Fuente: El American

stados Unidos vive una severa crisis de valores y desconocimiento de su propia historia; la identidad de la nación parece haberse desfigurado en los últimos años con cada vez más ataques a las libertades individuales y económicas de sus ciudadanos, y para repotenciar esta situación, el presidente Joe Biden ha propuesto la subida de impuestos más grande de la historia en términos de dólares, con lo que el Estado busca tener un control más férreo sobre la economía del país.  

Biden quiere promulgar una nueva ley que apunte un impuesto mínimo de 20 % sobre las ganancias de capital sin realizar, para hogares con un patrimonio por encima de $100 millones. Esto quiere decir que el presidente aspira a que a las grandes fortunas les sean confiscadas, al menos, el 20 % del incremento de valor en sus acciones o ganancias generalizadas, aunque no se hayan liquidado. Según esto, si dicha persona tiene una acción en, digamos Tesla, y dicha acción se revaloriza, el IRS le cobrara un impuesto por el aumento de dicha acción, aunque la misma no se haya liquidado; lo cual generaría una grave distorsión económica, no solo para el sistema de impuestos, sino para los mismos contribuyentes.

La razón por la que un impuesto de este tipo jamás ha sido materializado, es porque resulta realmente irracional. Las acciones de compañías, bienes, y demás, están regidos por valores que el mercado les atribuye. Hoy una acción podría subir de $50 a $100, lo cual consolidaría una ganancia para el dueño de dicha acción, pero la misma podría al día siguiente caer a un valor de $5 por acción, y si dicho individuo jamás realizó la venta de esta, no solo estaría perdiendo una gran cantidad de dinero, sino que, además, deberá pagarle al Estado un impuesto por dinero que nunca recibió.

Sobre el caso particular del impuesto a las ganancias de capital, el senador demócrata Joe Manchin dijo: “No se puede gravar algo que no se gana. La renta ganada es en lo que nos basamos”.

Biden aspiraba recaudar 360,000 millones de dólares en ingresos a través del impuesto mínimo del 20 %. Además de ello, propuso elevar el tipo del impuesto de sociedades del 21 % al 28 %; sin embargo, el problema real de la economía americana no es la falta de dinero o impuestos, sino precisamente el exceso de gasto público.Should Elon Musk Re-instate Trump’s Twitter Account?* Yes! NoEmail*This poll gives you free access to our premium politics newsletter. Unsubscribe at any time.

Biden busca recabar más dinero de los privados, pese al impuesto no legislado de la inflación

Mientras el presidente Biden busca nuevas formas para alimentar el tamaño y poder del Estado, con mayores impuestos y recaudación de capitales privados, continúa castigando a los ciudadanos americanos con la inflación más alta en los últimos 40 años.

Actualmente, la inflación se ubica en 7.9 %, los precios de inmuebles, vehículos usados, gasolina, alimentos, se ha disparado enormemente, perjudicando principalmente a los americanos más pobres, quienes pierden el poder adquisitivo de su dinero, debido a que el Gobierno federal continúa imprimiendo dinero inorgánico que deprecia el valor de sus horas de trabajo.

Statista. Source: Economic Policy Institute.

Sin embargo, esto no es un fenómeno nuevo, aunque sí se ha agravado de forma notoria durante la última administración. Como pueden observar en el gráfico de arriba, a partir de los años 70 (momento en el que el valor del dólar deja de estar anclado al oro), la productividad de los empleados americanos ha ido creciendo de manera progresiva, mientras que la retribución básicamente se ha frenado. Esto quiere decir que cada vez los americanos producen más, pero ganan menos, por tanto, hoy es cada vez más difícil para las familias comprar una casa o pagar todas sus cuentas. Y si el Estado continúa interviniendo activamente en la economía, la situación podría continuar empeorando en las próximas décadas.

Las libertades económicas de Estados Unidos en declive

Según el índice de libertad económica que elabora Heritage anualmente, Estados Unidos presenta uno de los peores registros de su historia en esta materia, al ubicarse en el puesto 25 a nivel mundial, hace tan solo cuatro años se encontraba en el puesto 18, y en el año 2010 ocupaba la 8.ª posición.

Para poner en contexto, actualmente un país como Chile, que acaba de elegir presidente a Gabriel Boric que viene de las juventudes comunistas de su nación, se encuentra en el puesto número 20 del mismo ranking; otras naciones como Chipre, República Checa y Letonia están por encima de Estados Unidos, una nación que se fundó bajo los principios del libre mercado y que lideró todos los apartados de comercio durante décadas.  

En la actualidad no solo las libertades económicas e individuales han sido cada vez más aplastadas por un gobierno que no para de crecer, sino que no conformes con el resultado cada vez más desalentador de políticas económicas y monetarias, miembros del Partido Demócrata intentan ahogar todavía más la acción privada para que sea el Estado y los políticos los únicos dueños del capital en la nación.

Recientemente, el senador demócrata, Bernie Sanders, propuso gravar algunos beneficios de las mayores empresas hasta en un 95 %, en un nuevo proyecto de ley que buscaría recaudar más ingresos para el Estado de compañías como JPMorgan Chase & Co. o Chevron Corp. La radical propuesta de Sanders básicamente establece que los empresarios deberían trabajar para luego brindarle al gobierno prácticamente todas sus ganancias, una propuesta que evidentemente busca destruir las iniciativas privadas y centralizar las labores económicas en manos del Estado.

Bernie Sanders
Bernie Sanders (Archivo – EFE)

Evidentemente, en la actualidad es difícil, por no decir, imposible, que una propuesta tan radical como la de Sanders sea aprobada, sin embargo, la ventana de Overton se corre cada vez más hacia la izquierda en Estados Unidos. Entonces, el debate deja de centrarse sobre si deberíamos disminuir la carga tributaria actual, y pasa a forjarse una discusión en sobre si deberíamos aumentar la carga actual hasta el 95 % como pide Sanders, con lo cual, las también radicales políticas fiscales de Biden parecerán “moderadas”.

Si la intervención del Estado en la economía continúa creciendo en los próximos años, tendremos una moneda cada vez más destruida, sueldos más miserables, familias pobres cada vez más afectadas y un país inmerso en una severa crisis económica.

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