Fuente: Divulgación Total

A pesar que muchos dicen que no pasa nada, muchas cosas están ocurriendo, inclusive la gran exposición de las mentiras que se dijeron contra Trump. Tanto así que todo lo que ocurre hoy, es una reivindicación para muchas de las cosas que el Presidente Trump dijo y advirtió

El siguiente artículo que compartimos traducido, no solo nos refresca la memoria, sino que además deja muy en claro que la exposición de las mentiras contra Trump son la mejor reivindicación que pudo tener.

Y es muy posible que a medida que el tiempo avanza, veamos mucho más.

POR DAVID KELTZ – PUBLICADO EN AMERICAN GREATNESS 12-DIC-2021

El año no pudo haber comenzado peor para el expresidente Trump. Miles de sus partidarios de todo el país, de todas las razas y religiones diferentes se reunieron en la Elipse en Washington, DC, para mostrar su apoyo a un presidente que durante cuatro años luchó por los hombres y mujeres olvidados de este país.

Estaban orgullosos de sus mútiples logros.

Incluso con cuatro años de mentiras y teorías de conspiración sobre la colusión rusa, y un falso cargo de quid pro quo que involucró al presidente de Ucrania y que llevó a un vergonzoso juicio político (impeachment), aún así Trump logró recortar impuestos, reducir las regulaciones y presidir la mayor tasa de participación en la fuerza laboral jamás registrada en la historia de Estados Unidos, con 157 millones de estadounidenses trabajando—hasta que el coronavirus chino diezmó nuestra economía.

A pesar que la izquierda describió a Trump como sexista y racista, él empezó una iniciativa de $50 millones para ayudar a crear oportunidades de empleo para las mujeres, ofreció a las nuevas madres el primer plan en la historia de licencia familiar remunerada y firmó un proyecto de ley que proporcionaría permanentemente más de $250 millones al año. a colegios y universidades históricamente (de estudiantes) negros.

Trump reconstruyó nuestras fuerzas armadas, incrementó el gasto en defensa nacional, eliminó el califato de ISIS, negoció tratados de paz en el Medio Oriente, aseguró nuestra frontera sur al comenzar la construcción de un muro a través de una sólida aplicación de la ley. Renegoció los acuerdos comerciales injustos, se enfrentó a China y entregó tres vacunas y terapias durante una pandemia única en un siglo.

Luchó por los trabajadores de las fábricas en Indiana, los agricultores en Michigan, los ganaderos en Texas, los camioneros en Pensilvania, los militares que mantuvieron la paz y los oficiales de policía que nos mantuvieron a salvo.

Pero en un abrir y cerrar de ojos, el magnate inmobiliario convertido en político fue trasladado de regreso a Mar-a-Lago después de supuestamente perder la primera elección con boletas por correo ante un hombre débil y a menudo confundido de 77 años que hizo campaña casi exclusivamente desde su sótano bajo la mentira de que restauraría nuestra unidad nacional.

La clase gobernante nos dijo que se nos permite cuestionar el resultado de la elección más extraña y corrupta de la historia, en la cual se enviaron por correo decenas de millones de boletas, sin las debidas salvaguardas para garantizar que la identidad del votante se pueda verificar, y donde varios secretarios de estado demócratas cambiaron ilegalmente las leyes electorales desafiando a los legisladores estatales.

Los 75 millones de partidarios de Trump estaban legítimamente indignados, ya que vieron desaparecer su victoria en la noche de las elecciones durante las primeras horas de la mañana, mientras la clase gobernante los tachaba de tontos y teóricos de la conspiración.

Antes incluso que Trump terminara de hablar el 6 de enero y les dijera a sus partidarios que hicieran oír sus voces “de manera pacífica y patriótica”, cientos de personas ya habían irrumpido en el edificio del Capitolio cuando se produjo un disturbio.

Nadie que haya traspasado ilegalmente (las instalaciones del Capitolio) debe ser excusado de violar la ley. Pero contrariamente a los reportes falsos de los medios de comunicación, las únicas dos personas que murieron ese día fueron dos simpatizantes de Trump desarmadas, Ashli Babbitt y Rosanne Boyland. La mayoría de los consumidores del New York TimesWashington Post, CNN y MSNBC probablemente desconozcan ese hecho, y probablemente todavía creen que el oficial Brian Sicknick fue asesinado en la manifestación por seguidores trastornados de QAnon (falso).

Los medios corporativos de izquierda y los demócratas usarían los eventos del 6 de enero como su última «gran mentira» de la presidencia de Trump y afirmarían absurdamente que había incitado a una insurrección. Posteriormente, Big Tech usaría el 6 de enero como pretexto para eliminarlo de Facebook y Twitter, y se produjo una segunda farsa de juicio político mientras él ya no estaba en el cargo.

Según el Cuarto Poder (los medios de prensa), ese evento fue peor que dos edificios de 110 pisos desapareciendo del horizonte de la ciudad de Nueva York, un enorme agujero en un lado del Pentágono, un avión que se estrelló contra un campo en Shanksville y 2,977 personas asesinadas en un sola fecha, el día 11 de septiembre del 2001.

El objetivo de esas entidades corruptas siempre fue muy claro: castigar a Trump y a cualquiera de sus partidarios para asegurarse que nunca más podría ser elegido presidente.

Pero por mucho que lo intenten, la clase gobernante ha vuelto a fracasar en desarmar a Trump. La mayoría, si no todas las historias falsas y mentiras intencionales que se vendieron sobre él durante el curso de su presidencia—una contribución en especie al Partido Demócrata—han sido completamente comprobadas como falsas en los últimos meses.

Ahora sabemos, como muchos de nosotros ya lo sabíamos durante su presidencia, que la hidroxicloroquina funciona y se ha demostrado que es un tratamiento eficaz para combatir el COVID-19. Y ahora sabemos que el virus de China con toda probabilidad se originó en un laboratorio chino.

Sabemos, como lo supimos todo el tiempo, que la computadora portátil de Hunter Biden que documenta la corrupción de su familia y los esquemas de pago por juego era real y no era «desinformación rusa».

Ahora sabemos que Lafayette Square no fue desalojada para una sesión de fotos, y que los alborotadores de Antifa y Black Lives Matter que se negaron a dispersarse, después que la policía les dijo que lo hicieran, no eran general mente «pacíficos».

Sabemos ahora, como supimos entonces, que Kyle Rittenhouse nunca fue un supremacista blanco que apoyó a Trump, sino más bien un buen samaritano que actuó en defensa propia, mientras protegía el negocio de sus amigos de ser quemado hasta sus cimientos.

Ahora sabemos, como supimos entonces, que la noticia de las «recompensas rusas» era falsa, y sabemos que Trump, quien estima a nuestros militares y nuestros soldados, nunca los llamó «tontos y perdedores» (a diferencia de Biden que sí los insulta, supuestamente ‘bromeando’). Sabemos ahora, como lo supimos entonces, que los cierres de los estados azules (gobernados por demócratas) no funcionaron y que las escuelas deberían abrirse para el aprendizaje en persona.

Ahora sabemos que la teoría crítica de la raza se está practicando en nuestras escuelas desde Kinder hasta el grado 12, incluso si los portavoces de CNN y MSNBC continúan negándolo, y el programa de Trump de seguridad de la frontera sur tuvo éxito antes que Biden lo revirtiera.

Sabíamos desde el principio que los dos hermanos Cuomo, que odiaban a Trump, eran piratas partidistas corruptos quienes ya no son útiles para la izquierda y recibieron el destino que se merecían.

Comenzamos a dudar, pero ahora sabemos que era solo cuestión de tiempo antes que los asociados de Hillary Clinton y el DNC (partido demócrata) fueran finalmente acusados de orquestar un complot para derrocar al presidente (Trump).

Y ahora sabemos que el actual ocupante de la Casa Blanca era exactamente quien pensábamos que era. Un hombre que ni una sola vez tuvo un pensamiento original, un individuo que siempre tuvo una relación tenue con la verdad, un mercachifle que divide a las razas, cuyo deterioro cognitivo parece empeorar día a día. Un estafador que pertenece al ala radical de extrema izquierda de su partido, y que hace lo que sus titiriteros le dicen que haga, mientras destruyen nuestro país y lo convierten en un infierno socialista, todo en nombre de la equidad.

Resulta que Trump sabía quién era el verdadero enemigo del pueblo desde el principio. Pero al menos ahora las mentiras (del enemigo) están a la vista.

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
17 Comentarios
Más antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas