Por Gabriela Moreno – Panampost
Los insoportables cortes de electricidad en Cuba encienden las protestas en la isla, a pesar de la represión que ejerce el régimen castrista en contra de quienes que manifestando su descontento con el deplorable servicio. Estos focos de sublevación también demuestran que la lucha por la “patria y vida” enquistado desde el 11J sigue vigente.
La campaña de miedo desplegada por la administración de Miguel Díaz-Canel para contener a la población enardecida por los apagones fracasa desde Pinar del Río a Trinidad, pasando por Holguín y Granma, así como otras pequeñas localidades donde el temor a quedar tras las rejas no detiene ni sus cacerolas, ni reclamos en las vías públicas.
Las comunidades están en las calles. Las fuerzas estatales y de seguridad ya no las intimidan como en el pasado. Cifras del grupo de trabajo Justicia 11J reportan 57 detenidos en los últimos dos meses, a raíz de la irregularidad en el suministro de energía. De ellos, 33 están en prisión.
Sin registro
En un comunicado de la organización, divulgado por Cubanet, se señala que persiste “la inexistencia del registro público de las personas en estatus de detención, lo que les coloca ante una situación más marcada de vulnerabilidad, pues es menos probable que la detención llegue a ser noticia, y con ello, disminuye la movilización de esfuerzos para lograr excarcelaciones o cambios de medidas cautelares”.
Además recalcan que “mientras en Cuba la población está consternada por el uso negligente de jóvenes que cumplían el Servicio Militar Obligatorio para contener un incendio en Matanzas, vemos denuncias nuevamente que alertan sobre el envío de los jóvenes a reprimir protestas”.
Sin tregua
El régimen de Díaz-Canel enfrenta un panorama complejo. Hoy Cuba tiene 5,87 GW de capacidad de generación instalada, pero solo 3,2 GW están operativos, según un informe de la compañía estatal Unión Eléctrica (UNE) revelado por BBC.
Con casi la mitad de su infraestructura fuera de funcionamiento, a diario hay reportes de fallas en las centrales termoeléctricas, encargadas de cubrir la mayor parte de la demanda de hasta 3.000 megavatios (MW) en hora punta, donde las energías renovables aportan menos de 6 %.
Jorge Piñón, director del Programa de Energía para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad de Texas, en entrevista con BBC, estima que el problema estructural es solución visible a corto plazo.
«Las termoeléctricas no están funcionando porque tienen más de 40 o 45 años de explotación, no se les ha dado mantenimiento regular ni inversión, y usan crudo nacional cubano con alto contenido de azufre».
Falta capacidad
Esta es una cruda realidad que enfrenta la ciudadanía a diario. Cuba tiene 13 centrales termoeléctricas. Sin embargo, ocho tienen más de 30 años de servicio y cinco, si bien son más mdoernas, corresponden a platas flotantes alquiladas a Turquía desde 2019 para evitar un colapso total que requiere la inversión 1,5 millones de dólares, el mismo monto que gastó el régimen en ampliar la capacidad hotelera, cuando la afluencia de turistas está en el mínimo.
La escasez de diésel en la isla incide. El chavismo, que desde Venezuela aportaba 100.000 barriles diarios en 2016, ahora despacha alrededor de 56000 barriles diarios.
Rusia intenta apoyar con el envío de un tanquero con 700.000 barriles, pero el impacto de la escasez es innegable cuando hasta el Zoológico Nacional de Cuba, ubicado en La Habana, redujo los recorridos en safari por el déficit de combustible. Ahora sólo saldrá los viernes, sábado y domingo. A ese paso, las protestas se mantendrán y aumentarán aún en la oscuridad.