Fuente: Gaceta.es

El Parlamento Europeo ha rechazado esta semana condenar el asesinato de Deborah Samuel, una joven estudiante cristiana de la región de Sokoto, en el norte de Nigeria, que fue lapidada hasta la muerte y quemada por sus compañeros por “blasfemar” contra el islam a través de Whatsapp.

El brutal asesinato alcanzó relevancia internacional a raíz de la viralización de un vídeo en el que se ve cómo los autores perpetran el espeluznante crimen. A pesar de la gravedad del dramático suceso, que es una gota en el océano respecto a la persecución que los cristianos sufren en Nigeria, parece que no ha tenido esa importancia en el Parlamento Europeo.

El texto, presentado por el grupo Identidad y Democracia, y que buscaba debatir la condena del terrible asesinato, ha sido rechazado por 244 votos en contra; 231 europarlamentarios votaron a favor y 19 se abstuvieron, algo difícil de entender. O no.

Las instituciones europeas, entregadas en cuerpo y alma a condenar la supuesta vulneración de los llamados ‘derechos LGTB‘, realizando fuertes presiones sobre países como Hungría y Polonia, que no se pliegan a las reivindicaciones progresistas del citado colectivo haciendo uso de su legítima soberanía, suelen reaccionar con tibieza a los continuos ataques a los cristianos.

Los burócratas de Bruselas también han dado prioridad, en los últimos años, a la lucha contra el racismo y el antisemitismo, lamentando el aumento «alarmante» de los incidentes racistas y antisemitas en los Estados miembros de la UE. Este mismo viernes se anunció que la Comisión Europea desembolsará 22 millones de euros adicionales para aliviar la situación de los rohingyas en Birmania y en las comunidades de acogida en Bangladesh, que acoge a miles de miembros de esta etnia musulmana perseguida en Birmania. Estos fondos se suman a los 41 millones destinados este año por Bruselas para abordar las necesidades más urgentes del colectivo en Bangladesh y los 27 millones en la propia Birmania.

¿Y los cristianos? Parece que no importan, precisamente en el continente que más debe a esta religión, una de las bases de nuestra civilización. Y es más, parece que sobran. Hace unos meses la UE elaboró un documento ―tuvieron que retirarlo ante la polémica surgida― en el que recomendaban no felicitar la Navidad y en el que animaban a evitar el uso de nombres cristianos a la hora de poner ejemplos.

Llama mucho la atención esta vacío en la defensa de los cristianos ―salvo tímidas excepciones y gestos―, no sólo porque sea la religión mayoritaria y, como hemos dicho, parte de la esencia de Europa, sino porque los cristianos son, de hecho, el grupo más perseguido sobre la faz de la tierra.

La UE si protesta, en cambio, contra Hungría y Polonia cuando reivindican las raíces cristianas de Europa o invocan su soberanía y fronteras para decidir a qué refugiados acogen, o cuando se niegan a que se adoctrine a sus hijos sobre ‘las bondades del progresismo’ en las escuelas. Hungría, por cierto, si defiende a los cristianos, y ha creado una secretaría de Estado dedicada exclusivamente a ayudar a los cristianos perseguidos.

La persecución de los cristianos

La entidad cristiana ‘Puertas Abiertas‘ publica todos los años un informe sobre la persecución a los cristianos en el mundo. El informe de 2022, que vio la luz en enero de este año, arroja unas cifras pavorosas: más de 360 millones de cristianos son perseguidos y discriminados por su fe en el mundo hoy en día.

Afganistán

Este informe presenta una espeluznante imagen de la vida de la pequeña y clandestina comunidad cristiana de Afganistán, el país más peligroso para los cristianos en este 2022. En el estado tomado por los talibanes en agosto de 2021, los hombres cristianos se enfrentan a una muerte casi segura si se descubre su fe.

Las mujeres y las niñas tienen más posibilidades de sobrevivir, pero pueden ser forzadas a casarse con jóvenes combatientes talibanes a modo de ‘botín de guerra’. También corren riesgo de ser violadas o que se trafique con ellas.

El Gobierno talibán tuvo acceso a grabaciones e informes que ayudaron a identificar a aquellos cristianos que a menudo fueron detenidos, a fin de identificar redes de cristianos, antes de ser asesinados. Los combatientes talibanes rastrean activamente a los cristianos utilizando la información existente. También tratan de encontrarlos yendo puerta por puerta.

Gran parte de la población cristiana ha huido a regiones rurales o a campos de refugiados situados en las naciones vecinas.

África: el drama de Nigeria

La toma de Kabul por los talibanes ha suscitado un estado de ánimo de invulnerabilidad entre otros grupos yihadistas de todo el mundo. Existen fuertes indicios de que la violencia aumentará en países como Nigeria ―el 7º país más peligroso del mundo para los cristianos, según el informe―, Mali, República Centroafricana, Burkina Faso, Níger y República Democrática del Congo, lugares en los que los niveles de violencia ya son bastante altos.

En Nigeria se ha podido registrar un total de 4.650 cristianos asesinados por motivos relacionados con su fe, lo que supone un 79% del total mundial.

China y la India

A medida que la influencia económica de China se extiende por todo el mundo, también lo hace la imposición autoritaria de conformidad que impone a sus ciudadanos. Esto se extiende a casi todos los ámbitos de la vida: la expresión, las creencias y el comportamiento.

A partir de mayo de 2021, una nueva legislación exige a los líderes religiosos chinos que «amen a la patria, apoyen al liderazgo del Partido Comunista y al sistema socialista«. No deben «socavar la unidad nacional».

El partido en el poder utiliza una tecnología pionera para vigilar y controlar a sus ciudadanos. En dos provincias, todas las iglesias cristianas oficiales tienen instaladas cámaras de vigilancia. Este autoritarismo, afianzado por la tecnología, se está extendiendo rápidamente más allá de China. Otros muchos países han visto cómo el Partido Comunista en el poder ha impuesto la «unidad» por encima de la diversidad.

En los últimos meses está creciendo la persecución en la India ―el 10º país más inseguro para los seguidores de Cristo―, una nación que está siendo arrastrada hacia la ideología nacionalista «Hindutva», según la que ser indio significa ser hindú. Los líderes políticos de todo el país han pasado por alto, o incluso han fomentado, una ola de violencia de los extremistas contra los cristianos y otras minorías religiosas, acompañada de un aumento de la desinformación y la propaganda en los medios de comunicación convencionales y sociales.

Corea del Norte

A pesar de haber descendido a la segunda posición de esta siniestra lista, los niveles de persecución en Corea del Norte han alcanzado cifras de récord este año. Con la promulgación de la nueva Ley de pensamiento antirreaccionario, ha aumentado el número de cristianos arrestados. Cuando son detenidos, los cristianos son, inevitablemente, enviados a alguno de los brutales campos de reeducación del país, un lugar en el que pocos sobreviven.

Iberosfera

También con la ideología comunista como base, en países de América se ha utilizado la pandemia como pretexto para vigilar a las iglesias e imponer más restricciones. En Cuba, tras las protestas de julio, los líderes eclesiásticos que se manifestaron fueron detenidos y torturados. En Nicaragua Venezuela, los partidos gobernantes promovieron campañas de desprestigio contra los obispos católicos, cancelaron los permisos de inscripción y cerraron iglesias.

Refugiados

Según los cálculos del estudio, un total de 84 millones de personas se han visto forzados a abandonar sus hogares, ya sea como desplazados internos o, para unos 26,6 millones, como refugiados en otras naciones. De estos, un importante número son cristianos que huyen de la persecución religiosa:

En algunas partes del África subsahariana la población cristiana simplemente ha desaparecido porque se ha ido. En los últimos años, se han cerrado cientos de iglesias en Burkina Faso, Malí, Níger y Nigeria. Sólo en el período que abarca este informe, en Nigeria se han cerrado unas 470 iglesias.

Cientos de miles de personas huyen de la violencia islamista ―por ejemplo, en la región del Sahel―, o huyen del reclutamiento forzoso ―el caso de Eritrea―, del conflicto civil ―lo que ocurre en Sudán―, de la represión estatal ― en Irán―, y/o de la opresión familiar debido a su fe.

Los desplazados internos y refugiados cristianos siguen viviendo en Irak, Siria, Líbano y Jordania, entre otros. Al ser cristianos, las autoridades pueden llegar a negarles la ayuda humanitaria y otros tipos de asistencia práctica.

En Myanmar, al menos 200.000 cristianos han sido desplazados internamente y 20.000 han huido del país, ya que las regiones cristianas han sido objetivo del conflicto presente en el país.

La principal fuente de persecución contra las mujeres cristianas que tienen que huir de sus hogares buscando seguridad son las agresiones sexuales, con múltiples informes de mujeres y niños sometidos a violaciones, esclavitud sexual y otras formas de agresión sexual, tanto en los campamentos como durante los viajes que tienen que realizar. La pobreza y la inseguridad agravan su vulnerabilidad, y algunas se ven obligadas a prostituirse para sobrevivir.

Otros países donde ha crecido la persecución

Junto con Afganistán, hay varios países con aumentos notables en la persecución registrada. Es el caso de Qatar ―un dato que no ha sido óbice para que vaya a ser el anfitrión del Mundial de Fútbol―, donde los conversos del islam se enfrentan a la violencia física especialmente, así como a la violencia psicológica y, para las mujeres, sexual.

También creció en Indonesia, donde los cristianos sufrieron dos ataques en Sulawesi Central, así como un atentado con una bomba contra la catedral de Makassar. En Myanmar el ejército ha atacado aldeas e iglesias cristianas, obligando a más de 200.000 personas a trasladarse a campos de desplazados internos. En Bután, donde también ha crecido la animadversión a los cristianos, los conversos se enfrentan especialmente a la presión y la violencia de la comunidad, en el caso de las mujeres, a la violencia sexual.

Los datos de la violencia

El número de cristianos asesinados por su fe aumentó de 4.761 casos registrados en el informe de 2021 a 5.898 en el de 2022. En África subsahariana, especialmente Nigeria, como hemos dicho antes, se concentra la mayor parte de estos casos.

También aumentó el número total de iglesias atacadas, de 4.488 casos registrados en 2021 a 5.110 en el informe de 2022; así como las detenciones y arrestos, que aumentaron un 44% con respecto al estudio del año anterior, hasta llegar a los 6.175 casos, de los cuales 1.315 se produjeron en la India.

Aunque estos números de violencia manifiesta pueden resultarnos más llamativos, la opresión diaria e implacable sobre las comunidades cristianas es igual de importante y continúa aumentando. Esta opresión se manifiesta de múltiples formas, tanto sutil como manifiesta: la discriminación en el trabajo; la presión de los familiares para que renuncien a su fe; el hecho de que se les coloque como los últimos de la fila a la hora de recibir ayuda y medicinas; la burocracia que impide la concesión de licencias a las iglesias; entre otras cosas.

¿Dónde está la UE?

Ante este panorama cabe preguntarse dónde está la UE; por qué esta indiferencia ante los cristianos. Dedican ingentes energías a defender a ultranza a inmigrantes, homosexuales, gitanos, minorías étnicas e ideológicas de todo tipo, dentro y fuera de nuestras fronteras, pero olvidan a los cristianos. El caso de Deborah Samuel es, desgraciadamente, uno de los miles de casos que se producen al año en el mundo y, como ocurre con el resto, no merece la atención de las élites de Bruselas. Están más preocupados abroncando a Hungría porque su Gobierno no quiere doctrina LGTB en las escuelas.

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