Fuente: La Derecha Diario

Mientras Occidente critica a Vladimir Putin por su decisión de prohibir Facebook en todo el país, la Corte Suprema de Brasil, dominada por jueces izquierdistas que designaron Lula, Dilma y Temer, ordenó bloquear la red de mensajería Telegram en todo el país.

Quien dio la orden fue el juez Alexandre de Moraes, encargado de investigar la causa “Fake News”, un proceso judicial iniciado para perseguir a Bolsonaro y a sus ministros bajo la absurda caratula de divulgar noticias falsas contra el Poder Judicial, algo que podría se quiere hacer pasar por un delito.

Según Moraes, la Policía Federal le pidió a la Corte esta acción, ya que a pesar de que ellos tienen intervenidas todas las redes sociales para censurar los mensajes bolsonaristas, muchas de estas personas eluden la censura usando Telegram.

Lo que es insólito es que por el diseño del Estado brasileño el presidente Jair Bolsonaro no puede hacer nada para detener esta persecución política de los jueces izquierdistas alineados a Lula. Además, a diferencia de otros países de Sudamérica, los jueces supremos tienen mayor jerarquía sobre la Policía Federal que el propio presidente.

En la causa, la Corte Suprema asegura que Telegram se utiliza para propagar “discursos de odio, propaganda nazi y venta de certificados de vacunación falsos y noticias falsas“, y por ello debe ser bloqueada del país. Nuevamente, argumento similar al dictaminado por Putin para bloquear Facebook. La diferencia es que Rusia está en guerra contra el eje Occidental. ¿Contra quién está en guerra la Corte Suprema de Brasil? ¿Contra Bolsonaro?

Por su parte, Telegram no respondió una decisión judicial para bloquear perfiles señalados como “difusores de información falsa”, entre ellos el del prestigioso periodista Allan dos Santos.

En uno de los actos más dictatoriales de la historia democrática de Brasil, el año pasado Moraes ordenó la detención del periodista por “difundir información falsa”. Sin embargo, Allan dos Santos se encontraba en Estados Unidos y hasta el momento no fue aprehendido, aunque hay una orden para su extradición.

Desde Estados Unidos, Allan continúa comunicándose con sus lectores a través de Telegram, donde sigue informando con la verdad y ejerce su derecho a la libertad de prensa para informar sobre las locuras de la dictadura judicial en Brasil.

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