Traducido de Lifesitenews.com por TierraPura.org
Una alianza de organizaciones pro-vida localizó y fotografió un frigorífico que contenía partes de bebés abortados en la Universidad de Washington, lo que arroja más evidencia sobre la venta y la experimentación con tejido fetal derivado de abortos que se lleva a cabo en una universidad.
El miércoles 23 de marzo, la organización Progressive Anti-Abortion Uprising (Levantamiento progresista contra el aborto), PAAU por sus siglas en inglés, emitió un comunicado de prensa en el que detalla cómo esta y otras organizaciones provida como, Survivors of the Abortion Holocaust (Supervivientes del holocausto del aborto), Pro-Life San Francisco (San Francisco Pro-Vida) y Rehumanize International (Rehumanización internacional) localizaron el frigorífico en el campus de la universidad en Seattle “examinando las facturas previamente expuestas a través de solicitudes de registros públicos por Indiana Right to Life (Derecho a la vida en Indiana)”. La foto muestra filas de bolsas que contienen cuerpos y partes de fetos abortados, según el comunicado de prensa.
Como ya informó LifeSiteNews, la Universidad de Washington llevó a cabo durante años una lucha en los tribunales para evitar que los detalles de sus actividades relacionadas con el tejido fetal salieran a la luz pública.
La batalla legal comenzó cuando el periodista de investigación, David Daleiden, solicitó documentos al Laboratorio de Investigación de Problemas de Nacimiento de la universidad, que es financiado por los contribuyentes, sobre el tráfico de partes y órganos de fetos abortados. La solicitud de información pública fue respondida con una demanda del personal de Planned Parenthood y otros centros abortistas, junto con investigadores y otras personas, para forzar una redacción fuerte de estos documentos gubernamentales.
“La realidad de que la extracción de órganos fetales está ocurriendo aquí en Seattle es atroz”, dijo la organizadora de PAAU con sede en Seattle, Kristin Monahan. “Se trata de miembros de nuestra comunidad cuyas partes del cuerpo son objeto de tráfico cuando son demasiado jóvenes para entender lo que está sucediendo. Estas prácticas tienen un efecto deprimente en los miembros adultos de la familia y en nuestra comunidad en general. Quiero algo mejor para mis amigos y compañeros, así como para sus hijos”.
“A pesar de cómo sus traficantes deciden poner precio a las partes de sus cuerpos, sabemos que el valor de estos niños es infinito e inherente”, añadió Herb Geraghty, director ejecutivo de Rehumanize International. “No deberían ser asesinados para que los investigadores puedan recibir más fondos de los contribuyentes para sus experimentos y para que empresas privadas como Advanced Bioscience Resources (Recursos de Biociencia Avanzada) puedan beneficiarse sin cesar de la crueldad. Solo exponiendo estas prácticas poco éticas al público y a los medios de comunicación podemos esperar acabar con ellas”.
La venta de restos fetales abortados para la investigación y la experimentación salió por primera vez a la luz en 2015, cuando el grupo de Daleiden Center for Medical Progress (Centro Daleiden para el Progreso Médico), CMP por sus siglas en inglés, comenzó a publicar vídeos encubiertos de reuniones con el personal de Planned Parenthood y de la Federación Nacional del Aborto en los que se detallaba esta práctica, lo que desencadenó una tormenta de controversia y una serie de revelaciones acerca de que la industria del aborto infringe múltiples leyes federales contra el lucro del tejido humano, alterando los procedimientos de aborto en aras de obtener mejores muestras de tejido, y potencialmente incluso cometiendo abortos de nacimiento parcial o infanticidio; así como ejemplos de vídeos en los que los trabajadores del sector del aborto muestran su insensibilidad hacia la humanidad de los niños a los que matan con su trabajo.
La historia se dio a conocer a finales del segundo mandato del ex presidente pro-abortista Barack Obama, lo que significó que la industria del aborto no tuvo que preocuparse por una investigación federal. A finales de 2017, el Departamento de Justicia bajo el expresidente pro-vida Donald Trump solicitó documentos de la revisión del caso por parte del Comité Judicial del Senado de Estados Unidos.
Actualmente muchos pro-vida siguen a la espera de que Planned Parenthood finalmente se enfrente a la justicia.