Por Oriana Rivas- Panampost
Crear un enemigo común es una de las características de los sistemas totalitarios para justificar sus decisiones arbitrarias. Al apuntar a un objetivo, se apela a los sentimientos de la gente. Por ende, se ganan simpatías. En este sentido, la existencia del coronavirus y las medidas adoptadas para erradicarlo también han servido a ciertos personajes y gobiernos para ejercer mayor control o trazar planes mundiales de vigilancia.
Esto es precisamente lo que planea el multimillonario Bill Gates, quien se ha enfocado en los últimos años en lo que califica como iniciativas en favor del ambiente y del desarrollo humano. Sin embargo, recientemente abogó por mayor vigilancia de parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y más financiación de los Estados miembros. A su juicio, “la financiación actual de la OMS no se toma en serio las pandemias”.
Junto con el exhorto vino una alerta. El empresario aseguró que existe el riesgo de que surja una nueva variante del coronavirus «que sería aún más transmisiva e incluso más fatal”, según dijo en entrevista con el Financial Times. Agregó además que dicha probabilidad de peligro «está muy por encima del 5 %», haciendo posible que «ni siquiera hayamos visto lo peor”. De su puño y letra también salió un libro titulado «How to Prevent the Next Pandemic» (Cómo prevenir la próxima pandemia) el cual será publicado en los próximos días.
Mayor vigilancia orwelliana
No obstante, lo que prevalece de su anuncio —y el miedo que parece querer infundir— es precisamente este llamado a aumentar la vigilancia de la OMS, aún cuando es conocido que el organismo internacional de salud ha cedido anteriormente a presiones del régimen comunista chino. Adicionalmente, Gates mantiene una estrecha relación con George Soros, multimillonario precursor de planes globalistas y financista de la agenda progresista estadounidense.
¿Son sinceras entonces estas propuestas de supuesta protección a la humanidad o se trata de otro entramado que raya en la distopía orwelliana de 1984? En la trama, las pantallas de los televisores observan a los habitantes de un país en crisis y hambriento. Mientras que desde el Ministerio de la Verdad y la Policía del Pensamiento buscan manipular la historia para lograr objetivos en el presente.
Una novedad similar a la vigilancia de la OMS propuesta por Gates fue justamente la creación en días recientes de la Junta de Gobernanza de Desinformación por parte del gobierno de Joe Biden. Según sus detractores, no es más que un eufemismo para esconder un Ministerio de la Verdad como el retratado por George Orwell.
Más dinero para la OMS
Bill Gates exhortó a los países miembros de la OMS a entregar más fondos. Aseguró que “la cantidad de dinero involucrada es muy pequeña en comparación con el beneficio» y propuso que su iniciativa Global Epidemic Response and Mobilization sea administrada por esa instancia. En paralelo, expresó que la OMS solo cuenta con «menos de 10 personas a tiempo completo» dedicadas a estudiar posibles brotes.
Aún así, el empresario fundador de Microsoft duda que pueda existir un consenso. Sobre todo cuando Reino Unido anunció el año pasado por decisión soberana que reduciría su «presupuesto de ayuda anual de 0,7 % a 0,5 % del ingreso nacional bruto».
No es la primera vez que la financiación a la OMS es noticia. Menos aún por las circunstancias que rodean el uso de esos fondos. Ese fue el motivo que llevó al expresidente Donald Trump a salir del organismo hace dos años cuando el virus surgido en China azotaba a la humanidad. En ese entonces, señaló al régimen de Xi Jinping por presionar a la OMS para «engañar al mundo».
Los señalamientos de Trump no eran infundados. Investigaciones de una comisión independiente revelaron que ni la OMS ni China actuaron a tiempo al inicio de la pandemia para evitar su propagación. Mientras, el grupo de expertos que viajó hasta Wuhan solo pudo examinar los lugares y pruebas que le permitió el régimen. ¿Por qué Bill Gates pretender darle más control a una instancia envuelta en tantas polémicas?
Las recientes declaraciones del fundador de Microsoft detonan varias dudas que merecen respuesta, porque si algo tienen en común con otros anuncios es el objetivo de una vigilancia generalizada.