Por Roderick Navarro – Panampost.com

En los últimos meses el chavismo ha tenido más libertad para perfeccionar su modelo totalitario en el país y volver con legitimidad a la escena internacional. Su modelo es uno que quiere durar tanto tiempo en el poder como el Partido Comunista Cubano (PCC) y tener tanto dinero como el Partido Comunista de China (PCCh).

Analicemos algunos aspectos básicos de este modelo de control.

El chavismo controla la política nacional haciendo imposible que la ciudadanía pueda tener algún tipo de influencia trascendente, ya que el Consejo Nacional Electoral (CNE) responde exclusivamente a la revolución. Cuando pierden algún espacio estratégico como una gobernación, suelen crear una estructura paralela a la electa por los ciudadanos a la que llaman “protectorado”. También han judicializado a partidos políticos y han perseguido a los disidentes obligándonos a muchos al exilio.

Para que la población no se rebele ante esta situación de autoritarismo, el régimen ha pasado a un totalitarismo macabro, alcanzando niveles de control en la vida cotidiana mediante la destrucción de la calidad de vida. Esto quiere decir, la destrucción de los servicios públicos, la salud y la educación, así como el control sistemático de la economía en todo nivel. Así, los ciudadanos son sometidos a rutinas diarias de supervivencia que los mantiene ajenos a los temas políticos, como por ejemplo los cortes de agua y luz, las colas para comprar gasolina, esperar el suministro de gas o buscar desesperadamente medicamentos y atención médica.

Por otra parte, el chavismo ha prohibido la libertad de expresión en Venezuela: No se pueden decir ciertas palabras en programas de radio y televisión —como régimen o dictadura—, no se pueden exponer corrientes de pensamiento diferentes a la izquierda, se persiguen periodistas y ciudadanos por lo que dicen en sus redes sociales, además de que cierran medios de comunicación.

Controlar la vida ciudadana junto a lo que se piensa y se puede decir, ha sido una empresa en la que ha tenido éxito el chavismo en estas dos décadas. Sin embargo, el chavismo y los opositores que consideran que tenemos una democracia, han querido hacerle creer a la población y al mundo que Venezuela se está componiendo, argumentando que el chavismo va hacia la instauración del “modelo chino” en Venezuela.

Para reflexionar sobre esto, debemos tener en cuenta que sin el acercamiento que hiciera EEUU con China en 1972, Deng Xiaoping no hubiera podido impulsar posteriormente cambios en su país. Entre otras cosas, comienzan reformas en torno a la propiedad de las tierras, la creación de mercados rurales, la apertura a la inversión extranjera mixta pero selectiva y controlada. En la década de los 80, muchas empresas se privatizaron pero otras, consideradas estratégicas, quedaron bajo el control del régimen.

Además, el régimen del PCCh emprendió un importante proceso de urbanización e industrialización, lo que junto a la ausencia de leyes que protejan los derechos laborales como los conocemos en Occidente, hace que en China continental la mano de obra sea muy barata y los niveles de contaminación sean de los más altos del mundo. Entonces, por un lado pueden mostrar avances estructurales y grandes obras, pero por otro lado podemos ver destrucción del medio ambiente y esclavitud.

Que haya conciertos y que estén volviendo las aerolíneas a Venezuela no quiere decir que haya un cambio cuando el 90 % de la población continua en la pobreza, los servicios públicos han empeorado y no hay libertad de expresión ni política.

El entusiasmo que hay por la segunda reunión oficial entre la administración Biden y el régimen de Maduro, posiblemente en Trinidad y Tobago, alimenta la idea de que Venezuela puede estar encaminada hacia una experiencia como la que llevó a China continental a cambiar. Se intenta posicionar la idea de que con el retorno de las empresas petroleras, el chavismo va a realizar una apertura económica y que esto mejorará la situación de los servicios públicos y en el mediano plazo la calidad de vida de los ciudadanos.

Esto es un engaño. El chavismo ha demostrado durante mucho tiempo que no quiere una Venezuela democrática ni próspera, porque básicamente si esto ocurre, por vías democráticas no se podrían mantener en el poder y así no podrían seguir llenando los bolsillos de su élite mafiosa nacional e internacional. Por eso es falso que en Venezuela se esté instaurando un modelo chino: el modelo que existe es el chavista, que es peor.

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