Por Gabriela Moreno – Panampost.com
El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, no se quiere ir de la Moncloa. A cuatro años de jurar ante el rey Felipe VI –sin Biblia ni ningún símbolo religioso– apuesta a un proceso de primarias adelantado en su Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para ser el candidato de esta colectividad en los comicios generales de noviembre de 2023.
El mandatario convocó a un Comité Federal del PSOE con carácter de «urgencia» para este sábado 23 de julio para capitalizar a su favor la turbulencia que origina la dimisión inesperada de la vicesecretaria general de la organización, Adriana Lastra.
Sánchez convertirá el cónclave del PSOE en una oportunidad para impulsar cambios en la estructura interna del partido y de los grupos parlamentarios del Congreso y en el Senado, sostiene OK Diario. El presidente del gobierno sabe que puede hacerlo. Tiene licencia para ello desde que reformó los estatutos del máximo órgano del partido, arrebatándole funciones históricas –como expulsar al secretario general mediante moción de censura directa– y centralizando todas las competencias en su figura y en la dirección ejecutiva integrada por sus afines.
Con atribuciones a la medida para decidir el rumbo del PSOE, el plan de Pedro Sánchez es neutralizar las aspiraciones de posibles rivales a la candidatura presidencial dentro del partido, designándolos en puestos claves, con el fin de asegurarse su camino a la reelección.
Movidas cruciales
La movida más estratégica de Pedro Sánchez para quedarse invicto como la ficha principal del partido será convertir al diputado Patxi López en el remplazo de Lastra. De esa forma, apagaría los deseos de Patxi de medirse nuevamente con él en unas primarias como lo hizo en 2017. En aquella contienda, Patxi logró 14.571 votos y Sánchez consiguió 74.223.
En el caso de la ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, quien cuenta con amplio apoyo de las bases del partido tras ganar las primarias de 2017 que la catapultaron al ayuntamiento de Zaragoza, Sánchez le frenará cualquier intención de ascenso proyectándola como candidata en Aragón.
También es probable que Antonio Hernando, su actual director adjunto del gabinete, cumpla un rol similar en la dirección ejecutiva del PSOE. Así las tres fichas de mayor relevancia de las «juventudes militantes socialista» quedarían fuera del camino.
Imitando a Felipe González
La consolidación de la terna de Sánchez es posible. El Mundo confirma que el Comité Federal es ahora un “foro sumiso sin relevancia”, mientras que la dirección ejecutiva funciona como “un mero altavoz sin derecho a réplica” que no es ni una pálida sombra del órgano cuyas reuniones fueron calificadas por el exministro de Defensa, José Bono, como ejemplo de «porno duro».
Ahora, el PSOE es otro. Para el medio español “está perdido, no tiene pulso, le falta capacidad de reacción, vive en estado de letargo”. Incluso, considera que la última señal de vida es la reinstalación por segunda vez de Sánchez en la secretaría general.
El escenario le sirve a la pretensión de reelección de Pedro Sánchez, que evoca al expresidente socialista del gobierno español, Felipe González, quien se mantuvo por poco más de 13 años en el poder con el amparo del PSOE. Este tiempo frente al Ejecutivo nadie más lo registra. Quizá Sánchez busca romper el récord.
Condiciones hay. Condiciones tiene. El PSOE ya no es la formación que se consolidó con el liderazgo del vicesecretario general Alfonso Guerra; un adicto a las encuestas, las maniobras de Pepe Blanco y la experta en acuerdos como Elena Valenciano.
Una aspiración con complicaciones
Además de rearmar al PSOE, Pedro Sánchez también prevé la conformación de un comité electoral que diseñe la estrategia de la colectividad política en medio de un panorama inflacionario que hunde el discurso de los socialistas para motivar a los votantes.
La tarea pinta titánica cuando entre las dificultades, por primera vez en el mandato de Sánchez, el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) situó a Partido Popular (PP) por encima del PSOE, al descubrir que 8,3 % de sus simpatizantes ahora se decantan por el PP.
El sondeo es trágico para el PSOE. El resultado arroja que el Partido Popular ganaría las elecciones generales si se convocaran hoy, con un margen de dos puntos de ventaja y 30,1 % de los votos.
La encuesta, elaborada con 3.988 entrevistas entre el 1 y el 12 de julio, consolida el cambio de tendencia que estalló con la salida de Pablo Casado y la llegada de Alberto Núñez Feijóo al PP. Este es el mejor resultado del PP en un sondeo de opinión desde noviembre de 2019. Adriana Lastra contribuyó a este descalabro por las tensiones de poder que generó con el secretario de organización, Santos Cerdán, y sobre el grupo parlamentario que comanda el portavoz en el Congreso, Héctor Gómez.
Tener este escenario a un mes de las elecciones de Andalucía donde Juan Manuel Moreno logró la primera mayoría absoluta del Partido Popular en la región al acumular 58 escaños para el PP, con 43 % de los votos, y a un año de la victoria aplastante de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, que frustró las aspiraciones del socialista Ángel Gabilondo, es una señal de que Sánchez no puede cantar victoria.