Fuente: La Derecha Diario
La actividad económica de los Estados Unidos se mantiene en caída desde diciembre de 2021, registró una contracción del 1,6% en el primer trimestre del año y todo indica que este jueves las estadísticas oficiales marcarán otra caída para el segundo trimestre del año, evidenciando así una situación clara de recesión.
La definición convencional de recesión, utilizada por prácticamente todos los países del mundo, sugiere que una recesión comienza cuando se registran dos caídas trimestrales consecutivas en el Producto Bruto Interno (PBI).
En lugar de afrontar el problema con nuevas medidas o anuncios, el presidente Joe Biden decidió negar completamente la recesión y desconocer así los manuales más básicos de economía.
La Casa Blanca cambió convenientemente su postura técnica acerca de la interpretación del crecimiento económico. Mientras que en 2021 el presidente Biden se valía del rebote técnico en el PBI contra 2020, adjudicándose los resultados positivos, en 2022, con resultados negativos, se mostró escéptico con las estadísticas del PBI y su medición.
Esta decisión se produce incluso antes de que se conozca oficialmente la evolución del Producto Bruto Interno para el segundo trimestre del año, y supone una manera de cubrirse ante eventuales críticas contra la administración.
La particular estrategia del Gobierno demócrata guarda una increíble similitud con las reacciones de los gobiernos kirchneristas en Argentina, cuando las estadísticas oficiales fueron desprestigiadas y se decidió simplemente apartarlas.
En un reciente comunicado de la Casa Blanca, se pone en tela de juicio al PBI como un indicador representativo para medir las recesiones o las expansiones, un cuestionamiento que estuvo completamente ausente en 2021 cuando las estadísticas eran favorables al Gobierno.
Para justificarse, el comunicado expone cuatro “indicadores sugerentes” de recesión: el empleo no rural, el ingreso real sin transferencias, el consumo real y la actividad industrial. Todos estos indicadores muestran signos de agotamiento desde noviembre y diciembre de 2021, pero no una caída abierta como sí lo evidencia el PBI. Este análisis no es riguroso,y resulta perfectamente factible entrar en recesión mientras que estos indicadores permanecen estancados.
El Gobierno de los demócratas criticó las mediciones ortodoxas para definir una recesión, pero a cambio no ofreció ningún tipo de definición alternativa y seria. La portavoz del Gobierno de Biden, Karine Jean-Pierre, admitió públicamente en conferencia de prensa que la Casa Blanca no tiene ninguna definición seria para ofrecer.