Traducido de Nzherald.co.nz por TierraPura.org
Un multimillonario chino ha recibido un duro golpe tras una importante inversión de Covid-19 en la que participó uno de los desarrolladores de vacunas más importantes del mundo.
Mientras la pandemia se extendía por todo el mundo y crecían las campañas de vacunación generalizada, el jefe farmacéutico Guo Guangchang llegó a un acuerdo con la alemana BioNTech SE, que se asoció con Pfizer para producir una de las vacunas más difundidas del mundo.
El acuerdo, firmado hace casi un año por un importe de 207 millones de dólares neozelandeses, aseguraba 100 millones de dosis de la vacuna de ARNm para su distribución en China continental.
Gracias a este acuerdo, la empresa de Guangchang, Fosun Pharma, estará a la cabeza de la inoculación de una gran parte de la mayor población del mundo durante el periodo de mayor demanda de vacunas.
Sólo ha habido un pequeño problema: el gobierno chino aún no ha aprobado el uso de la vacuna de Pfizer.
Las opiniones sobre los motivos por los que el Estado comunista ha rechazado la aprobación de esta vacuna difieren enormemente. Según los analistas de Bloomberg, es “difícil saber cuándo, si es que alguna vez, la vacuna de Pfizer-BioNTech será aprobada para la China continental”.
Los reguladores aún no han revelado públicamente una única razón para su rechazo.
Las cifras oficiales indican que más de mil millones de personas en China han sido vacunadas con vacunas aprobadas por el Estado y fabricadas por Sinovac Ltd y Sinopharm Group.
Zhao Bing, analista de investigación sanitaria de China Renaissance Securities HK Ltd, afirma que la cuestión de que Pfizer obtenga la luz verde es “una cuestión política, más que económica o biológica”.
Zhao afirma que la competencia nacional en China, junto con el hecho de que más de dos tercios de su población ya han recibido una dosis, significa que la probabilidad de que la vacuna tenga éxito financiero – incluso si finalmente se aprueba – es escasa.
“¿Cuánta participación de mercado puede hacerse con Fosun?” él dijo.
No lo sé, pero ciertamente no parece optimista.
“Acabará teniendo un espacio mucho menor en el mercado si la vacuna de ARNm nacional se aprueba de primera mano”.
El presidente de la Cámara de Comercio de la Unión Europea en China, Joerg Wuttke, dijo que el retraso para que BioNTech llegue a los hospitales “es un gran misterio”.
Guangchang, que en 2019 fue declarado el 50º hombre más rico de China y al que se suele llamar el “Warren Buffett chino”, ha sufrido un enorme golpe financiero desde que cerró el acuerdo.
Las acciones de Fosun Pharma cotizan más de un 40% por debajo de su máximo de agosto, mientras que su propio patrimonio neto se ha desplomado más de mil millones de dólares, hasta los 5.170 millones de dólares neozelandeses, desde un máximo anterior de 6.800 millones de dólares neozelandeses en 2021.
La empresa de Guangchang también acordó invertir 148 millones de dólares en una empresa conjunta con BioNTech para fabricar la vacuna en una planta especializada en China. Se esperaba que el acuerdo produjera mil millones de dosis de la vacuna cada año una vez aprobado.
Los analistas afirman que el gobierno es reacio a dar luz verde a una vacuna extranjera por temor a mostrar una falta de fe en su propia tecnología. La preocupación de Pekín también podría ser interpretada por los nacionalistas como un reconocimiento de que las vacunas fabricadas en China son menos eficaces que las occidentales.
“China no tiene ahora mismo una vacuna de ARNm. Cuando la tenga, será mejor que sea nacional, para que demuestre que el país es igual de capaz de llevarla a cabo”, dijo en agosto Mia He, analista de salud de Bloomberg Intelligence.
Ahora parece que Pekín está a punto de conseguirlo. Nuevos informes muestran que China está acelerando el desarrollo de su primera vacuna de ARNm Covid-19 de producción propia para su aprobación.
La vacuna Walvax, que se está desarrollando conjuntamente con la empresa Suzhou Abogen Biosciences Co. en colaboración con el ejército chino, se encuentra al parecer en la fase final de los ensayos en países como México e Indonesia, y los resultados se esperan para el año nuevo.
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