Por José Hermosa – BLes.com

El compañero de celda del pedófilo Jeffrey Epstein, Bill Mersey, reveló información impactante sobre las últimas vivencias que intercambiaron en la cárcel de Nueva York antes de la trágica muerte de aquel. 

Mersey tuvo la oportunidad de acompañar a Epstein en el Centro Correccional Metropolitano del bajo Manhattan, porque además de estar pagando su condena había sido entrenado para acompañar a los posibles suicidas, de acuerdo con el  New York Post del 15 de diciembre. 

Las observaciones de Mersey lo llevan a concluir que Epstein se había suicidado, porque además de sus múltiples problemas ya había caído en un estado depresivo. 

“Una vez regresó a nuestra celda con abrasiones en el cuello. ¿Intentó colgarse? No hablaba. No decía nada. Me pareció que estaba deprimido. Suicida. Se sentó en el suelo desnudo, de espaldas a su litera, comiendo la comida de la prisión en un plato de espuma de poliestireno”, relató. 

Ante el extraño comportamiento, Mersey le preguntó: “¿Qué demonios estás haciendo? ¿Por qué comes en el suelo?” Y la respuesta que recibió fue: “Es más fácil así”, luego, alrededor de las 10 de la noche se despidió para irse a dormir.

En ese momento le presionaba que le habían denegado una fianza, por lo que muy probablemente se enfrentaba a tener que pasar el resto de su vida encarcelado.

Mersey también aludió a su percepción sobre Epstein diciendo: “Era blando como una almohada y no estaba preparado para manejar esto. Pidió custodia protectora. Tenía miedo y no lo superó”.

Y detalló: “El manejo de la prisión ocupaba constantemente su mente. Para dormir se ponía un calcetín naranja de la cárcel sobre los ojos”.

Luego del polémico suicidio de Epstein, Mersey contó que otro de los reclusos había escuchado el sonido que hace suponer que se están rasgando sábanas, lo que reforzaría la versión oficial de que se había suicidado. 

Asimismo describió el ambiente manifestando: “Los reclusos estaban hacinados en menos de cinco metros cuadrados con un compañero de celda y nada más que hacer que matarse. No tenían acceso al economato ni al teléfono”.   

En cuanto al tipo de entrenamiento que había recibido en la prisión para acompañar a los posibles suicidas, expresó que consistía básicamente en mirar a la psicóloga que lo impartía. Después recibiría un pago entre 12 y 40 centavos de dólar por hora de servicio, en turnos de hasta cuatro horas por vez. 

Pese a las especulaciones de Mersey, Epstein declaró que “no era un suicida” y que “nunca lo sería” pocos días antes de su muerte, según documentos explosivos obtenidos por el New York Times que brindan una perspectiva del estado mental de Epstein durante sus últimos días.

“¿Por qué alguna vez pensaste que sería un suicida? No soy suicida y nunca lo sería”, fueron sus palabras el 8 de julio de 2019 frente al personal de la cárcel y de los médicos durante un control de rutina antes de ser hallado muerto en su celda.

Esta información se comparte en medio del juicio que se le sigue a la examante de Epstein, la ‘madame’ Ghislaine Maxwell. Hasta ahora la acusación presentó 24 testigos durante dos semanas. Por su parte, el equipo de defensa de Maxwell interrogará a 35 testigos. 

Maxwell es acusada de seis cargos relacionados con su presunta participación y cooperación en el abuso sexual de adolescentes menores por parte de Epstein, de los que se declaró no culpable.

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