoyada por el político demócrata le inyectó 55 millones de dólares. Sin embargo, eso no es lo más relevante.
En 2019, durante el mandato de Donald Trump, EE.UU. ingresó a YITU a su lista negra por violaciones a los derechos humanos. El Departamento de Comercio de dicho país denunció a la empresa tecnológica por atentar contra el pueblo uigur, una minoría étnica cruelmente perseguida en China por el régimen de Xi Jinping, así como el Partido Comunista Chino, quienes surgen como los principales responsables por el genocidio que ocurre con ellos en la provincia noroccidental china de Xinjiang.
De acuerdo con la entidad estadounidense, YITU colaboró con el régimen chino en un programa de reconocimiento y vigilancia facial impulsado por Xi Jinping. Este estaba diseñado para identificar a las personas de acuerdo a su raza y etnia, situación que alertó a los expertos en seguridad norteamericanos. No obstante, eso no detuvo los prósperos negocios entre Kerry y el gigante asiático.
El exsecretario de Estado de Obama y actual enviado climático ha encabezado numerosas reuniones diplomáticas con China, el principal productor de gases invernadero del mundo.
Amenaza tecnológica
Pekín ha manifestado sus intenciones de convertirse en el próximo líder mundial en Inteligencia Artificial (IA) para el 2030. Es por esto que el país asiático ha impulsado un plan para robustecer su industria nacional y desbancar a sus rivales tecnológicos.
Sus pretensiones preocupan a expertos militares y de seguridad de EEUU, quienes creen que el régimen está utilizando la IA como un mecanismo de represión. Principalmente para ejercer control sobre disidentes políticos y grupos perseguidos dentro de sus mismas fronteras.
Washington venía advirtiendo esta posibilidad desde 2019, con el comunicado en el que sancionó a YITU. En aquella ocasión, denunció violaciones y abusos a los derechos humanos por parte de la empresa.
Así como la «implementación de una campaña de represión, detención arbitraria masiva y vigilancia de alta tecnología». Sus víctimas eran claras: uigures kazajos, además de otras minorías musulmanas en China.
La incongruencia de Kerry
Pese a la contundente evidencia, Kerry ha bajado el perfil de los abusos cometidos por parte del régimen chino. Anteriormente, expresó que discutir las prácticas de trabajo esclavo en China con un gobierno extranjero a veces hostil «no es su camino».
El mes pasado afirmó que «la vida está llena de decisiones difíciles». Esto tras ser consultado si Biden cambiaría sus políticas ambientales con Pekín, por ignorar las vulneraciones contra minorías étnicas.
«Sí, tenemos problemas, varios problemas diferentes, pero ante todo, este planeta debe ser protegido», aseguró el representante demócrata.
Negocios desde la Casa Blanca
Joe Biden insistió durante toda su campaña presidencial que ningún familiar suyo mantendría relaciones comerciales con compañías extranjeras. Sin embargo, sus promesas quedaron en el aire luego de revelarse que su hijo, Hunter Biden, mantiene un 10 % de participación en BHR Partners, una firma de capital privado en China.
Esta compañía invirtió a su vez en otra empresa del país asiático, Megvii, dedicada al reconocimiento facial. Esta última también recibió una sanción de EEUU por su presunta participación en una campaña de represión contra minorías étnicas en 2019.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró que el hijo del mandatario se desprendería de sus acciones en febrero. No obstante, este aún conserva una porción a través de su empresa personal, Skaneateles LLC.