Por Oriana Rivas – PanAm Post

El crecimiento de TikTok ha sido enorme desde que sus creadores chinos lanzaron la aplicación en Occidente, luego de  fusionarla con otra que también había calado entre los jóvenes estadounidenses. Con esa fórmula su fama estalló. A finales de 2021 contaba con 1000 millones de usuarios globales activos mensuales (hoy seguramente superado) y para octubre de 2020 ya había sido descargada 2000 millones de veces, según la plataforma de análisis digital Sensor Tower.

Adicionalmente, se posicionó entre las 20 marcas más valiosas del mundo luego de que su valor se disparara en 215 %, indicó el más reciente Ranking Global 500 elaborado por Brand Finance. Este pasó de 18700 millones de dólares a inicios de 2021 a 59000 millones de dólares a inicios de 2022.

El éxito es gigantesco. Nadie lo duda. Pero como todo lo abrumadoramente bueno, también hay una faceta más oscura que trasciende más allá de bailes coreografiados o imágenes graciosas de animales o bebés.

Más que las preocupaciones por la seguridad de las información personal de los usuarios —un tema que se ha tocado mucho en EE. UU. y que estuvo en un punto decisivo para la presidencia de Donald Trump por los intereses ocultos de ByteDance, su creador chino— está el gran dolor de cabeza que eso está significando para otras plataformas, como aquellas propiedad de Mark Zuckerberg.

Preocupación en Silicon Valley

Ciertamente el crecimiento de TikTok aún no lo lleva a tener los 2900 millones de usuarios activos mensuales de Facebook o los 2100 millones de Instagram. Pero las cifras auguran que quizás los supere. Además, hay algo que golpea especialmente el bolsillo de las plataformas líderes en Occidente: el dinero. Solo en ingresos anuales obtuvo 4600 millones de dólares en 2021 frente a 1900 del año 2020, reflejó el portal Statista.

Tal como cita un artículo de The Economist que plantea esta preocupación de las oficinas de Silicon Valley, «al absorber TikTok usuarios y los dólares publicitarios que los siguen, sus rivales más grandes están modificando sus propias apps para asemejarse a la joven empresa».

No es mentira. Instagram lanzó tiempo atrás el formato de reels el igual que Facebook y los usuarios se dieron cuenta de las semejanzas. Es entonces, que la venta de productos, el contenido adictivo y los tentáculos de China se unifican bajo la apariencia de videos cortos y de fácil consumo.

Por otro lado, al tener Inteligencia Artificial incorporada, ni siquiera es necesario recomendaciones de contenido basadas en amigos del usuario. Solo basta que TikTok registre su patrón de comportamiento para bombardearlo con micro videos. Ha sido tal la adicción que ahora cuenta con un «recordatorio de descanso», igual que su versión china Douyin. Pero así como han confesado extrabajadores de empresas como Instagram, no hay ninguna intención de hacer a las aplicaciones menos atractivas. Caso contrario no hicieran continuas actualizaciones. Todo este monstruo tecnológico de rápido avance, es lo que mantiene alerta a quienes dirigen las redes sociales competidoras.

Problemas con la seguridad nacional

La preservación de la seguridad nacional es un tema que viene casi de la mano cuando se habla de TikTok, al menos cuando el tema lo tocan políticos o expertos en tecnología. En este sentido, India fue el primer país asiático que prohibió la aplicación. Ocurrió hace dos años e involucró a otras 58 aplicaciones chinas.

Le siguió Pakistán por argumentos de contenido inapropiado. Pero en este caso particular, hubo una estrecha relación con las costumbres y cultura. Episodio que puede fácilmente separarse de lo que pasó en EE. UU., donde la anterior Administración de Donald Trump comprobó que la aplicación «está sujeta a la cooperación obligatoria con los servicios de inteligencia del Partido Comunista Chino».

La empresa propietaria ByteDance dice que la regulación de contenido se hace fuera de China ya que TikTok es la versión occidental de Douyin, pero lo cierto es que su matriz continúa instalada en el país gobernado por Xi Jinping, un mandatario cada vez más autoritario y ansioso por expandir su modelo comunista.

Entonces, detrás del crecimiento de TikTok hay un coctel que toca ingresos millonarios, datos de usuarios de todo el mundo, política e ideología. Porque el actual presidente Joe Biden demostró en su evidente debilidad diplomática que no tiene intereses en limitar a la plataforma y China se garantiza un tentáculo más para extraer información dentro de territorio que considera enemigo.

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