Traducido de Great Game India por Tierrapura.org
Cuando estaba entera, la piedra ocupaba un lugar de honor en la ladera del Monte Nasu. Pero ahora la gigantesca roca antigua japonesa que se cree que contiene un espíritu de zorro demonio de 1000 años de antigüedad se ha partido por la mitad.
Un visitante del Monte Nasu, una pintoresca zona de la prefectura japonesa de Tochigi a una hora de Tokio, fotografió el Sesshoseki, que se traduce como “Piedra asesina” en dos piezas.
“Vine solo a Sesshoseki, lugar de la leyenda del zorro de nueve colas. La gran roca, envuelta en el medio con una cuerda, está donde se suponía que debía estar, pero la roca se partió por la mitad y la cuerda se desprendió”, Lilian, una usuaria de Twitter, compartió una foto de la roca en dos mitades.
“Si esto fuera un manga, significaría que el sello está roto por el zorro de nueve colas. Siento que he visto algo que no debería verse”.
El mensaje original fue retuiteado más de 84,000 veces y generó hilos de discusión en Twitter sobre sucesos paranormales en Japón.
“Ya había señales de que el zorro podría escapar en febrero”, respondió un usuario japonés de Twitter al mensaje inicial, señalando una foto de una puesta de sol ardiente sobre el Monte Fuji con formaciones de nubes que parecían asumir la apariencia de la cola de un zorro.
UBICACIÓN EN GOOGLE MAPS:
Según la mitología, la “Piedra Asesina” contenía el espíritu del malvado zorro Tamamo-no-Mae. El trágico camino de caos del espíritu se traza en leyendas de toda Asia. Durante los períodos Muromachi y Edo, existían leyendas de un zorro disfrazado de Da Ji, una cortesana china, y reapareciendo como consorte favorita del emperador Toba, el 74º emperador de Japón.
Los zorros de nueve colas son motivos populares en el folclore japonés y han aparecido en grabados en madera y otras obras de arte tradicionales japonesas.
Sin embargo, la piedra podría haberse fracturado por razones menos espectaculares. Los lugareños que vivían cerca de la piedra informaron al sitio de noticias japonés Shimotsuki que las fisuras en el granito se habían estado acumulando durante años, atribuyendo la desaparición de la roca al desgaste del clima.