Traducido de LifeSiteNews.com por TierraPura.org
Para hacer posible una transición más amplia de la propiedad al uso, es necesario cambiar también la forma en que diseñamos las cosas y los sistemas”, afirma el grupo que está detrás de la infame agenda del Gran Reajuste.
En línea con su objetivo de la agenda del “Gran Reajuste” de asegurar que la gente común “no posea nada”, el Foro Económico Mundial aboga ahora por la abolición de la propiedad de vehículos privados.
“Necesitamos una revolución de energía limpia, y la necesitamos ahora”, abre el artículo del FEM del 18 de julio titulado “3 enfoques de economía circular para reducir la demanda de metales críticos”.
“Pero esta transición de los combustibles fósiles a las energías renovables necesitará grandes suministros de metales críticos como el cobalto, el litio y el níquel, por nombrar algunos. La escasez de estos minerales críticos podría elevar los costes de las tecnologías de energía limpia”, continúa el grupo globalista.
A continuación, el FEM explica que, si bien la extracción de más “material virgen” es una vía obvia, hacerlo podría producir consecuencias imprevistas y, por tanto, es hora de mirar más allá de la solución actual y considerar estos tres cambios de mentalidad que pueden ayudar a reducir la demanda de metales críticos.
El primero de los cambios de mentalidad es animar a la gente a “pasar de poseer a usar”. El FEM afirma que, dado que la mayoría de los vehículos y otros artículos permanecen inactivos más de lo que se utilizan, “compartir más puede reducir la propiedad de equipos inactivos y, por tanto, el uso de materiales”.
“Para permitir una transición más amplia de la propiedad al uso, la forma en que diseñamos las cosas y los sistemas también tiene que cambiar”, explica el grupo, mencionando que una posibilidad es que cosas como los coches puedan utilizar “perfiles de usuario” que “creen una distinción para el trabajo y el uso personal en el mismo dispositivo”, permitiendo reducir el “número de dispositivos por persona”.
“Un proceso de diseño que se centre en satisfacer la necesidad subyacente en lugar de diseñar para la compra del producto es fundamental para esta transición. Esta es la mentalidad necesaria para rediseñar las ciudades con el fin de reducir los vehículos privados y otros usos“, añade la organización.
Las otras dos ideas que tiene el FEM para la llamada “economía circular” son mucho menos revolucionarias e incluyen la construcción de cosas con “preferencia por la longevidad” y la reutilización de artículos que ya no sirven para su uso previsto pero que podrían ser útiles en otro entorno.
Aun así, en los párrafos finales del artículo el FEM insinúa su deseo de quitar autonomía a la población en favor de avanzar en su propia visión del mundo, haciendo referencia a un libro blanco del Foro Económico Mundial de 2022 que anima a los de la industria minera a preguntarse “¿necesitamos estos minerales?” antes de embarcarse en proyectos.
“Esta transición hacia un modelo totalmente circular es ahora más urgente que nunca. Si queremos avanzar, tenemos que reconsiderar a nivel sistémico cuánto utilizamos, así como la forma en que podemos reducir el uso”, se afirma. “A menos que podamos reducir drásticamente el uso actual del metal, el debate y la tensión sobre la búsqueda de nuevas minas no desaparecerán”.
Como informó ampliamente LifeSiteNews, la agenda del Gran Reajuste del FEM, que dice que para el año 2030 “no poseerás nada y serás feliz”, es un plan socialista radical diseñado por las élites globales que “busca ‘apretar el botón de reajuste’ en la economía global” y establecer un Nuevo Orden Mundial radical que parece emular de cerca muchos aspectos del Sistema de Crédito Social chino.
De hecho, el presidente del FEM, Klaus Schwab, ha elogiado constantemente al presidente comunista chino XI Jinping por los llamados “importantes logros sociales y económicos” de su país, al tiempo que se refiere a China como una fuerza de “inclusión” en el mundo, a pesar de las pruebas creíbles de que el régimen chino está involucrado en el genocidio, la extracción de órganos y otras prácticas inhumanas para aumentar aún más el poder de lo que los críticos llaman el “primer estado verdaderamente totalitario del mundo”.