Fuente: France 24

La periodista china Zhang Zhan, de 38 años, está a punto de morir luego de hacer una huelga de hambre, tras ser detenida por las autoridades chinas. La exabogada fue víctima de las políticas del Gobierno de Beijing para reprimir a la disidencia, por haber documentado la etapa inicial de la pandemia de Covid-19 en Wuhan, epicentro de la crisis sanitaria mundial.

Zhang Zhan fue detenida en mayo de 2020 y sentenciada en diciembre a cuatro años de cárcel en la prisión de mujeres de Shanghai por “provocar peleas y problemas”, un cargo vagamente definido que se utiliza a menudo en casos políticos.

En febrero, la periodista viajó de Shangai a Wuhan y, durante los siguientes tres meses, estuvo informando en sus redes sociales sobre lo que estaba sucediendo en el epicentro de la pandemia de coronavirus, pero, sobre todo, quería cuestionar el manejo del brote por parte de las autoridades sanitarias.

En ese momento, Wuhan entró en un estricto bloqueo, nadie podía abandonar la ciudad y se pedía a los habitantes no salir de sus casas. La policía no tardó en identificar a la periodista, quien caminaba frecuentemente por las calles grabando con su teléfono, así que la detuvieron y, desde entonces, Zhan ha hecho varias huelgas de hambre. A raíz de esto, tuvo que ser hospitalizada en una ocasión, pero volvió a la cárcel a pesar de su débil estado de salud.

Zhan fue detenida en medio de lo que -según se acusa a China- ha sido una campaña para controlar la narrativa sobre la pandemia. Desde su inicio, Beijing ha enfrentado acusaciones de haber ocultado información y de retrasar la publicación de información crítica que habría ayudado a frenar la propagación del virus.

Con su mal estado de salud en prisión, la familia de la detenida y organizaciones en defensa de los derechos humanos piden que se le brinde atención médica y que sea liberada inmediatamente.

Varias voces piden la liberación de Zhang Zhan “antes de que sea demasiado tarde”

Zhang Ju, hermano de la detenida, dijo hace unos días en su cuenta en Twitter que su familiar tiene poco peso y “puede que no viva mucho más”.

La madre de Zhang, quien la vio por última vez en una videollamada en octubre, dijo que su hija no podía levantar la cabeza porque le faltaba fuerza. Zhan es una mujer que mide 1,78 metros y, según sus familiares, actualmente está pesando unos 40 kilos.

El equipo legal de la mujer aseguró a la agencia de noticias AFP que fue alimentada a la fuerza a través de tubos nasales y que no tenía información sobre su estado actual.

Las publicaciones de Zhang Ju en redes sociales han provocado llamamientos para la liberación de su hermana. Es el caso de Amnistía Internacional que instó esta semana al Gobierno chino a “ponerla en libertad de inmediato para que pueda poner fin a su huelga de hambre y recibir el tratamiento médico adecuado que necesita desesperadamente”.

También, el jefe de la Oficina de Asia Oriental de Reporteros Sin Fronteras (RSF), Cedric Alviani, dijo recientemente que “la comunidad internacional debe ejercer presión sobre el régimen chino y asegurar la liberación inmediata de Zhang Zhan antes de que sea demasiado tarde”.

La situación preocupa aún más, ya que, según Jane Wang, activista de Humanitarian China, un grupo con sede en Estados Unidos fundado por disidentes del país asiático, los hospitales en las cárceles chinas generalmente están mal equipados.

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