Por Marcelo Duclos – Panampost.com
El mundo medianamente civilizado va dejando de lado la pandemia del coronavirus. Aunque en varios países hay “rebrotes”, las cifras de casos graves y de muertes se derrumban, como todo indicaba que sucedería. A diario en occidente se van eliminando las restricciones, el uso de mascarillas y ya vuelven los eventos masivos. Sin embargo, en la cuna del COVID-19 volvieron a las más duras restricciones como el primer día, o peor. En varias ciudades como en Shanghái se registraron diversas violaciones a los derechos humanos más básicos con encierros absolutamente injustificados. Incluso llegaron a sacrificar centenares de mascotas en el marco de procedimientos tan crueles como delirantes. Como era de esperarse, el impacto económico no tardó en llegar. El comunismo chino y la irracionalidad de la dictadura del partido único están haciendo estragos en una economía supuestamente capitalista.
Según los últimos relevamientos, las ventas minoristas cayeron 11,1 % en el mes de abril. Esta dura realidad, absolutamente compatible con las restricciones de la política fracasada del “Covid cero” de Xi Jinping, de a poco va impactando en la producción industrial. En el mismo mes, esta se retrajo 2,9 % y no hay muchas posibilidades que la próxima medición arroje datos en otra dirección. El desempleo trepó a 6,1 %, pero el número todavía es más alto en el segmento que mide el empleo del sector más joven que recién ingresa a la actividad económica.
Durante abril pasado también se confirmó que el Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó 0,68 %, con respecto al mismo mes del año anterior. Esta merma fue la primera contracción del PIB registrada desde febrero de 2020. Varias publicaciones especializadas aseguran por estos días que el crecimiento de la economía china podría caer desde 0,5 % a 2%. El Citigroup, que apostaba a un crecimiento de 5,1 % para este año, ya redujo su proyección a 4,2 %. Claro que no se descarta que haya que “retocar” nuevamente la cifra en los primeros meses del segundo semestre.
Las restricciones del régimen chino están generando interrupciones en varias fábricas que abastecen de repuestos y materiales a empresas occidentales. Varias compañías como Apple y Tesla ya se vieron perjudicadas por las limitaciones de las importaciones del gigante asiático. Con respecto a las exportaciones en general, la gestión de Xi Jinping logró que se haya alcanzado el número más bajo registrado desde junio de 2020.
Es que, aunque el comunismo chino se haya resignado al capitalismo para el abastecimiento de bienes y servicios, al fin de cuentas el país sigue siendo una dictadura autoritaria de partido único. Algo que nunca deben olvidar los habitantes del país y los socios comerciales en el mundo, que por estas horas se están viendo perjudicado por las restricciones gubernamentales de la dictadura roja de “eficiencia económica”.