Por Oriana Rivas – PanAm Post
Nuevo año y nuevas tensiones internacionales. Desde la presidencia iraní lanzaron una fuerte advertencia contra el expresidente de EE. UU., Donald Trump, y otras figuras de su Administración al cumplirse el segundo aniversario de la muerte de general Qasem Soleimani, comandante de la fuerza de élite Al Quds de la Guardia Revolucionaria Islámica, por órdenes del exmandatario republicano.
Para el expresidente, el régimen iraní pidió aplicar la Ley del Talión (o Ley de ghesas), una especie de «ojo por ojo y diente por diente» en ese país que contempla aplicar al responsable de un «delito» el mismo castigo que se impuso a «la víctima». Sin embargo, lo que olvida Teherán —o pretende obviar— es que Soleimani, entonces importante ficha dentro de la jerarquía de ese país, lideró la fuerza paramilitar del régimen considerada una organización terrorista por EE. UU., Baréin y Arabia Saudita por múltiples crímenes.
Pero el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, calificó a Trump como «violador, asesino y criminal». No perdió la oportunidad para incluir al exsecretario de Estado, Mike Pompeo, y otros altos cargos del anterior gobierno estadounidense. Pidió que sean juzgados en un tribunal “justo” y se les aplique la ley de “ghesas”.
La misma advertencia la hicieron los iraníes en 2020 luego de que un dron estadounidense bombardeó las cercanías del aeropuerto de Bagdad y mató al líder de la organización terrorista. «Nuestra revancha será equitativa y justa”, dijo en ese momento el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria.
¿Hasta dónde están dispuestos a llegar?
Amenazas han sobrado desde aquel episodio. Regímenes como el islámico recurren a este tipo de argumentos cuando se ve amenazado el poderío que posee en el hemisferio oriental. Lo mismo ocurrió cuando Trump salió del acuerdo nuclear con Irán en 2018 al calificarlo como insuficiente para controlar las ansias nucleares de ese país. Se impusieron nuevas sanciones y eso molestó a Teherán, que no se quedó de brazos cruzados y siguió enriqueciendo uranio y almacenando más de lo permitido.
En 2019 fue la primera vez que Washington calificó a una estructura gubernamental como terrorista. Adicionalmente, Soleimani estaba señalado de liderar la expansión de fuerzas de terroristas e iraníes en América Latina, especialmente en suelo venezolano. Empresas de cobertura comercial no solo canalizaban para 2020 lavado de dinero sino también movilizaban operadores de Hezbolá.
El presidente iraní avisó que si Trump y Pompeo no son juzgados, la umma (la comunidad musulmana) se tomará la justicia por su mano, según reseñó EFE. «La umma vengará a Soleimani si Trump y Pompeo no hacen frente a la justicia».
La mezquita de Mosala en Teherán fue la vitrina de las agresivas declaraciones que no solo representan una amenaza contra Trump, sino a la soberanía de EE.UU., ahora bajo la presidencia de Joe Biden, que busca desesperadamente rescatar el acuerdo nuclear con conversaciones en Viena, las cuales justamente comenzaron este 3 de enero.
Declaraciones impunes
Al general fallecido lo ven como un mártir en lugar de un criminal de guerra. El líder supremo de Irán, Ali Jameneí, declaró que «el mártir Soleimani es más peligroso para sus enemigos que el general Soleimani”.
Un video con un mensaje del régimen circula en Twitter. Fue publicado por una cuenta que dice ser «oficial del sitio web de ayatolá». Allí, sin ningún tipo de sanciones de parte de la red social, se escucha la amenaza directa, en la que «aquellos que hicieron de él un mártir tienen su lugar en el basurero de la historia», haciendo referencia a la pasada Administración Trump.
Así como Twitter permite a voceros del régimen talibán en Afganistán tener cuentas activas —a pesar de la evidente violación de derechos humanos denunciadas por organizaciones internacionales— también da luz verde a que desde Teherán difundan estos discursos. En contraste, para el exmandatario republicano hay una suspensión permanentemente «debido al riesgo de una mayor incitación a la violencia».