Por Ramiro Grau Morancho – Panampost

No pretendo dar una lección de derecho constitucional, ni de derecho ordinario, pues no es el lugar adecuado para ello,  ni tampoco explicar derecho a no juristas, pero cualquier licenciado o graduado en derecho, a excepción de la mayoría de los “clientes” de las universidades privadas, sabe perfectamente que el mal llamado “pasaporte Covid”, es totalmente ilegal, por inconstitucional.

Y debo suponer que también el gobierno totalitario del PSOE-UNIDAS PODEMOS, pero lo mismo les da ocho que ochenta.

De un presidente del gobierno que ha vulnerado, en varias ocasiones, los derechos fundamentales de los españoles, y sigue en el cargo, tan tranquilo, ¿qué podemos esperar?

Absolutamente nada.

Nada bueno, quiero decir.

Los españoles nos identificamos, dentro de España, con el documento nacional de identidad, que debemos portar obligatoriamente siempre que estemos fuera de nuestras casas, y cuando salimos a otros países, debemos llevar el pasaporte, excepto dentro de la UE, que en la mayoría de los países, sino en todos, basta con el documento nacional de identidad.

En el ámbito nacional, a falta de pan, buenas son tortas, y caso de pérdida, sustracción, deterioro, etc., del documento nacional de identidad, podemos identificarnos también con el permiso de conducción, de forma alternativa o subsidiaria.

Y nada más.

El mal llamado “pasaporte covid” es un engendro totalitario, comunista, inventado exnovo, para segregar y estigmatizar socialmente a los que no hemos querido pasar por el aro de la vacunación.

El artículo 14 de la Constitución, en sede de derechos fundamentales, dice que: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Artículo 18, 4: “La ley limitará el uso de la informática para garantizar el  honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos”.

Artículo 19: “Los españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional”.

Y el artículo 9, en el Título Preliminar de la Constitución, establece que:

  1. Los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico.
  2. Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas, remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social.
  3. La Constitución garantiza el principio de legalidad, la jerarquía normativa, la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos.

Principios constitucionales violados, vulnerados y pisoteados por el actual desgobierno, del primero al último.

En algunos países cercanos, como en Francia, no estar vacunado supone la total y absoluta prohibición de entrada en las cafeterías, restaurantes y hoteles, con lo cual se impide, de facto, cualquier atisbo de vida social, y más en el caso de los franceses, que piensan que su casa es su castillo, y son reacios a facilitar la entrada en el castillo de cualquier persona ajena a la familia.

En España, que somos más de bares y cafeterías, muchas personas se han resignado a vacunarse, para que no les dificulten el acceso a esos establecimientos.

No me consta que se exija para entrar en las bibliotecas públicas, y es más, dudo que alguien estuviera dispuesto a participar en el experimento social de las “no vacunas” para poder entrar en esos loables templos del conocimiento.

¿Qué se pretende con esa “obligatoriedad” de tener un documento que jurídicamente no existe, o ha sido objeto de invento por reales decretos leyes, normas autonómicas, etc., existiendo amplia y variada jurisprudencia de los tribunales superiores de justicia sobre la materia…?

Resulta obvio que varios resultados:

  • Demostrar quién manda aquí, y hacernos pasar a todos por el aro.
  • Estigmatizar, segregar y arrinconar a los que nos apartamos del rebaño —no diré de borregos, para no ofender a nadie—, y pensamos con nuestra cabeza.
  • Dificultar la vida laboral y social de los “no vacunados”, de forma que se nos obligue a volver al rebaño.

Pues en mi caso, y pienso que en el de la mayoría de los no vacunados, no van a conseguir que nos vacunemos.

Primero esta nuestra salud, y después los experimentos totalitarios comunistas.

Y como decía don Eugenio D´Ors, los experimentos con gaseosa.

Al fin y al cabo, soy un admirador de Benedicto XIII, el Papa Luna, y más terco que una mula, o en mi caso concreto, que un burro aragonés.

La situación es muy grave, pues se está intentando someter a la humanidad, bajo el yugo de la bota totalitaria comunista, y las personas con valores y principios, creo tenemos el deber cívico y cristiano de oponernos con todas nuestras fuerzas, de una forma razonada y razonable.

Claro que, no hay peor sordo que el que no quiere oír…

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