Traducido de LifeSiteNews.com por TierraPura.org 

El último hombre que habló con el Papa Juan Pablo I, pronto beatificado, fue un cardenal de la Curia Romana al que el Papa pretendía destituir por su pertenencia a la masonería. Pocas horas después de una acalorada reunión con el cardenal en el Palacio Apostólico, el Papa fue encontrado muerto.

El 25 de septiembre de 1978, apenas tres días antes de que el recién elegido Juan Pablo I fuera encontrado muerto, el Santo Padre se reunió con el arzobispo Edouard Gagnon. El padre Charles Murr, secretario de Gagnon, ha detallado las circunstancias de ese encuentro en un libro reciente titulado Murder in the 33rd Degree (Asesinato en el 33º grado). Murr habló con el redactor jefe de LifeSiteNews, John-Henry Westen, sobre lo que ocurrió entonces y después.

En esa reunión, Gagnon presentó a Juan Pablo I los resultados de una investigación de tres años sobre toda la Curia Romana que había realizado por orden del Papa San Pablo VI. La investigación buscaba específicamente descubrir la presencia de cualquier masón dentro de las oficinas del Vaticano.

Dos hombres destacaron en esta investigación por los cargos que ocupaban dentro de la Curia: El arzobispo Annibale Bugnini, arquitecto de la liturgia del Novus Ordo, y el cardenal Sebastian Baggio, jefe de la Congregación para los Obispos, responsable del nombramiento de obispos en todo el mundo. Bajo el mandato de Baggio, que duró 12 años, se impuso una edad de jubilación de 75 años en el episcopado, lo que le permitió nombrar a obispos de tendencia liberal en todo el mundo. La pertenencia de Baggio y Bugnini a la masonería fue confirmada por documentación verificada como auténtica por agentes especiales de INTERPOL, la Organización Internacional de Policía Criminal, según el testimonio de Murr.

En 1978, debido a su implicación en la masonería, Bugnini había sido enviado por Pablo VI a Irán como nuncio apostólico, donde, según Murr, se pensaba que podría hacer el menor daño. Sin embargo, Baggio seguía ocupando su puesto en el Vaticano cuando Juan Pablo I fue elegido a la Cátedra de Pedro. Su destitución fue uno de los temas principales de la reunión de Gagnon con Juan Pablo I el 25 de septiembre de 1978.

Durante esa reunión, Juan Pablo I aceptó ocuparse del cardenal Baggio y de su pertenencia a la Logia, según el testimonio de Murr, que llevó a Gagnon a la reunión y habló con él inmediatamente después. Tres días después, el 28 de septiembre, el Papa llamó por teléfono al cardenal para que acudiera a reunirse con él ese mismo día. Tras responder que su agenda estaba ocupada, Baggio aceptó reunirse con el Santo Padre en su estudio esa noche.

A las 20 horas del 28 de septiembre, el cardenal Baggio entró en los apartamentos papales. Nadie más debía estar presente mientras dos guardias suizos esperaban fuera de la puerta. Tanto la hora del día como la ausencia de otras personas en la reunión eran inusuales. La reunión duró aproximadamente una hora. El único testimonio relativo a esa reunión papal vino unos días después de uno de los guardias suizos de guardia: que la voz airada de Baggio se había elevado y podía oírse a través de la puerta, lo que sugería un acalorado enfrentamiento con el Pontífice.

“A las 8:00 Baggio subió a la residencia del Santo Padre en el Palacio Apostólico”, relata Murr, “y estuvo con él aproximadamente una hora. Y hubo gritos. No el Papa. El Papa no gritaba. Baggio le gritaba al Papa. ¿Cómo lo sabemos? Resulta que lo sé. Lo sé por casualidad. Fue a través de un guardia suizo que estaba en el exterior de la puerta. Había dos guardias suizos. Informaron de estos gritos. Baggio se fue. Furioso. Después de una hora”.

Juan Pablo I fue encontrado muerto a la mañana siguiente a las 4:45. El informe oficial del Vaticano sobre la causa de su muerte cambió varias veces. El último informe fue que el Pontífice sufrió un ataque al corazón durante la noche, alrededor de las 11 p.m. Nunca se realizó una autopsia o un análisis de sangre.

El último encuentro de Juan Pablo I con el cardenal Baggio y la pertenencia de éste a la masonería han sido ocultados por el Vaticano durante décadas. Un artículo de la revista Time en el que se cuenta la historia es la única prueba de la época que el padre Charles Murr pudo recuperar como evidencia externa. “El único lugar”, dice Murr, “en el que vi un informe de la reunión entre el Santo Padre, Juan Pablo I y el cardenal Baggio, Sebastián Baggio, fue en la revista Time. Tengo un ejemplar. Me costó mucho encontrarlo”.

Murr alega que el enfrentamiento entre el Papa y el Cardenal de alto rango, miembro tanto de la Curia Romana como de la Logia Masónica, muy bien pudo haber sido lo que causó que Juan Pablo I sufriera un ataque al corazón sólo horas después. Pero dada la naturaleza del enfrentamiento, Murr también alega que las circunstancias de la muerte del Pontífice la calificarían como un asesinato masónico.

“El Papa, que tenía el corazón mal, está tomando medicamentos para la presión arterial, creo, debido a ese encuentro, sufrió un ataque al corazón dos o tres horas después y murió. Ahora usted dice, bueno, eso no es realmente un asesinato … Le pregunté al cardenal Gagnon: ¿Cree que el Papa fue asesinado? Y me dijo: ‘Sabes, Charles. Hay muchas maneras de matar a un hombre’. Creo que eso es lo que sucedió. Creo que ese es el asesinato. Ese es el asesinato del que estoy hablando”.

Murr ha pedido al Vaticano que haga público el informe de investigación Gagnon sobre la presencia de masones en la Curia Romana, incluida la documentación sobre Bugnini y Baggio. El llamamiento es especialmente pertinente dada la próxima beatificación de Juan Pablo I el 4 de septiembre. El informe Gagnon puede arrojar luz no sólo sobre la muerte de Juan Pablo I, sino sobre las cosas que han llevado a la Iglesia a su actual crisis.

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