Fuente: Orlando Avendano para El American

Meses después de que miles de cubanos se alzaran en la isla, todo sigue igual o peor. La sensación es que se perdió una gran oportunidad, que difícilmente volverá

Desde 1994 que los cubanos no se alzaban como se alzaron el 11 de julio del año pasado. El “Maleconazo” de hace más de veinte años ahora luce como un recuerdo distante, opacado por la ronda de protestas que hizo temblar a la sanguinaria dictadura castrista en el verano del 2021.

Han pasado más de seis meses y todo parece seguir igual. El régimen se mantiene casi intacto, con el dictador Miguel Díaz-Canel a la cabeza. La opresión continúa. Persecuciones, hostigamiento y amenazas. El implacable aparato de espionaje cubano impone el silencio, tanto en las calles como en las casas.

La realidad es dura en las calles de San Antonio de los Baños o Palma Soriano, donde empezaron las manifestaciones. Un esfuerzo casi inédito, de una generación que sabe del Maleconazo por lo que les contaron sus padres o abuelos. Un gesto de valentía incalculable de unos jóvenes, sin armas ni protección, que se enfrentaron contra unos gorilas armados hasta los dientes. Es duro que esa hazaña, seis meses después, no haya cambiado nada. Es inaguantable, porque el costo fue muy grande: asesinatos, detenidos, torturados y desaparecidos.

Depende de a quién le preguntes la cifra es escandalosa, o no lo es. Obviamente, los números oficiales maquillan la realidad. Según la dictadura castrista, apenas hubo algunos detenidos y solo murió una persona, en un accidente. Pero, diferentes organizaciones recogen otros números: más de 800 detenidos, entre los que hay niños; decenas de torturados y, al menos, cinco asesinados.

En gran parte, ese esfuerzo heroico de miles de cubanos se diluyó porque la comunidad internacional no los acompañó. Una manifestación pacífica, por más voluntad que tenga, difícilmente podrá contra una tiranía sanguinaria que se ha mantenido más de 60 años aferrada al poder sobre represión, torturas, persecución y esclavitud. Notable es que Estados Unidos, cuya historia está estrechamente vinculada a la de la isla, haya mirado a un lado.

En entrevista exclusiva con El American, el senador por Florida, Marco Rubio, dijo: “Hace seis meses fuimos testigo de un hecho histórico en Cuba. Un levantamiento orgánico en toda la isla, cada cubano expresó su repudio a una ideología marxista fallida y a una dictadura que ha sometido a su gente a la represión, la censura y el adoctrinamiento”.

“La administración de Joe Biden no estuvo a la altura, y últimamente no ha podido responder a las necesidades de internet del pueblo cubano”, agregó Rubio.

Más allá de un par de sanciones simbólicas, pronunciamientos y gestos de rechazo a la represión, no hubo nada por parte de la Casa Blanca. Cuando en El American entrevistamos hace varios meses a Frances Martel, cubana y editora de Breitbart, nos dijo que los manifestantes “necesitan armas para enfrentar al régimen”. En ese sentido, se refirió a un apoyo logístico por parte de Estados Unidos. También hablamos con los reconocidos comediantes Pichy Boys, quienes plantearon su propuesta: una “intervención humanitaria para liberar a los cubanos”.

Pero, en últimas, ante la pasividad de la Casa Blanca, la comunidad cubana, sobre todo de Florida, empezó a presionar para que Joe Biden le diera, al menos, Internet a los cubanos. Una de las voces que principalmente lideró la presión para exigir Internet, fue la congresista republicana María Elvira Salazar. Incluso, Salazar llegó a proponer un “plan de acceso a internet para los cubanos” que incluía la disposición de “globos aerostáticos” cerca de la isla. Su voz no encontró eco en la Casa Blanca.

Por ello, en entrevista con El American, Rubio insiste en que Joe Biden no estuvo a la altura.

El sentimiento de desolación hoy domina el ánimo en la isla. Existe una gran frustración por una oportunidad que se atenuó. Antonio Rodiles, un reconocido activista que ha sido acosado por la dictadura, reconoce el sentimiento: “La situación es muy difícil. La realidad es compleja. En términos sociales y económicas, todo está peor que hace seis meses. El país sigue deteriorándose. La dictadura abrió nuevamente la válvula de escape para que se vaya de la isla quien quiera”.

Luego de las protestas, vino la arremetida, y ha sido dura. “Las condenas contra manifestantes han sido larguísimas. Hasta treinta años en prisión por protestar pacíficamente. Los familiares de los presos políticos están atónitos”, dice Rodiles, “no pensaron que por salir a protestar iban a tener estas consecuencias”.

Con respecto al Gobierno de Joe Biden, el activista dice: “Ha sido una administración débil, que solo ha respondido simbólicamente. Cancelarles las visas a funcionarios del régimen que jamás pensarían en ir a Estados Unidos es algo simbólico. Nosotros esperábamos sanciones que tuviera más peso y que forzaran al régimen a aflojar”.

Rodiles aclara que la responsabilidad no se limita al Gobierno de Biden. “Esperábamos más de los políticos cubanoamericanos, sobre todo durante la administración del expresidente Donald Trump. Muchos se quedaron solo en discurso”.

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