Por Andrés Vacca – BLes.com

El régimen comunista chino, como todo modelo autoritario, busca homogeneizar el modo de pensar y actuar de sus ciudadanos. Todo debe suceder según lo diseñado por el Partido Comunista Chino (PCCh), y este fue el secreto utilizado para perpetuarse durante las últimas décadas.

El arte, la moda y los ideales de libertad occidentales han sido siempre un escollo para el PCCh, aunque ha sabido mantener a China lo suficientemente aislado como para no permitir el ingreso de estos pensamientos. 

La globalización y el desarrollo de internet ha significado un gran inconveniente para este tipo de dictaduras, porque no solo permitió que el mundo conociera las atrocidades que cometió el comunismo chino con su población, sino que además permite el ingreso irrestricto de los valores de libertad que el PCCh quiere esconder.

No obstante, el PCCh ha desarrollado un enorme ejército de inteligencia para censurar toda idea, información, arte o cuestión que vaya en contra de sus ideales perversos e inmorales. Durante las últimas décadas aquellos chinos que optaron por ir en contra del régimen fueron perseguidos, desaparecidos, asesinados o refugiados en el extranjero. 

Paralelamente, la mega industria del espectáculo mundial, representada en su máxima expresión en Hollywood, en los grandes medios de comunicación, redes sociales y en organizadores de eventos deportivos como la NBA, han visto siempre con mucha atracción su ingreso en el mercado chino por la enorme masa de consumidores que ofrece. 

Como parte de la estrategia del PCCh para extender su poder en Occidente, ha aceptado paulatinamente el ingreso de estos representantes del espectáculo y el entretenimiento mundial en China, pero bajo sus estrictas reglas de censura, las cuales muchas veces han sido aceptadas e incluso replicadas en Occidente.

¿Qué sucede en China con el arte, el cine, la radio y la televisión?

La Administración Nacional de Radio y Televisión de China, es una agencia ejecutiva a nivel ministerial controlada por el Departamento de Publicidad del PCCh, que desde 1986 se encarga de controlar que todo contenido publicado por radio y televisión en cualquier lugar de China responda al discurso oficial impulsado por los líderes comunistas. 

El organismo controla tanto a los medios estatales directamente ligados al PCCh como a aquellos que tienen también participación privada. 

El control también fue y continúa siendo muy riguroso en el mudo artístico. La música, el teatro y la pintura no pueden reflejar la insatisfacción que el pueblo tiene con el régimen comunista porque implica un enorme riesgo de censura y un peligro extremo para las personas que se involucren en ese tipo de expresión

El organismo, es el responsable de supervisar la producción, distribución y proyección de películas nacionales, organizar la revisión del contenido de las películas extranjeras y solicitar las modificaciones pertinentes para su aptitud. También es el encargado de la importación y exportación de todas las películas, medios, publicaciones y otros contenidos.

Para el PCCh el arte, que incluye a la industria cinematográfica, es un medio de control social. Por tal motivo considera tan importante que cualquier producción artística a la que tenga acceso un ciudadano chino, debe estar alineada con la ideología del comunismo.

Las nuevas tecnologías, internet y las redes sociales no tardaron en llegar a la China comunista luego de su surgimiento y desarrollo en Occidente desde los años 2000 en adelante, y esto generó inicialmente un gran problema para el régimen comunista dado que estas herramientas fueron utilizadas por millones de chinos para reflejar su descontento, organizarse, difundir información y comunicarse fácilmente con el exterior.

Sin embargo, rápidamente el PCCh pudo adaptarse a la nueva realidad y puso a disposición todo su aparato de inteligencia, que sumado a la incorporación de nuevas tecnologías logró rápidamente introducirse en la virtualidad y controlar con rigurosidad todo lo que allí sucede.

Con los filtros y barreras de censura impuestos, el público chino recibe una información completamente sesgada sobre la realidad. De este modo el régimen ha logrado modificar la propia historia de China eliminando todo vestigio de la cultura tradicional, reemplazándola por la adoración al Partido que es promovida principalmente por medio de obras de arte, películas, series, noticieros, educación escolar, etc.

Son infinitos los casos que denuncian censura dentro China, sobre todo los que tiene que ver con contenido ligado a la creencia en Dios, críticas al PCCh o manifestaciones artísticas que demuestren simpatía con Occidente y principalmente Estados Unidos.

Tal es el caso denunciado por la comunidad cristiana en China, luego de que en el año 2020 tras la imposición de una serie de normativas prohibiera 20 nuevas categorías de contenido cinematográfico, incluido todo material que promueva milagros, sanaciones, reliquias sagradas y posesiones demoníacas.

Estas pautas están produciendo un efecto destructivo en la industria cinematográfica religiosa y espiritual, sobre todo la cristiana que se encontraba bastante desarrollada en China.

Un cineasta chino que se identificó como Joseph, dialogó con el medio UCA News, comentó que el contenido basado en la Biblia incluye principalmente milagros y sanación, las nuevas pautas de censura prohíben casi por completo ese contenido. “Si filmamos la vida de Jesús, evitando el contenido prohibido por las nuevas restricciones, sólo presentaremos a Jesús como una persona común, y esto es inaceptable para los cristianos”.

La censura llega a Hong Kong 

Las restricciones y censuras van más allá de China Continental. Luego de la imposición de la polémica ley de Seguridad Nacional en Hong Kong, el PCCh logró adaptar una serie de leyes en la ciudad isleña que garantizan su control en todos los ámbitos incluidos el de la información, el arte y el entretenimiento.

Así fue como a finales del año 2021 legisladores de Hong Kong afines al PCCh, aprobaron un proyecto de ley destinado a endurecer la ley de censura cinematográfica y el contenido televisivo de la ciudad.

Con la nueva normativa se implementaron penas de hasta tres años de prisión y hasta un millón de dólares en multas para los responsables de reproducciones que pregonen “la subversión, la secesión y el terrorismo” o alteren la seguridad nacional.

El polémico proyecto también da la potestad a los controladores de intervenir en producciones cinematográficas pasadas, lo que podría atentar contra varios clásicos del cine occidental y asiático, que desaparecerían del cine y de los alquileres de películas si así lo deciden los organismos de control.

El concepto de “alterar la seguridad nacional”, resulta muy amplio y el PCCh lo utiliza frecuentemente como excusa para reprimir ideales, religiones, disidentes políticos o simplemente a personas que se encuentran en contra del régimen comunista chino. 

Las modificaciones están planteadas en el contexto de la controvertida Ley de Seguridad Nacional que impuso Beijing para reprimir las protestas de los movimientos en favor de la democracia y contra el PCCh, en una perspectiva de creciente censura.

El Comunismo se infiltra en Hollywood

En este contexto de extrema censura y represión, la industria del cine internacional centralizada en Hollywood viene demostrando su interés en penetrar en el mercado chino desde hace varios años.

China cuenta con más de 1400 millones de habitantes, lo que representa un mercado inmenso para la industria cinematográfica. Industria que, como es sabido, no se destaca por sus valores éticos sino más bien por su lógica especulativa de ganancia.

Y así fue como el PCCh y las grandes productoras de Hollywood fueron gestando una perversa relación durante los últimos años, a través de la cual el comunismo logró penetrar en el contenido cinematográfico, al mismo tiempo que Hollywood está logrando ingresar con mayor intensidad en el mercado chino, siempre y cuando cumpla con los requisitos de censura impuestos por el régimen. 

Ya en julio de 2020, el Procurador General de los Estados Unidos William Barr criticaba a Hollywood por apaciguar a China con autocensura para garantizar la entrada a su mercado, asegurando que los estudios buscan hacerle propaganda al PCCh.

Durante una entrevistaBarr aseguró que Hollywood ahora censura regularmente sus propias películas para apaciguar al PCCh, a quien catalogó como “el violador de derechos humanos más poderoso del mundo”. Y agregó: “Esta censura afecta, no sólo las versiones de películas que se lanzan en China, sino también muchas que se muestran en los cines de los Estados Unidos ante el público estadounidense”.

William Barr no sólo apuntó contra Hollywood, también lo hizo contra corporaciones como Apple, Alphabet’s Google, Microsoft e incluso Walt Disney Co., a quienes acusó de mostrarse demasiado dispuestas a colaborar con el PCCh.

El Procurador General Barr realizó una crítica general a las empresas, afirmando que mientras el PCCh piensa y actúa deliberadamente en pos de sus intereses, las empresas generalmente sólo están mirando el informe de ganancias de los próximos tres meses. Esta actitud habría generado que grandes compañías tecnológicas de los Estados Unidos, terminen actuando como peones influenciados por el régimen chino.

Hollywood acepta censurar para ingresar en China

El régimen chino viene trabajando en potenciar la producción propia y el consumo cinematográfico desde hace más de una década. Un comunicado publicado por el PCCh en octubre de 2011 ya hablaba de “la urgencia” de mejorar el “poder de China y la influencia internacional de su propia cultura” y el deseo de “convertir nuestro país en una superpotencia cultural socialista”.

Siguiendo esta política se invirtieron grandes cantidades de dinero durante los últimos años para desarrollar la industria cinematográfica local. Tal es así que en el año 2020 China se convirtió en el primer país en superar a Estados Unidos como el mercado cinematográfico más grande del mundo. 

“Finalmente ha llegado el día en que China es el mercado cinematográfico número uno del mundo, superando el total de taquilla de América del Norte para 2020″publicó la Oficina de Información del Consejo de Estado de China, también conocida como la Oficina de Propaganda Extranjera del PCCh.

Desde ya que el éxito cinematográfico chino no es una buena noticia para Hollywood porque China ya no dependerá de su contenido para llenar sus salas de cine. Por el contrario, Hollywood sí necesita del mercado chino para continuar con su éxito financiero.

Esta situación pone al régimen comunista en una situación de extrema ventaja respecto a las productoras internacionales a la hora de imponer sus exigencias y censuras.

Las películas de Hollywood deben superar cada vez más obstáculos antes de poder tener el visto bueno del PCCH e ingresar en el mercado chino. Para lo cual muchas veces deben modificar escenas y diálogos completos para adaptarse a las exigencias.

La censura adopta diversas formas. Hay películas que Hollywood ya no hace, porque molestan al PCCh y podrían terminar instantáneamente con todos los negocios con China. 

Generalmente sucede con películas con temas políticos, como fue el reconocido caso de Seven Years in Tíbet, sobre la invasión y ocupación del Tíbet por parte de China, o Red Corner, sobre los abusos de los derechos humanos en el sistema legal de China. Después de que se hicieran esas películas en 1997, China ordenó que se suspendieran los negocios con los tres estudios de Hollywood que distribuían las películas en ese entonces.

Esto marcó un gran precedente y desde aquel entonces todas las producciones que pretenden ingresar en el mercado chino saben que no deben arriesgarse a incorporar contenido que pueda ser polémico para el PCCh porque éste no tendrá inconvenientes en cancelar sus reproducciones y acuerdos comerciales.

Las nuevas producciones cinematográficas en su mayoría surgen pensando en poder ingresar al gigantesco mercado chino. La falta de valores y la ambición extrema que predomina en Hollywood lleva a que muy pocos piensen en que responder a las exigencias de censura del régimen chino los hace cómplices de una lista interminable de atrocidades cometidas por el comunismo contra la población china. 

NBA cómplice de la china comunista

La numerosa audiencia china es un público que desde hace varios años alimenta la industria del baloncesto de Estados Unidos. Teniendo en cuenta esta realidad es que los grandes directivos de la NBA no solo se han mantenido en silencio frente a los graves atropellos del régimen comunista, sino que en muchos casos han cooperado abiertamente con el PCCh, lo que los convierte en cómplices directos.

Uno de los casos más paradigmáticos es el del dueño del Miami Heat, Micky Arison, quien tiene tratos comerciales multimillonarios con el Estado comunista y la Armada del Ejército Popular de Liberación, también conocida como la Armada china.

Arison (con una fortuna de 6,6 mil millones de dólares) también es presidente de la junta directiva de Carnival Corporation, el operador de cruceros más grande del mundo, quien, como informó ESPN, tiene una empresa conjunta con un constructor naval chino de propiedad estatal.

Otro caso frecuentemente criticado es el de Joe Tsai, propietario multimillonario de los Brooklyn Nets, quien hizo su fortuna en China con su empresa Alibaba.

Paradógicamente, en Estados Unidos, Tsai dona cientos de millones de dólares para combatir el racismo y la discriminación. Mientras que en China, Alibaba, bajo el liderazgo de Tsai, se asocia con empresas incluidas en la lista negra del gobierno de Estados Unidos por apoyar una campaña de represión, detención arbitraria masiva y vigilancia de alta tecnología a través de perfiles raciales de última generación.

En 2019, la NBA sufrió lo que su director ejecutivo describió como pérdidas “sustanciales” luego de que un comentario en línea de un ejecutivo del equipo de los Houston Rockets provocó una reacción violenta en China.

El mánager de los Houston Rockets, Daryl Morey, tuiteó su apoyo a los manifestantes a favor de la democracia en Hong Kong, la cadena estatal CCTV y Tencent Holdings, que transmite juegos de la NBA en China, anunciaron que dejarían de transmitir los partidos de los Rockets.

La decisión de las autoridades chinas implicó pérdidas multimillonarias para la NBA, quien desde ese entonces intentó varias formas de excusarse con el régimen para complacerlo, demostrando en varias oportunidades que la NBA prioriza por lejos sus ganancias económicas que la responsabilidad social que se espera debiera tener por su llegada a tanta gente y en todas partes del mundo.

En uno de sus intentos por apaciguar al régimen, la NBA anunció el nombramiento de un ciudadano chino como CEO de su empresa en China en mayo de 2020 pero eso tampoco fue suficiente, tal como publicó el medio oficial Global Times el año pasado.

“Si quiere ganar su camino de regreso al mercado chino continental, (la NBA) debe manejar adecuadamente al director general de los Houston Rockets, Daryl Morey, quien tuiteó en apoyo a los alborotadores de Hong Kong el año pasado”, indicó el medio comunista.

Algunas estrellas se rebelan contra el poder de las grandes productoras

Si bien es cierto que la gran mayoría de los que trabajan en los grandes productores de espectáculos como Hollywood y la NBA están solo pensando en el éxito de sus producciones y en el rédito económico, hay algunos pocos que aún preservan ciertos valores morales que los hace reflexionar sobre las implicancias que tiene la penetración del comunismo en el mundo del espectáculo. 

El actor ganador del Premio de la Academia Jon Voight es una leyenda en Hollywood cuya carrera abarca más de 50 años. Ahora, habla y denuncia como el izquierdismo y el marxismo se han infiltrado en los medios y en Hollywood, arruinado por completo la industria del cine y la comunicación.

Voight durante la entrevista advierte que los países donde el comunismo logró penetrar han sido destruidos, y entre ellos menciona a China, Rusia, Cuba, Venezuela y Corea del Norte, al mismo tiempo se muestra sorprendido por cómo ha logrado ingresar también en EE.UU. y denuncia que Hollywood funciona como un aparato de propaganda de los valores comunistas.

Otro de los peces gordos de Hollywood que se atrevió a confrontar con el PCCh fue el reconocido director de cine Quentin Tarantino, quien en el año 2019 rechazó las exigencias de censura a su película “Érase una vez en Hollywood” (Once Upon a Time in Hollywood, título en inglés).

Los auditores chinos ya habían aprobado su reproducción, pero días antes de que sea inaugurada sin dar explicaciones decidieron cancelar el estreno y prohibir su reproducción por lo menos hasta que sea reeditada, según informaron los medios del espectáculo.

Sin embargo, Quentin se negó con determinación a cumplir con los deseos de los auditores, provocando un gran revuelo en Hollywood. 

En ese entonces, la decisión del destacado productor y director fue explícitamente celebrada por el secretario de Estado estadounidense Mike Pompeo en uno de sus tuits.

“Aplaudo la negativa de Quentin Tarantino a reeditar su película para apaciguar la censura de China. Los derechos inalienables como la libertad de expresión no deben estar a la venta”, expresó el alto dignatario el 19 de octubre.

También existen voces dentro del ámbito deportivo que cuestionan esta creciente intervención. Una de las más críticas es la de la estrella de la NBA Enes Kanter, quien durante el año 2021 adquirió gran protagonismo en las noticias internacionales tras emitir fuertes comentarios contra el régimen comunista chino por violar los derechos humanos de minorías étnicas y religiosas como los tibetanos y los uigures.

Aunque fue uno de los tres jugadores más destacados del año, hoy ha sido silenciado. En una entrevista reciente reclamó lo siguiente:

“Cuando comencé a hablar sobre lo que estaba sucediendo en China, los Celtics fueron cortados de la televisión china. Eso le costó dinero a la NBA. Así que la NBA dice que nos apoya en la libertad de expresión. No lo creo. En otras palabras, se mantiene firme, siempre y cuando lo que digamos ayude a su bolsillo, de lo contrario, harán todo lo posible para acabar contigo. Digo esto porque están tratando de que me retire a los 29”.

Como hemos visto, los tentáculos del comunismo chino han llegado a lugares impensados, atravesando fronteras y culturas. 

Este avance fue permitido en gran parte por la complicidad de ciertos sectores afectados por los valores torcidos de la sociedad moderna, que al estar enceguecidos por las ganancias y el éxito no desarrollaron resistencias como para impedirlo. 

Sin embargo, el resurgimiento de agrupaciones y fuertes personalidades conservadoras como los casos mencionados anteriormente, indican que la esperanza no está perdida y es posible retomar un rumbo que permita continuar evidenciando la naturaleza malvada del comunismo en China y su forma de expandirse por el mundo.

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