Fuente: Vision Times en español
Científicos de Stanford descubrieron que las inyecciones de líquido cefalorraquídeo pueden regenerar el centro de memoria del cerebro y pueden ayudar a rejuvenecer los cuerpos de los ancianos, planteando una «nueva era» en la búsqueda de tratamientos para el Alzheimer. Sin embargo, el tema también plantea problemas éticos.
Tony Wyss-Coray, de la Universidad de Stanford, demostró anteriormente que las transfusiones de sangre de animales jóvenes podían revertir los efectos del envejecimiento en animales mayores. Más recientemente, un joven neurocientífico bajo su tutela, Tal Iram, decidió comprobar si ocurría algo similar al insertar líquido cefalorraquídeo, el fluido que recubre el cerebro y la médula espinal y nutre las células cerebrales, informó el New York Times.
De esta forma lo que hicieron fue transferir estas «proteínas promotoras de la salud» de ratones jóvenes a ratones mayores.
Según comentan los investigadores el proceso no fue fácil. Iram tenía que extraer el líquido que se reponía continuamente de una cavidad cercana a la parte posterior del cerebro de cientos de ratones de 10 semanas sin contaminarlo con sangre.
El líquido y una versión artificial se introdujeron entonces en ratones más viejos a través de un agujero perforado en sus cráneos. Los ratones que recibieron el líquido cefalorraquídeo joven reaccionaron con más fuerza a las señales visuales y sonoras que habían aprendido a asociar con los sobresaltos, según se publicó el miércoles pasado en la revista Nature. De hecho, respondieron «casi tan bien como sus homólogos más jóvenes».
Mientras que las investigaciones anteriores sobre las transferencias de sangre condujeron a ensayos clínicos con pacientes de Alzheimer y Parkinson, eso no parece posible con el líquido cefalorraquídeo. La extracción solo requiere una punción lumbar.
Problemas éticos y morales del ‘trasplante de jóvenes’
Tomar sangre de los jóvenes y utilizarla para revitalizar a los ancianos ha sido siempre tomado como una «teoría de conspiración», pero a veces estas parecen volverse realidad. Los experimentos con líquido cefalorraquídeo y transfusiones de sangre de estos científicos no están tan lejanos a eso y vale la pena preguntarse: ¿Cuánto tiempo pasará hasta que alguien intente aplicar esto a los humanos? Por algo ya están experimentando con ratones y preparando al público.
Una empresa que ofrecía transfusiones de plasma sanguíneo de adolescentes a los jubilados de Silicon Valley fue cerrada en 2019 por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.), solo para volver a ponerse en marcha unos meses después, aunque con una «lavada de rostro».
Es muy posible que la gran mayoría de la generación que está entrando en su ocaso se oponga a canibalizar literalmente a los jóvenes en busca de la eterna juventud. Sin embargo, el siglo XXI con su avance en biotecnología y transhumanismo, sumado a la pérdida de fe en Dios y deslizamiento de la moral, ha dejado la puerta abierta a nuevos y horribles tipos de explotación. La sustracción forzada de órganos para la industria de los trasplantes en China es solo un atisbo de hacia dónde podría ir esto.