Fuente: La Derecha Diario
Mientras se define la elección primaria para el Senado en Pensilvania, donde el candidato apoyado por Trump, Dr. Mehmet Oz, se mantiene empatado con el candidato del establishment republicano David McCormick mientras se terminan de contar los infames votos por correo, el ex presidente mantiene una holgada delantera de 81-3 entre las 84 elecciones internas que hubo hasta el momento en las primarias en Estados Unidos.
Esto quiere decir que 81 de los 84 candidatos que viene apoyando Trump para la Cámara de Diputados, Senado y gobernaciones han triunfado frente a los candidatos anti-Trump, que a pesar de su afiliación republicana se han mostrado más cercanos a Bien que al ex presidente en el último año.
Las victorias más importantes las obtuvo en Pensilvania, donde se impuso Doug Mastriano, un senador estatal trumpista que peleó hasta el último momento por auditar el fraude electoral del 2020, ganándole la candidatura a la gobernación a Lou Barletta.
Otras victorias importantes las obtuvo en Carolina del Norte, con el diputado Ted Budd para el Senado; en Kentucky con el senador Rand Paul, quien busca la reelección; al igual que en West Virginia, Nebraska, Indiana, Ohio, y Texas.
Las únicas tres derrotas tuvieron que ver con casos particulares, donde el otro candidato no era anti-Trump si no que defendía al ex presidente pero no consiguió su apoyo directo.
El primer derrotado fue Charles Herbster, quien buscaba la nominación para la gobernación de Nebraska, pero cayó por un estrecho margen contra Jim Pillen, un conservador clásico perteneciente a la dinastía de políticos republicanos que domina el Estado desde 1999.
Herbster llevaba la delantera en las encuestas pero unos días antes de la elección una mujer lo denunció por acoso sexual. El electorado rápidamente cambió su voto a Pillen, quien si bien no tenía el apoyo de Trump, es un leal político de derecha que defendió todas sus políticas. El candidato anti-Trump era Brett Lindstorm, quien quedó tercero.
La derrota en Carolina del Norte, fue tal vez la más lamentable. El recientemente electo diputado Madison Cawthorn, una estrella del partido republicano y de tan solo 26 años, trumpista hasta la médula y quien tenía una enorme carrera por delante, cayó en la interna por el 11° Distrito contra Chuck Edwards.
Si bien las primeras encuestas lo daban ganando a Cawthorn por una amplia mayoría, días antes de las elecciones empezó a denunciar que otros diputados republicanos en el Congreso lo habían invitado a fiestas sexuales, donde sugirió que habría actos de pedofilia.
Tras revelar esto, muchos lo trataron de loco, y a los pocos días, fotos suyas de joven completamente enfiestado empezaron a aparecer en todos los medios. Algunas lo mostraban vestido de mujer, y en otras completamente borracho. El electorado huyó de su boleta y eligió a un candidato menos polémico, quien a su vez tenía el apoyo del influyente senador Rick Perry.
Si bien Edwards hizo una campaña defendiendo la agenda de Trump, se lo considera un candidato más cercano al establishment, incluso habiendo trabajado en el sector financiero.
Por último, la derrota más abultada pero más esperada fue la de Janice McGeachin, la actual vicegobernadora de Idaho, quien intentó ganarle la interna al actual gobernador, Brad Little, sin éxito.
La interna fue brutal, y a pesar de que Little era muy cercano a Trump, se alejó durante la pandemia, cuando defendió las restricciones sanitarias. En mayo del 2021, McGeachin aprovechó que Little tuvo que viajar afuera del Estado, y en el día que quedó a cargo del gobierno, firmó un decreto prohibiendo las cuarentenas, el pase sanitario y el uso de barbijos obligatorios.
Little había dejado que los alcaldes de cada ciudad decidieran qué restricciones poner, pero McGeachin se cortó sola e impuso los derechos civiles de los ciudadanos por sobre la politiquería estatal. Little anuló el decreto, pero unos meses después, cuando el gobernador tuvo que volver a salir del Estado, McGeachin volvió a firmar el mismo decreto.
McGeachin se convirtió en un ícono del trumpismo y de la derecha anti restricciones sanitarias, pero sus posiciones controversiales en otros temas, como su apoyo al grupo paramilitar de derecha Three Percenters y su participación en la conferencia de los groypers, generó el rechazo en una parte de la sociedad y no pudo derribar al gobernador Little.
Más allá de estas tres derrotas, Trump ganó otras 81 carreras clave. Las primarias del Partido Republicano parecerían ser incluso más importantes que las elecciones de fin de año, ya que el ex mandatario necesita que los diputados y senadores que llegan al Congreso no solo sean republicanos si no que sean afines al trumpismo.
Durante su gobierno, el Partido Republicano tuvo el control de ambas cámaras del Congreso pero falló en pasar legislación clave, como una segunda baja de impuestos y una reforma de salud que derogaría el Obamacare.
La falta de diputados y senadores republicanos leales a su sector le impidió a Trump pasar muchas de las reformas más de derecha que quería, y no solo está pensando en crear una fuerte oposición a Biden en los 2 años que le quedan de gobierno si no que está pensando en qué composición tendrá el Poder Legislativo en 2024 cuando intente volver a la presidencia.