Por Oriana Rivas – PanAm Post
Si algo se acentuó en el ya claudicado 2021 fue la estrecha relación entre el régimen de China y gobiernos de América Latina. Los habitantes de cada uno de los países de la región vieron el nacimiento de nuevos acuerdos y el afianzamiento de otros que los mandatarios pintaron como beneficios e impulsos económicos. Pero como bien se ha dicho, los intereses del Partido Comunista Chino (PCCh) trascienden lo económico para inmiscuirse en lo diplomático.
Por ejemplo, El Salvador estrechó lazos con el comunismo chino con el argumento de la «cooperación estratégica» y hace pocos días la Cancillería china dio a conocer el Plan de Acción Conjunto China-CELAC 2022-2024 tras el tercer Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).
Son solo dos casos, pero lo cierto es que el gigante asiático ha prestado millones de dólares a países de la región. Venezuela, asediada por la dictadura chavista es el primero en ese ranking con más de 62.000 millones de dólares de acuerdo al balance del Centro de Estudios de Diálogo Interamericano. Desde el 2020, a raíz de la pandemia, los préstamos disminuyeron pero otra cosa avanzó: el avance del comunismo en la región.
Tras dos años la causa de la pandemia sigue siendo desconocida y las investigaciones en China, país donde presuntamente se originó parecen haber mermado. La OMS no volvió a insistir en enviar un segundo equipo de científicos. A partir de este punto surge un planteamiento interesante en La Gaceta firmado por el columnista Daniel Lara Farías. Para el autor «No parece casual que el avance (del comunismo) haya tenido a la pandemia originada en China como trampolín».
Desde Argentina hasta EEUU
«Y esa pandemia fue el escenario perfecto para que los tres grandes proyectos del equipo del mal, se materializaran: La caída de EEUU, el giro de Europa y el control de Iberoamérica», continúa el texto citado por el portal español.
La sociedad ha sido testigo de dichos cambios. Chile es el caso más reciente, con un presidente electo erigido de los principios comunistas que tanto defienden estructuras como el Grupo de Puebla. Bajo la misma red cayeron este año Perú y Honduras. En otros, la corriente de izquierda arreció: Argentina, Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Por su parte, el 2022 definirá qué ocurrirá con Colombia y Brasil, en la lupa de fuerzas comunistas para reflotar el proyecto regional que murió con Hugo Chávez.
En Estados Unidos las cosas están tensas, a la expectativa. El presidente Joe Biden apeló a la supuesta diplomacia de diálogo, pero a ojos de la crítica no es más que una declaración de una actitud más blanda ante amenazas externas como Rusia, Irán o la propia China.
Según Farías, el movimiento que hizo la izquierda en el país norteamericano «no se trataba ni de sacar a Trump ni de sentar a Biden. Se trataba en realidad de sacar de circulación a los EE. UU. del escenario del poder mundial».
«Pero esa era la jugada y el socialismo lo logró, por mucho que se empeñen en decir que no se puede usar el término socialista en EE. UU. de la misma manera que en el resto del mundo, como si ese país fuese inmune a la marcha de los males mundiales», aseguró.
Qué esperar para 2022
Según el régimen de Xi Jinping, la relación con América Latina se basa «en sus vínculos de amistad y cooperación». Durante la cumbre de la CELAC, el coordinador nacional de México ante el organismo, Efraín Guadarrama calificó al país asiático como «un ejemplo mundial a seguir en la erradicación de la pobreza». Con este y otros elogios aseguraron seguir con la complicidad.
Colombia y Brasil son hasta ahora los bastiones más relevantes que el comunismo pretende derribar. De por sí la pandemia le cayó como anillo al dedo a los regímenes de izquierda de la región para ejercer más control gubernamental y social en cada uno de los países. Justamente Farías menciona «la feroz campaña de desprestigio y acoso y derribo contra Bolsonaro y Uribe». Las violentas protestas en Colombia —presuntamente promovidas por Nicolás Maduro— son un ejemplo claro.
Europa tampoco está divorciada de todo este tema. En Alemania, la elección del socialdemócrata Olaf Scholz como nuevo canciller amenaza con revivir a la izquierda.