Por Alfredo Jalife – KontraInfo.com
Hace siete años, en entrevista con Guillermo Arduino de CNN, comenté que los geoestrategas Brzezinski y Kissinger barajaban las opciones de neutralidad, federación, finlandización
y el no-ingreso de Ucrania a la OTAN
(https://bit.ly/3BXGuvz), lo cual traducía que el nuevo Muro de Berlín
se trasladaba a Kiev. Entonces aduje que si empujan demasiado a Rusia, ésta será arrojada a los brazos de China
, lo cual sucedió y se consolidó el histórico 4 de febrero con la alianza estratégica de Rusia y China
El polaco/canadiense/estadunidense Brzezinski, zelote de los teoremas balcanizadores del británico Halford Mackinder –cuyo objetivo era impedir la conexión entre Rusia y Alemania–, solía proferir que Rusia nunca sería un imperio sin Ucrania.
Hoy se han condensado varias guerras en una
en Ucrania: radioactiva (captura de Chernóbil); biológica (bio-labs
de EU); teológica (católicos occidentales contra ortodoxos orientales); propagandística (prohibición de Sputnik y Russia Today en Europa); “guerra geofinanciera global: Occidente aplica su ‘opción nuclear’ del Swift vs Rusia” (https://bit.ly/3C7xi8g); geoeconómica (detención del Nord Stream 2 por Alemania); cultural (de la BBC: Daily Mail 01/03/22); ideológica; civilizatoria; demográfica (leitmotiv del entonces vicepresidente Joe Biden, quien apostó al derretimiento poblacional de Rusia), etcétera.
SouthFront alega que la operación militar de Rusia previno el lanzamiento de los laboratorios biológicos de EU en Ucrania” cuya
evidencia es ocultada por Kiev
(https://bit.ly/3vpaiQK). Cuando se decante la situación en Ucrania, es probable que se ventilen las inversiones por EU en sus laboratorios biológicos, como esgrimió sutilmente el asesor de seguridad nacional de Rusia, Nikolai Patrushev, en plena pandemia de covid-19 ( https://bit.ly/3M7a1aZ ) y cuyo tema aterrador fue retomado por Global Times de China (https://bit.ly/3plOv8I).
El contencioso ucraniano va mucho más atrás del fatídico 22/02/22 y existen otras ópticas para abordarlo más técnicamente –que desde el insano maniqueísmo infodémico y revisionista historicista- desde hace ya más de 100 años, donde lamentablemente Ucrania
ha servido de carne de cañón para los intereses geoestratégicos foráneos.
La proyectada balcanización de la ex-URSS/Rusia lleva más de 100 años para los esquemas balcanizadores israelí-anglosajones: el idealista
presidente estadounidense Woodrow Wilson ambicionaba la división de Rusia en cuatro (sic) territorios, en particular, de Siberia (https://bit.ly/3M7Rzis). La nihilista infodemia israelí-anglosajona oculta que, en plena guerra civil rusa, el idealista
Wilson envió contingentes de tropas estadunidenses al norte de Rusia y Siberia
.
Strobe Talbott, SubSecretario de Estado del psicalíptico Bill Clinton –además de relevante columnista de la revista Time y ex presidente de Brookings Institution–, soñaba con la balcanización de Rusia (https://bit.ly/3JM6IE9). La omnipotente cuan infodémica propaganda israelí-anglosajona tiene también sus límites de ocultamiento mágico. ¿Cómo pueden esconder que en 2014, los nacionalistas ucranianos
neonazis (literal) quemaron vivas a 48 personas en Odesa (https://bit.ly/3M1nKjD)?
A partir de ahora existirán dos verdades
que se han fracturado en Ucrania cuando asistimos a la defunción de la dialéctica universal y del pluralismo ecuménico: concomitante a la parusía del tóxico neomacartismo léxico y su orwellianismo con una batalla global de censuras/sanciones y contra-censuras/contra-sanciones.
Según la tónica neomacartista/orwelliana, ahora resulta que existen invasiones buenas
y malas
: las buenas
son eternamente las de EU/OTAN en Afganistán/Irak/Siria/Libia, etc.; las excelsas
son las de Israel a los países árabes, gracias a la hegemonía del eje infodémico Hollywood/multimedia en EEUU y la anglósfera; y las malas
son las rusas. ¡Descartes y Kant, máximos exponentes de la sindéresis occidental
, se han de estar muriendo de risa en sus gloriosas tumbas!