Fuente: Minghui.org

La Biblia registra que los fariseos hipócritas, a pesar de su adherencia a los mandamientos de Moisés, desatendieron las cualidades de rectitud, bondad, valor y fidelidad inherentes a la ley.

Los fariseos le preguntaron a Jesús si debían pagar impuestos al César. Esta pregunta engañosa tenía la intención de atrapar a Jesús en lo que dijese, porque una respuesta “no” lo pondría en desacuerdo con los romanos, y una respuesta “sí” lo pondría en problemas con los nacionalistas judíos que querían derrocar a los romanos. Jesús no cayó en la trampa y consiguió que le mostraran un denario (una antigua moneda de plata romana) con el que pagaban impuestos.

Jesús les preguntó de quién era la cabeza en la moneda y cuando respondieron que era el César, dijo: “devuélvanle al César lo que le pertenece al César y a Dios lo que le pertenece a Dios”.

Muchos interpretaron el dicho de Jesús como el cumplimiento del deber hacia el país, tanto en el mundo humano como en la morada celestial. Sin embargo, en las elecciones de 2020, la Corte Suprema de Estados Unidos no cumplió con su deber para con Estados Unidos ni su deber con lo divino ya que rechazó la demanda de Texas contra el fraude electoral y se negó a salvaguardar el derecho del voto otorgado por Dios en una elección justa que la Constitución protege.

El presidente Trump comentó: “La Corte Suprema tenía CERO interés en hacer justicia por el mayor fraude electoral jamás perpetrado en los Estados Unidos de América. Todo lo que les interesaba es el “derecho”, lo que hace muy difícil que el presidente presente un caso sobre ¡los derechos de 75.000,000 votos!”.

Demanda de Texas desestimada injustamente

En las elecciones de 2020, las batallas legales de Trump han sido bloqueadas repetidamente por la estructura de poder del estado profundo de los Estados Unidos en todos los niveles. Los gigantes de las redes sociales y los medios ignoraron la opinión pública de 75 millones de votantes estadounidenses. Se empeñaron en empujar al fraudulento Biden a la presidencia. El enojado y frustrado pueblo estadounidense puso sus esperanzas en la Corte Suprema de los Estados Unidos, solo para ver que lo que se suponía que era el bastión más alto para defender la Constitución de los Estados Unidos y defender el sistema constitucional, sentaba un precedente destructivo que va en contra de los valores de la democracia estadounidense y del estado de derecho.

Paxton, el fiscal general de Texas, presentó el 8 de diciembre [de 2020] una demanda en la Corte Suprema, acusando a los cuatro estados claves, incluidos Pennsylvania, Michigan, Georgia y Wisconsin, de explotar la pandemia del COVID-19 y comprometer la seguridad e integridad de las elecciones al enmendar sus estatutos electorales, ya sea por órdenes ejecutivas o por decisiones judiciales.

La demanda argumentaba que solo las legislaturas estatales tienen la autoridad para enmendar las reglas electorales y solicitó a la Corte Suprema que dictaminara en contra del conteo de los votos electorales en estos cuatro estados y que las cuatro legislaturas estatales designaran nuevos electores.

La demanda de Texas obtuvo rápidamente en dos días el apoyo de seis estados que se unieron a la demanda a través de una moción. Trece estados más mostraron su apoyo al presentar un amicus brief. El presidente Trump también intervino en la demanda de Texas. Para el 11 de diciembre, ciento veintiséis miembros del Congreso también habían firmado un amicus brief, instando al alto tribunal a revocar los resultados de las actuales elecciones.

Esta era una gran oportunidad para que la Corte Suprema de los Estados Unidos defendiera la justicia, salvaguardara la Constitución de los Estados Unidos, salvara a Estados Unidos y resistiese la invasión comunista. Sin embargo, en la noche del 11 de diciembre siete de los nueve magistrados de la Corte Suprema desestimaron la demanda de Texas con el argumento de que Texas no había demostrado un interés judicialmente identificable en otros asuntos electorales estatales y, por lo tanto, bajo la Constitución carecía de legitimidad. Pero dos jueces conservadores emitieron una declaración separada y dijeron que creían que la demanda de Texas debería ser aceptada.

Un internauta hizo una analogía: un pirómano en un vecindario estaba provocando un incendio malicioso, que se extendió tan rápido que puso en peligro al apartamento, al edificio de apartamentos y al complejo de apartamentos por completo. Alguien en el edificio al otro lado de la calle llamó a la estación local de la policía. Siete de los nueve oficiales en la estación de policía respondieron que, en el asunto del incendio provocado, la persona que llamó no había demostrado un interés judicialmente identificable (porque el fuego no estaba quemando actualmente la casa de la persona que llamó). Por lo tanto, la persona que llamó no tenía la capacidad legal para llamar a la policía. Luego fue despedido y no enviaron a la policía.

Este es un fiel reflejo de la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos sobre la demanda de Texas.

La gloria pertenecerá al elegido por Dios y a los que creen en Dios

El sociólogo y teórico político francés Tocqueville dijo en su libro Democracy in America: “La voluntad nacional es uno de esos términos más abusados por los intrigantes de todos los tiempos y los déspotas de todas las edades. Algunos lo han visto expresado en votos comprados a los intermediarios del poder; otros en los votos de una minoría interesada o temerosa. Incluso hay quienes lo han descubierto plenamente formulado en el silencio del pueblo y han pensado que de la obediencia les llegaba el derecho de mando”.

Tocqueville también dijo en el libro: “En América, el principio de la soberanía del pueblo no está oculto ni es estéril como lo está en ciertas naciones; es reconocido por las costumbres, proclamado por las leyes; se propaga libremente y alcanza sus máximas consecuencias sin obstáculos”.

Sin embargo hoy, después de que el espectro del comunismo, el verdadero enemigo de la humanidad, ha invadido a los Estados Unidos, el brillo de la soberanía del pueblo se ha atenuado, las quejas de casi 80 millones de votantes no tienen a dónde ir, la libertad de expresión ha sido bloqueada sin piedad, los valores de espiritualidad y fe son rechazados y alejados, y un miembro destacado de una empresa criminal traidora, falsamente ha sido proclamado como el presidente del pueblo estadounidense.

Artículo parcialmente modificado

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