Fuente: elcato.org
En la semana entre Navidad y el día de Año Nuevo, los funcionarios de la policía de Hong Kong hicieron una redada en las oficinas del periódico prodemocracia Stand News y arrestaron a siete editores y miembros de la junta editorial. Dos editores han sido acusados de conspirar “para publicar y/o reproducir publicaciones sediciosas”.
También la semana pasada Jimmy Lai, el otrora publicador del periódico prodemocracia más famoso, Apple Daily, quien ya estaba en prisión, fue acusado adicionalmente con conspirar para publicar “publicaciones sediciosas”. Anteriormente había sido acusado de “conspirar para coludir con fuerzas extranjeras”, recordándonos al Bola de Nieve en La granja de animales de George Orwell.
Este golpe contra la alguna vez prensa libre de Hong Kong es repugnante para los valores liberales y ha sido condenado por los académicos, periódicos y funcionarios electos alrededor del espectro político en los países democráticos. Pero por supuesto los países comunistas nunca han estado muy preocupados por las condenas de las naciones “burguesas”. Además, el rechazo de la libertad de prensa en los países comunistas no es solo el resultado de individuos autoritarios. Uno de los grandes intelectuales socialistas del siglo 20, el economista bestseller Robert Heilbroner, fue notablemente sincero en un ensayo de 1978 publicado en la revista de izquierda Dissent:
“El socialismo… debe depender para su dirección económica de alguna forma de planificación y para su cultura de alguna forma de compromiso con la idea de una colectividad moralmente consciente…
Las fábricas y tiendas y haciendas y tiendas de una formación socioeconómica socialista deben ser coordinadas…y esta coordinación debe implicar la obediencia a un plan central…
Los derechos de los individuos a sus libertades Millianas* [están] directamente opuestas al compromiso social básico con un objetivo moral y colectivo adoptado deliberadamente… Bajo el socialismo, cada voz disidente constituye una amenaza similar a aquella constituida bajo una democracia por aquellos que predican la anti-democracia”.
Y allí lo tiene. Durante décadas Hong Kong, aunque no tenía un gobierno electo, gozó en gran medida de las “libertades Millianas” de expresión y prensa, de culto, del Estado de Derecho y de la libertad económica. Pero ahora el Partido Comunista de China ha ejercido su control sobre Hong Kong. Aunque la economía China difícilmente es todavía comunista, su sistema político todavía se justifica a sí mismo sobre la base del marxismo-leninismo y sobre “un poderoso aparato estatal” en manos de una “dictadura democrática popular”. Cuando “el pueblo” ha decidido que el Partido Comunista debe gobernar, ellos difícilmente pueden tolerar a los partidarios de la democracia. Entonces, las nuevas autoridades de Hong Kong declaran la idea de la democracia “sediciosa”.
El liberalismo, con su compromiso con las “libertades Millianas”, está bajo ataque desde muchas direcciones estos días. Los liberales es poco probable que tengan mucha influencia directa sobre el Partido Comunista de China en el futuro cercano, pero los liberales de muchos colores necesitan trabajar juntos para resistirse y hacer retroceder el antiliberalismo autoritario.
David Boaz es vicepresidente Ejecutivo del Cato Institute.