Por Oriana Rivas – Panampost.com

Xi Jinping, el presidente de una de las mayores potencias mundiales, tiene trazado un cuidadoso plan de crecimiento económico y político que le garantizaría no solo mayor poder dentro de China, sino una posición más relevante en el frente internacional. Este último punto es quizás el más importante en medio de una expansión de su influencia en continentes como el africano o en la región de América Latina.

Pero puede que no todo le esté saliendo bien. Aunque en junio pasado aseveró que China iba a alcanzar sus objetivos, remarcando el crecimiento de la económica en 2022 «con 5,5 %», los indicadores no le están acompañando. En contraste, la vapuleada Taiwán, tildada de «provincia rebelde», termina registrando cifras que la ubican por encima de su vecino.

Las estimaciones del crecimiento de China viene de firmas internacionales. Por ejemplo, Goldman Sachs prevé que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) bajará de 3,3 % a 3 % este año. El motivo fue una caída de los datos económicos de julio y incipiente crisis energética por altas temperaturas que están padeciendo en ese lado del mundo. Sin embargo, Nomura Holdings lanza un escenario más débil con una previsión que pasó del 3,3 % al 2,8 %, replicó Bloomberg. Previamente el Fondo Monetario Internacional, había disminuido de 4,4 % a 3,3 %.

El impulso que hace EEUU

Mucho más pequeña en territorio y en cantidad de habitantes, Taiwán indica que su crecimiento económico será de 3,76 %, según su agencia de estadísticas. Es un recorte de lo que habían registrado hace dos meses con 3,91 %, pero en términos comparativos con China, termina siendo un número levemente mayor.

La isla además, es la mayor fabricante de semiconductores del mundo. Aquellas piezas mínimas presentes en todo aparato electrónico y que han generado asperezas comerciales entre China y EE. UU. y un impulso económico para Taiwán.

Ahora se suma un reciente acuerdo entre Taipéi y Washington para iniciar negociaciones comerciales y de inversiones. Esto, podría incomodar más a Pekín, dirigida bajo un modelo comunista con rasgos de capitalismo. El objetivo, será estimular la producción agrícola, establecer estándares anticorrupción, fomentar las buenas prácticas, mejorar el comercio entre empresas pequeñas y medianas eliminando restricciones.

No hay relaciones oficiales entre EE. UU. y Taiwán, pero eso no impide que la potencia norteamericana se niegue a impulsar más a su aliado. Luego de aquella visita de la presidente de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, —que dejó mayores tensiones con China— parece que la Casa Blanca decidió fijar una posición más firme. A mediados de agosto, otra comisión del Congreso del EE. UU. aterrizó en la isla para demostrar «una amistad que no teme las amenazas e intimidaciones de China”.

Las jugadas de China

Mientras todo esto ocurre, China aún mantiene bloqueadas las importaciones taiwanesas tras su molestia por la visita de Pelosi. Y es que lo consideraron una ofensa ya que según el Partido Comunista de China (PCCh), la isla les pertenece. La advertencia de Goldman Sachs es que eso puede tener consecuencias en su crecimiento económico a corto plazo.

En paralelo, los «ejercicios militares» de Pekín no han parado en el espacio aéreo alrededor de Taiwán. Los ejercicios representan «una respuesta solemne a las jugadas políticas de EE.UU. y Taiwán, que socavan la paz y la estabilidad del Estrecho de Taiwán», dijo el coronel Shi Yi del Comando de Operaciones del Este, citado por CNN.

En pocas palabras, usando los terrenos de la economía y de la diplomacia, tanto Joe Biden como Xi Jinping están cada uno presionando de su lado con Taiwán en el medio de la disputa. Lo que sí está claro es que el crecimiento económico de China no está en las condiciones que exigía el mandatario asiático.

Envía tu comentario

Subscribe
Notify of
guest
0 Comentarios
Más antiguos
Recientes
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios

Últimas